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lunes, 25 de mayo de 2020

"EL FÓSFORO ENCENDIDO": ENCUENTRO CON VÍCTOR RAMÍREZ


"EL FÓSFORO ENCENDIDO": ENCUENTRO CON VÍCTOR RAMÍREZ
POR FRANCISCO UMPIÉRREZ SÁNCHEZ (*)

11 de abril de 2002

(NOTA: El viernes día 7 a las 19 horas se presentó "EL FÓSFORO ENCENDIDO", de Víctor Ramírez, en el Club Prensa Canarias. Junto a Jose Almeida, Arcadio Díaz Tejera y el autor, intervendrá Francisco Umpiérrez Sánchez, de quien es el prólogo del libro. Consideramos de interés reproducir éste en nuestro periódico.)

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Era una tarde desapacible de abril. Pero me llevé la inmensa alegría de tropezarme en la calle con Víctor Ramírez. Nos saludamos cariñosamente.
         Hacía tiempo que no nos veíamos. Solíamos vernos, hace ya para tres años que no, en la prensa escrita, por medio de nuestros artículos, y no en persona. Nos cogimos aprecio y respeto mutuo por ese medio. Nos unió la palabra y un espacio en la prensa escrita.
         Pero ese espacio se cerró. A los dueños de los medios de comunicación de masas dejaron de interesarles los pensadores libres, radicales y críticos. Y dejamos de vernos.


Insisto en la importancia que tiene el que nos hayamos conocido de forma mediata y no de forma inmediata, que nuestra amistad se haya labrado por medio de nuestras ideas, cuando éstas circulaban libremente. Todo esto indica que nos valoramos mutuamente por lo que representamos, y no por tal y como somos en la vida cotidiana.        
         Y lo que representamos, dicho sea de forma general, son los intereses de los oprimidos. Por eso se silencian nuestras voces, y las de otros.
         No estoy de acuerdo en catalogar a Víctor Ramírez como independentista. Nos da una visión demasiado unilateral y parcial de su personalidad política e intelectual.
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Víctor Ramírez debe ser catalogado, de forma general, como una personalidad de izquierda, que está al lado de los oprimidos y del socialismo. Detesta el imperialismo, que no es más que la fase superior del capitalismo. De ahí que esté por la liberación nacional de los pueblos optimidos.
         Por otra parte está su dimensión literaria, que le da a su pensamiento un carácter aún más general si cabe. Esto es un aspecto fundamental de su personalidad intelectual que desgraciadamente suele ocultarse por propios y extraños.

Víctor Ramírez es un intelectual de corazón. En la percepción las cosas están ahí delante de nosotros; podemos verlas y analizarlas. Pero por medio del corazón nosotros estamos en las cosas.
         Y así es Víctor Ramírez: está en las cosas de las que habla, viviéndolas y padeciéndolas con intensidad, haciéndose así con un sentimiento poderoso. De ahí que su pensamiento esté dotado de una gran fuerza y vitalidad.

Compárese el pensamiento vitalista e impetuoso de Víctor Ramírez con el de Román Rodríguez: burocrático y formal donde los haya. Y esto se debe a que Román Rodríguez carece de corazón, no siente lo que habla y está separado a años luz de las desdichas del pueblo canario.
         Yo puedo hablar de la cobardía de forma ocasional y usar la palabra 'cobardía' cuantas veces quiera. Pero en Víctor Ramírez la cobardía es un tema recurrente, al que ha dedicado mucho pensamiento y reflexión durante años.
         En suma, en Víctor Ramírez la cobardía es un concepto elaborado y cultivado, y no una simple palabra o una reflexión ocasional. Esto pone de manifiesto una de sus grandes virtudes intelectuales: seleccionar un aspecto de la vida, ya sea de un pueblo o de un individuo, y estudiar sus múltiples manifestaciones durantes años.
         Ha desarrollado así un afinado sentido para descubrir la cobardía incluso allí donde más se oculta. Se ha vuelto un eficaz psicólogo en este ámbito.
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A nosotros no debe interesarnos Víctor Ramírez en cuanto persona particular; incluso no debemos condicionar nuestra estimación de sus valores intelectuales por ese afán suyo por la independencia de Canarias.
         A nosotros nos debe interesar Víctor Ramírez en tanto prototipo intelectual, como ejemplo de virtudes intelectuales, y también como persona moral.
         Esto es lo que debemos aprender de él. Su lenguaje desenvuelto, alegre y libre. Su constancia, su voluntad y su empeño. Su corazón, su sentido de la realidad y su radicalidad.

