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jueves, 31 de octubre de 2019

TRAS LEER "EL CALLEJÓN SIN SALIDA"


TRAS LEER "EL CALLEJÓN SIN SALIDA" 
POR RICARDO GARCÍA LUIS

Víctor Ramírez -¿incombustible?- empezó aquel año con su "DESDE EL CALLEJÓN SIN SALIDA", libro de sesentinueve artículos: cincuentitrés publicados en DIARIO DE LAS PALMAS y dieciséis vetados o prohibidos por la dirección del mismo periódico y que vieron la luz posteriormente en LA VOZ DE LANZAROTE. El libro, con espléndida portada del recientemente fallecido pintor grancanario Jorge López Doblado, fue editado por la editorial "Benchomo".

         Lo prologó el escritor Alfonso O'shanahan (que se ve "recordando aquellos días en que, compartiendo páginas, muchos lectores nos veían, junto a otros colaboradores, 'coloreando' el periódico con unas tonalidades que llegaron a ser predominantes -y a la vez preocupantes para los no acostumbrados a esas clases de colores, inusitados en la prensa que por estos lares se estila... Mas todo pasa y fenece, y por ello recuerdo esa etapa como acaso la más vibrante e ilustrativa, por lo ejemplar, del Diario...").
         Esta declaración de O'shanahan justifica todos los artículos incluidos en este volumen de Víctor Ramírez (y en los ya anteriormente editados: "RESPONDO", "LA ESCUDILLA", "LA RENDIJA" y "PALABRAS DE AMAZIGH"). O'shanahan contempla como excepción lo que debiera ser normalidad en un país -se dice "democrático"- que recoge en su Constitución -tan traída y llevada... atropellada- la "libertad de expresión" como uno de los pilares que la tratan de legitimar (cierre de un periódico -el EGIN-, detención de periodistas, silencio vía publicidad institucional, ucases oficiales...).

Víctor Ramírez, didáctico -como buen profesor que es-, explica por qué Canarias "no levanta cabeza". De forma tenaz va repitiendo -en pura vigilia- que el remedio se encuentra en "luchar por la soberanía de Canarias" (no es un secreto para nadie que Víctor seguirá con su discurso independentista).
         Pienso que quien decidió "aburrirlo" (a base de arbitrarios "vetos y prohibiciones": basta leer los artículos censurados para darse cuenta de que fue una maniobra de intento de "acoso y derribo") cometió un error. ¿Consiguieron el objetivo? ¿Es conveniente cerrar el paso a un magnífico escritor porque a alguien -o a muchos- no le agraden sus ideas? ¿No se acentuará más su natural rebeldía?
         El sectarismo, el maldito sectarismo ("Quien no piense como yo, es mi enemigo") y la mediocridad (¿por qué no se acogieron sus oponentes al derecho de réplica?) sacaron a Víctor Ramírez -que se sentía feliz, ¡era feliz!- del DIARIO DE LAS PALMAS... En estos peñascos no estamos acostumbrados a convivir; la intolerancia es homicida. Impera, desde siempre, "el pensamiento único" (el 1984 orwelliano).

El libro se encuentra estructurado en base a un grupo de conversadores (no digo "tertulianos" porque me asquea la artera manipulación que éstos están realizando): el viejo Armiche, El Cobra, Miranda, el llamado Pancho y el propio Ramírez. Con la habilidad que le caracteriza -es uno de los grandes escritores de Canarias- pone a hablar a esta gente y no queda "títere con cabeza": se apoyan en textos silenciados o poco -o nada- conocidos y sacan sus enseñanzas éticas.
         Se habla de Timor, los palestinos, la Iglesia, políticos canarios, empresarios, instituciones... Todo va a parar a la necesidad de conseguir para Canarias su soberanía como solución de nuestros problemas: equilibrio emocional, búsqueda de nuestras raíces (identidad), solución a la miseria de una cuarta parte de la población nativa, potenciar lo nuestro..., dignidad.

Escojamos al azar: "No son malas minas las que algunos forasteros encuentran en estas Islas a pesar de que sus naturales somos tenidos por pobres..." (¿Quién, cuándo y por qué se dijo esto?; se le puede achacar, sin ir más lejos, al negocio de Tindaya; pero no. Lo escribió José Agustín Álvarez Rixo, natural del Puerto de la Cruz, en su libro "CUADRO HISTÓRICO DE ESTAS ISLAS CANARIAS DE 1808 a 1812" y refiriéndose a los "doscientos mil pesos" que consiguió el General Perlasca tras cinco años en Canarias.
         Termino con el artículo de Alonso Quesada, publicado en 1920 bajo el título         "¿POR QUÉ DESAPARECE EL LAUREL?": "Porque sobresale. El laurel no puede continuar en alto. Y enfrente del Casino, menos. Es la perenne historia insular. El rodillo nivelador de que nos habló en memorable fecha don Luis Millares. Hemos pasado junto al laurel herido. Durante muchos años se irguió gallardo, superior, espléndido. Pero los hombres pequeñitos diéronse cuenta de que el laurel les vencía en estatura y han acordado suprimirlo. Es un caso de envidia provinciana".
         Uno observa cómo nuestra intelectualidad -salvo contadísimas excepciones- se une incondicionalmente al poder de turno, ¡el que sea! Por lo que me pregunto: ¿y si Víctor, autor de una de las narrativas más importantes en lengua castellana, se hubiera acomodado, seducido por los cantos de sirena de ese poder?

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