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miércoles, 22 de abril de 2020

PRÓLOGO de “SUSURROS DE SOLEDAD”: LA ILUMINADORA LLAMA PODEROSAMENTE LIBERTARIA DE VÍCTOR RAMÍREZ


PRÓLOGO de “SUSURROS DE SOLEDAD”: LA  ILUMINADORA  LLAMA PODEROSAMENTE  LIBERTARIA DE  VÍCTOR RAMÍREZ

POR JOSE ALMEIDA
En más de una ocasión ha contado el escritor y profesor Víctor Ramírez que, allá por el año 1991 le rondaba la idea, cada vez más persistentemente insidiosa, de dejar de escribir para siempre jamás.

Y le rondaba esa idea de no querer escribir ni una línea más, no porque pensara que ya no tenía nada interesante que contar, o porque, de pronto y de repente, le hubiera asaltado la pereza o la desidia. No. Simplemente era -como él lo escribiera en alguna ocasión- "por la tremenda dificultad o la casi absoluta imposibilidad de que puedas realizarte honestamente como escritor en Patria tan sometida, donde lo propio deba ser despreciado o minusvalorado, e incluso ninguneado, porque así lo ha dispuesto y dispone el poder metropolitano a través de los llamados medios de comunicación y de los centros docentes".
Pero -por bendito milagro, por bendita suerte para muchos, entre los que me cuento- a finales del año 1991 iba a ocurrir "un suceso de talla" que influiría beneficiosamente -como gusta decir al escritor Rafael Arozarena para nombrar a algunos acontecimientos que puedan provocar cambios imprede-cibles- en la vida y en la obra literaria de Víctor Ramírez.

Ese año de 1991, el que fuera director del Diario de Las Palmas, Santiago Betancor Brito, le admitió la idea de llevar él la separata cultural de este periódico vespertino y centenario: un cuadernillo central que saldría una vez por semana conocido con el nombre de Cartel de Las Artes y Las Letras.

Víctor aceptó el reto e implicó en el proyecto a Rafael Franquelo y a tantísimos escritores y creadores canarios que NUNCA antes habían dispuesto de algún medio de comunicación para dar a conocer sus creaciones. Sería al poco tiempo de estar llevando las páginas de  Cartel cuando el director le propuso a nuestro narrador la posibilidad de escribir, además de narrativa, artículos de opinión sobre acontecimientos que fueran de interés general para los lectores.
Entonces –y pese a que Víctor le advirtiera que sería fiel a su modo de pensar- empezaría a escribir sobre temas, cuestiones y personas que tuvieran que ver, preferentemente, con Canarias. Cuando ya hubo escrito los cien primeros artículos -o “reflexiones periodísticas”, como prefiere llamar a sus colaboraciones en prensa- publicados entre los primeros de octubre de 1991 y el cuatro de mayo de 1993, se atrevió a reunirlos en libro: por "la insistencia de algunos amigos majaderos y por la amabilidad editora del también amigo Cándido Hernández " -como confesó en cierta ocasión.
Así, el  primer libro publicado con sus particulares "reflexiones periodísticas", que aparecería en junio de 1993, se llama Respondo y marca un hito (como lo marcó con su narrativa, según manifestó el mismo Isaac de Vega cuando leyó Cada cual arrastra su sombra en 1972) no sólo en su literatura -que hasta este momento había sido fundamentalmente de "ficción"- sino también en la historia de la literatura y el periodismo en Canarias. Y no piensen que exagero, que me puede la sentida amistad que le profeso. Sé bien lo que digo.
Pero no se iba a quedar aquí -como muchos hubieran querido, como muchos todavía están queriendo, por suerte inútilmente- el impulso, el pensamiento y el sentimiento inconteniblemente libertario de Víctor. A Respondo le siguieron La escudilla, La rendija, Palabras de Amazigh...

Como podrán comprobar todos aquellos que se acerquen a estos libros, desde aquel Respondo de 1993 hasta el último, han pasado muchos años, muchos años en los que Víctor se ha mantenido fiel a su sentimiento liberador, a su pensamiento libertario y donde ha conseguido mantener -contra vientos censurantes, contra mareas de viles cobardías, de infames traiciones- la llama viva de la insumisión, de la rebeldía, de la querencia independentista en nuestra sorroballada, humillada Patria, en nuestra ignoran-tada y ninguneada Patria Canaria.
Y si Víctor continúa siendo fiel a su pensamiento libertario y sigue atreviéndose a publicar sus sentidas "reflexiones periodísticas", en formato de libro, es porque está convencido de que leer "significa fundamentalmente agudizar la inteligencia y conmover la sensibilidad. Significa, sobre todo, agudizarlas para no dejarte sorprender engañosamente por las enturbiadoras brumas de la vorágine del presente".
Y si Víctor -reconocido como uno de los más grandes escritores canarios de todos los tiempos y uno de los intelectuales más combativos de nuestra tierra- continúa escribiendo es porque, como él declara "tengo el deber de insistir en que habitualmente los canarios desconocemos cuál es nuestra realidad, porque los canarios vivimos respirando mentiras e ignorantaciones envilecedoras emanadas de todos lados: de la televisión, los periódicos, las emisoras de radio, de los colegios, institutos, universidades -y salvo mínimas excepciones".

