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martes, 5 de noviembre de 2019

DESARMADOS


DESARMADOS
JM AIZPURUA
Aquí en la colonia; no dejan pensar. Donde va la gente va Vicente.  Vicente “el godo”; claro. Pero yo no soy de aquí y además, pensar, es el último reducto de mi Libertad.

Ese Estatuto Canario es algo anacrónico y colonial: sirve para muy poco. Nos deja inermes.
¿Pensaron que nuestros vecinos africanos puedan usar las islas para entrar en Europa? Es algo incoherente que asentarte en Lobos, de un derecho de asilo para París, Munich, o Bruselas, pero ser R.U.P. tiene esas virtudes que se pueden convertir en tragedias.
¿Qué hacer ante oleadas de africanos en busca de dignidad?
Lo mejor sería que Canarias recobrase su libertad, y como Estado Asociado, no confiriera “europeísmo” al resto de africanos. La vía a Europa cambiaría de rumbo de inmediato. No se si los caciques han caído en la cuenta de que la represión migrante es una bomba de relojería a punto de estallar. El turismo en Canarias, al borde del mal, no superaría una escena de las que con concertinas, muros y porrazos nos tiene acostumbrados la política migratoria españolista con la sigla que sea.

No podemos admitir ni expulsar a los migrantes, no podemos dar trabajo digno, pagamos mal las pensiones y pronto les daremos un buen bocado… ¿se preguntan por qué los catalanes se quieren ir?
Los canarios aplatanados, vivimos en un sueño españolista que nos ahoga dulcemente sin que un grupo de isleños nos despierte con la dignidad de una causa nacional que nos ponga en el concierto mundial con nuestras raíces wanches, en la búsqueda de nuestras reales fortalezas y debilidades y no acatando los planes metropolitanos que nos llevan a la mediocridad y el desastre.
Nuestro modo de vida, impuesto desde Madrid, está obsoleto y con él ya no podemos progresar. Las limosnas, no hacen país, pues se necesita un Plan de Desarrollo (R.U.P.) que nos saque de pelear por los míseros cuartos con el de las anchoas y cia. Nuestro pasado, nuestras necesidades, nuestro progreso poco tiene que ver con el peninsular pues diferentes son nuestros retos y vecindades.
Por pensar un poco no se les caerá el pelo.
Nacionalismo, no es patriotismo. Envolverse en banderas para gritarle al vecino es una muestra de vandalismo; no de patriotismo.
El patriota busca lo mejor para su tierra, pero sin supremacismos, sin explotar al vecino y con la conciencia solidaria de buscar sinergias con sus semejantes. No es fácil ser patriota y más en este archipiélago que te hace caer en insularismos por mor de las distancias.
Al calcetín canario hay que darlo la vuelta. Cambiar de sigla no sirve para nada si los caciques siervos de la casta siguen mandando. Los proyectos de CC son ahora mantenidos por el Pacto de las Flores ¿dónde está el cambio, la mejora? ¿Dónde el camino al progreso?
Vamos al Tagoror, que por las urnas no sacamos nada. Pero entretanto; votemos a Podemos.


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