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martes, 14 de abril de 2020

RESPUESTA AL ARTÍCULO DE ANTONIO PERDOMO “PLANO Y CERRADO”,


RESPUESTA AL ARTÍCULO DE ANTONIO 
PERDOMO “PLANO Y CERRADO”,
de JOSÉ ALMEIDA ALFONSO en Diario de
 Las Palmas, 3-abril-1995
Leí un artículo de Antonio Perdomo titulado “Literatura abierta”, que fue publicado el pasado día 25 de Marzo en LA PROVINCIA. Y quiero hacer algunas apreciaciones que considero de justicia, especialmente por las afirmaciones que hace su autor sobre la literatura de nuestro escritor V.R. en contraposición con el escritor español Juan Benet.

Cierto es que en cuestión de gustos literarios no hay por qué pontificar. Pero resulta sospechosa la insistencia de escritores canarios, como el señor Perdomo, en proteger sus lógicas frustraciones con autores extranjeros –como lo es el señor Benet, autor del que no trago su farragosa literatura- para atacar lo propio tan menguado e indefenso.


El mismo Ramírez –y eso debe saberlo  Antonio Perdomo- es de los poquísimos que, con su literatura y con sus antologías y con sus páginas literarias de prensa y con sus artículos y ediciones, ha luchado y lucha para que nuestros escritores –entre éstos el mismo señor Perdomo- sean conocidos y considerados con el mismo respeto que los de cualquier lugar del mundo.
Y por mucho que gente ingrata como Antonio Perdomo, a quien leía por vez primera en una antología de concretamente V.R. y Rafael Franquelo, intenten ningunear o distorsionar pérfidamente la literatura de Ramírez, no lo conseguirán porque esa literatura se defiendo por sí misma. Nadie de los que la lean con los ojos de la imparcialidad y de la sensibilidad puede sustraerse a su encanto, a su originalidad, a una altura prosística conseguida por pocos novelistas en todo el mundo.

Y esto no lo digo solamente yo; esto se lo he oído decir a personas de criterio fiable. Por eso creo de justicia testificar sobre la opinión de algunas de estas personas no canarias que por azar leyeron algunas obras de V.R. Me refiero concretamente al escritor y periodista español Ricardo Bada, residente en Colonia de Alemania, al escritor chileno Luis Sepúlveda, autor de “Un viejo que leía novelas de amor”, y al colombiano Álvaro Mutis, autor grandemente considerado, y al que el mismo García Márquez considera maestro y quien Mutis dedicó su novela “El general en su laberinto”.

Ricardo Bada dijo que, cuando leyó CUENTOS COBARDES hace más de quince años, no pudo menos que manifestar que V.R. había conseguido una de las mejores prosas narrativas en el castellano de los últimos tiempos; y cuando lo dijo, no conocía personalmente a Víctor.
Bada, onubense de nacimiento, compró el libro en Madrid, ya residiendo él en Alemania. Y fue él mismo quien regaló NOS DEJARON EL MUERTO a Luis Sepúlveda cuando convalecía éste gravemente enfermo en un hospital de Hamburgo hace un par de años.

Quedó Luis tan emocionalmente sorprendido que no cejó hasta conocer personalmente a nuestro V.R., a quien –y fui testigo directo- trata de hermano. Quedó Luis tan encantado con la lectura de la novela, que incluso la fotocopió muchas veces, enviándola a amigos de muchas partes del mundo.
Y el mismo Luis Sepúlveda me contó que en Narbone de Francia se celebraba un homenaje a Álvaro Mutis, y dejó a éste NOS DEJARON EL MUERTO, recomendándole su lectura. Tra el almuerzo, Luis bajó a la playa y allí, en una silla, vio cómo Mutis leía con un gesto típico suyo de completa atención –movimiento descontrolado de la dentadura postiza- la novela de Víctor.

Por la tarde, cuando Álvaro Mutis estaba en la mesa principal, tardaba en comenzar su discurso en el Auditorio de Narbone completamente lleno –con inclusive muchos de pie, y en completo silencio, dando golpes con los dedos en la mesa.
Los asistentes al acto estaban extrañados, mirándose unos a otros, hasta que el homenajeado arrancó diciendo: “¡Puta madre!, acabo de leer una de las mejores novelas que he leído en los últimos veinticinco años y desconozco al autor”. Se lo decía Álvaro Mutis a sí mismo con reproche.
Esto lo contó Luis Sepúlveda delante del mismo Víctor, de Rafael Franquelo, de José Miguel Cuenca y de mí en una entrañable cena en el restaurante “Balalalaika”.

Sin embargo Antonio Perdomo, en su artículo titulado “Literatura abierta”, aprovecha para intentar minimizar hasta el ninguneo la obra de V.R. pretextando alabar la literatura de un extranjero como Juan Benet. Y quien califica el mundo novelístico de Ramírez de “plano y cerrado” o no sabe leer, o apenas le ha leído y le tiene mucho odio a nuestro escritor, o su espíritu sí que es plano y cerrado.


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