Somos muchos ya los que reconocemos y afirmamos rotundos, sin ambages ni medias palabras, que si no fuera por la voz, por la palabra insumisa, rebelde, libertaria de nuestro querido y admirado Víc-tor Ramírez, en Canarias no existiría la verdadera y libre expresión de algunas formas de pensar radicales –que vayan a la raíz de nuestra problemática realidad-, esenciales y que también compartimos muchos, pero que por desconocimiento o temor, por cobardía o incapacidad, no sabemos expresarlas literariamente como él lo hace.
            Aunque le duele indeciblemente que la mayoría de sus paisanos sean analfabetos funcionales y que éstos, quizá, no lleguen nunca a leer ninguna de sus obras, él sigue empeñado en publicar novelas, cuentos, reflexiones periodísticas; como también participa en conferencias, en encuentros, en programas radiofónicos, porque entiende que es la única forma de mantenerte vivo en este "torreón carcelario", en este "paraíso podrido" en que se han convertido, en que han convertido, estos terriblemente encantadores atlánticos peñascos africanos.
Reconocidas como magistrales son, sin excepción, sus obras narrativas –tanto cuentos como novelas. Pero de lo que no cabe duda es que con sus "reflexiones periodísticas" es donde Víctor Ramírez ha aportado más al despertar de la conciencia nacional canaria, al resurgir del sentimiento dignificador, insumiso, libertario de sus escritos.

Víctor Ramírez, en cada uno de sus artículos, en cada uno de sus libros, se arroja desnudo, pero con argumentos irrebatibles, al terrero de la rebeldía en alta voz, para señalar y desenmascarar de una agarrada certera a los esbirros y mayordomos del poder colonial español en Canarias, a los cortesanos y a los que doblan el espinazo ante los viles personajillos que sólo son instrumentos perpetuadores de la ignorancia, la esclavitud y la sumisión de la gran mayoría del pueblo canario.
            Por todo esto se ha atrevido –en “soledad solidaria”- a encarar su destino con un mínimo de va-lentía que le permita seguir rebelándose contra la opresión; por estos anhelos quiere Víctor Ramírez "dejar constancia escrita -formando un todo más manejable en libro- del reflexionar sentido de un canario independentista que también a veces ejerce de escritor, y con  la esperanza de que a otros sirvan para algo esas reflexiones".

Aunque la necesidad por "dejar constancia escrita" es imperiosa y obliga a un sentido y vívido compromiso diario ("el compromiso es para mí libertad, no pesada losa", te dice de plano mirando profundo y fijo), aunque la necesidad se imponga tozuda y obligue constante a una urgente respuesta, jamás descuida la forma.
Víctor Ramírez no sólo medita y reflexiona lo que quiere decir, sino que atiende cuidadoso el cómo lo expresa. Esta poco común actitud de los que escriben en los periódicos por perfilar estilísticamente sus textos o artículos de opinión, obedece, sin ningún asomo de duda alguna, a una doble querencia: tanto considera que es imperativo clarificar las ideas, los pensamientos, para ser más preciso y contundente -"…pues así deben ser las opiniones…"- siempre inspirado en el firme deseo de disipar las posibles sombras de la ambigüedad, que podrían ocultar o confundir el camino o la verdad que señala y que quiere compartir, como ve importantísimo el encontrar la forma más eficaz de comunicar sus ra-zonamientos, para que no quepa la menor duda, sin ambages y sin medias palabras.
Como muy bien observó el ya fallecido periodista José Miguel Vargas "Víctor Ramírez perfila en párrafos cortos y entregas directas el quehacer de un observador multifacético que no dirige su mirada hacia un solo único punto del horizonte de la vida cotidiana, sino que otea desde su azotea de barrio todo aquello que le conmueve e indigna para proclamarlo o denunciarlo; aunque la censura, dice el autor <existe implacable>".

Después de leer estas "reflexiones periodísticas", -estos Susurros de soledad-, uno ya no puede ser el mismo y se confirma la finalidad y el logro del intelectual como aquel que nos hace ver, sentir y comprender, lo que antes, tal vez, no veíamos, ni sentíamos, ni comprendíamos.
Nuestro gran escritor Isaac de Vega describió perfectamente la actividad que nuestro autor adopta ante la realidad canaria que le circunda: "Sabida es la fijación de Víctor Ramírez por lo popular, no únicamente como más o menos caótico y de historia a mano para entretener, sino como profunda comprensión y amor por las gentes que discurren sus vidas humildemente… Masas explotadas de donde sale toda especie de riqueza, toda clase de lujos, toda clase de soberbias de los otros menos, triunfantes en esta dudosa vida de todos los días, que se hacen sobre los que exprimen, asentados en una injusta democracia".
¡Incluso esto ha conseguido con sus escritos nuestro Víctor: que el hermético y tan reservado Isaac de Vega manifieste tan nítidamente sus profundos sentires políticos!
Otro gran escritor y periodista, Alfonso Oshannahan nos apuntaría que "a Víctor lo que le duele  esencialmente es su Patria, Canarias, sin asomo de egoísmo isloteño alguno, pues toda su prosa periodística arranca de la universalidad del canario, pero del canario universal, es decir, del canario no colonizado".
El camino, lo sabemos de sobra, es largo. Pero cada vez somos más los que nos paramos a reflexionar con los siempre iluminadores artículos de Víctor Ramírez.



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