ANTOLOGÍA DE UN RESPONDÓN
FEDERICO
GONZALEZ RAMIREZ
CANARIAS7 20-10-1993
INDEPENDENTISMO, lucha, prosodia
enrabietada y literatura sobre la literatura, en las porciones físicamente
acotadas impuestas por la escritura en papel diario.
Víctor Ramírez (San Roque, Las
Palmas de Gran Canaria), respondón insigne de la prosa canaria, se ha
parapetado tras el manto acogedor de Editorial Benchomo para ofrecer al
reconocimiento público un centenar de artículos de prensa, publicados por Diario
de Las Palmas entre octubre de 1991 y mayo de 1993 y reunidos ahora ("Respondo", editorial Benchomo,
Santa Cruz de T enerife-Las Palmas de Gran Canaria, 1993) en una mudanza
clásica desde el guiño raudo del periódico a la propuesta serena del libro.
La literatura que Ramírez ha vertido
sobre el medio periodístico se nutre de las mismas esencias que sus más
logradas narraciones, sólo que lo que en la ficción son insinuaciones que
visten la piel de multitud de personajes, en la opinión es una tensa y continua
invitación, a pecho descubierto, a la reflexión desgarrada acerca de sus tesis
vitales.
En un paisaje opinativo inundado de
dogmas, sorprende que sistemáticamente la literatura periodística de Ramírez se
abrigue de interrogantes. Así, y en respuestas a un ¿figurado? alter ego
("Me preguntas, pariente..."),
los artículos de Ramírez se encabezan siempre con una pregunta eludiendo la
afirmación inmutable y propiciando al lector un motivo seductor para la
incursión por los terrenos del análisis y no de la homilía.
Pese a ello, lo tiene claro,
clarísimo, lo que no obsta a los disidentes de sus posiciones políticas para
sentirse reflejados y acogidos en su palabra. Ramírez defiende sin ambages la
existencia de la Patria Canaria, la independencia de su pueblo y la diginidad
de los perseguidos. Esa defensa es la que aglutina lectores, «porque los poderosos son una
minoría peligrosa, hermano».
Y sobre esos tres soportes (y otros
muchos, pero esos fundamentalmente) construye su universo analítico. "Hoy ya sé cuál es mi patria.
Mi patria es Canarias, ni patria chica ni patria grande; simplemente la patria
(la grande es la Humanidad, si quieres". dice en
uno de ellos, en el que se descubre la existencia del poeta antillano Derek
Walcott, receptor del Nobel literario del 92.
Pero tanta provocación (los que no
siguen los caminos diseñados por el sistema siempre provocan) se tiñe de
ternura sobria, intensa, empapada en vida, en las esquinas más inesperadas del
tapiz de sus relatos.
Así, un Ramírez rememorativo invoca
la presencia de su padre en una entrañable danza de la memoria con el popular
Cantinflas, nacidos ya ambos para el recuerdo ("Por eso Mario Moreno se convirtió en algo muy de
uno.Porque mi padre sólo se emperchaba para visitarlo en sus películas y ser
feliz gracias a él, inocentemente muy feliz (...) Murió Cantinflas hace poco,
murió Paquito Ramírez hace casi veinticinco años. Los dos forman parte de mi
rica mitología, los dos son raíces de mi ética (...) Creo que, si lo pienso sin
soberbia, he sido un hombre de suerte al haber contado con elllos").
Su apuesta es que en esa centuria de
artículos, y por primera vez, Ramírez dibuja en tinta impresa su autorretrato
con la misma fiereza y sinceridad con la que Rembrandt se empeñaba en verse a
sí mismo. Canas ensortijadas y generoso bigote, no es más -ni menos- que el
protagonista imposible de una ranchera de José Alfredo Jiménez (El Rey, Que
te vaya bonito...), "la
única persona a quien quise conocer en persona", juega
redundante Ramírez.
Pero no es egoísta, no: el arcoíris
de su paleta de escritor se emplea en "Respondo"
con igual dedicación a la prospección de sus más personales
argumentos como a la divulgación de infinidad de propuestas ajenas, actuales o
añejas, tan interesantes como carentes de resquicios en la rutina selectiva de
los medios de comunicación (revista Afche, Asociación Deportiva Lomo Blanco, ...). y de
fútbol -y la UD, por
fortuna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario