PEDRO SÁNCHEZ, EL VENDEDOR DE COCHES
DAVID BOLLERO
Hoy entrevistaban a
Pedro Sánchez (PSOE) en Cadena SER y quise esperar a escuchar al presidente en
funciones para escribir esta tribuna. Lo cierto es que ha sido tan previsible
como lo será el resto de la campaña electoral, no sólo del PSOE, sino también
del resto de los partidos. Sánchez se ha revelado como un vendedor de coches,
de esos de película estadounidense que venden humo o, como decimos por estos
lares, un vende motos de tomo y lomo.
El líder socialista
pretende vendernos dos realidades por encima del resto. La primera, que el PSOE
no tuvo nada que ver con que el esfuerzo que hizo el pueblo español acudiendo a
votar en masa el pasado 28 de abril (más de un 75%) se tirara por el retrete.
Hace falta ser muy cínico para no cargar con si quiera una pequeña cuota de
responsabilidad sobre su propia incapacidad para llegar a un consenso y
constituir gobierno… o eso, o que realmente se lo crea y, de ser así, un
presidente del gobierno con tal miopía política es una auténtica amenaza
nacional.
La segunda realidad
que nos vende con su verborrea pausada maquillada de buen talante -ya podría
haber hecho gala de ello durante las negociaciones- es que cuantas más fuerzas
políticas surgen, más evidente es que sólo hay una opción de garantía que,
claro está, es el PSOE. ¿Acaso no aparecen nuevas formaciones, precisamente,
por el descontento que existe entre el electorado de, entre otros partidos, el
socialista? Pareciera que esas nuevas formaciones nada tienen que ver con la
desafección que provocan Sánchez y su cohorte.
Derivada de esa
última realidad, lo que el presidente del gobierno en funciones quiere hacer en
última instancia es hacer descansar la responsabilidad del desbloqueo en el
electorado. Dicho de otro modo, quiere que seamos nosotr@s mism@s l@s que
hagamos lo que él, teniéndolo todo servido en bandeja de plata, no fue capaz de
culminar. La desfachatez no tiene límites… como su lejanía de la realidad si de
veras cree que el 10 de noviembre conseguirá los votos suficientes para no
tener que llegar a ningún acuerdo.
Olvida el
socialista que no sólo se valorará su fracaso en las negociaciones para formar
gobierno, sino también sus 10 meses previos en La Moncloa, en los que la
mayoría de las reconquistas sociales fueron producto de consenso con Unidas
Podemos (UP) -que sorprendentemente, UP ahora parece no valorar esa fórmula
para lograr objetivos-, con grandes promesas incumplidas, como la derogación de
la reforma laboral o la ley mordaza (ojalá se le hubiera preguntado por eso).
Quienes sigan mis
artículos, sabrán que desde el principio aposté por un acuerdo programático con
UP sin que éste entrara en gobierno, especialmente, porque ninguno de los dos
entendió lo que realmente es una coalición. Tanto PSOE como UP lo entendieron
como dos gobiernos en uno, el primero creyendo que cediendo Empleo al segundo
era dejarlo en manos inexpertas y UP ansiando áreas de gran responsabilidad por
desconfiar del partido de Ferraz. El resumen es que ninguno de los dos partidos
considera que en un gobierno de coalición todo haya que consensuarse; no es
cuestión de repartirse ministerios y que cada uno imponga lo que quiera… claro,
que sin haber sido capaces ninguno de los dos de alcanzar un acuerdo
programático, ¿qué se puede esperar?
Pues humo, que es lo que hoy ha vendido Sánchez en la
entrevista. La gran incógnita es cuántos coches conseguirá vender el 10 de
noviembre, después de que los vendidos en abril ni siquiera hayan superado la
revisión de los 10.000 kilómetros.
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