Su compromiso poderoso con los oprimidos, sus ansias de libertad y su deseo ineluctable de transformar el mundo. Ese mundo capitalista que nos rodea por todas partes, repleto hasta la saciedad de opresiones e injusticias, y que tiene a su persona entristecida.
         Queremos a Víctor Ramírez por lo que representa. Nos volveremos así más objetivos y más prácticos en la estimación de su personalidad, evitando causar la impresión en sus detractores de que somos unos detestables aduladores y pamplineros.
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EL IDEARIO NACIONALISTA (III)

Vaya por delante -para que no me malinterprete mi estimado y admirado Víctor Ramírez- que por ideólogo entiendo, pura y llanamente, al productor de ideas, a la persona que se dedica a producir ideas y  ponerlas en circulación en la opinión pública.
         En segundo lugar, he de decir que si algún independentista me preguntara a qué autor debería leer para mejorar la defensa ideológica de su causa, le respondería, sin ningún género de dudas, que leyera a Víctor Ramírez.
         Y en tercer lugar, es justamente en este sentido en el que llamo a Víctor Ramírez con el rubro de "ideólogo nacionalista", en el sentido de que es una persona que produce ideas que los militantes activos de una determinada tendencia política, a saber, los nacionalistas, necesitan para mejorar la defensa ideológica de su causa.
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Aclarada esta cuestión, centrémonos en el trabajo de hoy, donde trataremos de establecer las diferencias ideológicas que existen entre el nacionalismo moderado y el nacionalismo radical.
         Cuando unos periodistas le preguntaron a Arzallus, durante las elecciones pasadas, qué significaba para el Partido Nacionalista Vasco el derecho a la autodeterminación, respondió:
"El derecho a la autodeterminación no es un derecho que haya que ejercerse de un día para otro, sino un proceso largo durante el cual el pueblo vasco se irá autodeterminando poco a poco".

Mientras la respuesta de Arzallus es oscura y escurridiza, puesto que de derecho a la autodeterminación sólo sabe decirnos la vaguedad de que es un proceso, la respuesta de Víctor Ramírez es clara y comprometida; pues no dice, siguiendo a Lenin, cuál es la esencia histórica del derecho a la autodeterminación, que no es otra que el derecho de los pueblos a la independencia estatal.
         Pero esta vaguedad y huida en la repuesta de Arzallus se debe a que el líder del PNV no cree con firmeza en el derecho a la autodeterminación, mientras que Víctor Ramírez cree en él con toda firmeza y resolución.
         Surge aquí, por lógica, una pregunta: si Arzallus no cree con firmeza en el derecho de autodeterminación, ¿qué razones lo obligan a hacer una defensa del mismo?

Dos fundamentales: una, porque así le arrebata el arma ideológica fundamental que tiene en su discurso Herri Batasuna; y dos, porque es una consigna que puede ser usada para meter miedo y presión al Gobierno central.
         Mientras que Víctor Ramírez, por el contrario, defiende el derecho de autodeterminación, no porque pretenda aparentar radicalidad o asustar al Gobierno central, sino porque sencillamente cree que es lo mejor para el pueblo canario.
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Estas diferencias ideológicas que hallamos al comparar a Xabier Arzallus con Víctor Ramírez son las mismas que encontraríamos si comparáramos a Juan Manuel García Ramos de nuevo con Víctor Ramírez.
         Son, en suma, las contradicciones ideológicas que hallamos en el seno de los movimientos nacionales en general, entre su tendencia moderada y su tendencia radical, entre el liberalismo y el socialismo, entre el aparentar y el ser esencial, y entre el idealismo conceptual y el materialismo histórico.
(*) FRANCISCO UMPIÉRREZ SÁNCHEZ es filósofo, semiólogo y Director del Centro de Estudios Karl Marx (Cekam)




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