A contracorriente
IZQUIERDISTAS DE NUEVO CUÑO
Enrique
Arias Vega
La gente e izquierdas de mi tiempo —en
la que me integré para luchar contra el franquismo— eran personas austeras,
orgullosas de los valores proletarios de la época: moral rigurosa, espíritu de
sacrificio, capacidad de aguante, más preocupada por el futuro colectivo que
por sus intereses personales inmediatos…
Los nuevos izquierdistas, qué quieren
que les diga, son de otra pasta. Para empezar me he encontrado con mucho
personal advenedizo, mucha gente mayor que lloró de pena cuando murió el
dictador y que ahora —cuando tanto se habla de “Memoria Histórica” — reniega de
su pasado o simplemente se le ha olvidado, como aquel Enric Marco, que llegó a
presidir la Amical Mauthausen de prisioneros españoles en campos de
concentración nazis y resulta que sólo era un impostor que vivió tan ricamente
bajo el franquismo.
Sin llegar a tanto, muchos nuevos izquierdistas
se han encontrado siéndolo por culpa de la moda, del adoctrinamiento, de que es
lo chic…
Este personal advenedizo no comparte,
por supuesto, los valores austeros y me atrevería a decir que hasta
conservadores, sobre todo desde el punto de vista moral, de sus predecesores.
Entonces, por ejemplo, las libertades sexuales de ahora eran consideradas
oficial y oficiosamente por sus líderes como “aberraciones burguesas.
Pero es que hay más. Recientemente me
he encontrado con gentes que dicen ser de izquierdas —y braman contra quienes
no lo son— que defraudan el IVA en sus chapuzas como autónomos, que perciben
dinero en “negro” para seguir beneficiándose del paro, que falsifican sus horas
de trabajo, que cobran subvenciones por actividades que no realizan, etcétera,
etcétera.
Se trata, pues, del personal más
insolidario, y hasta reaccionario, de todo el sistema solar. Y, sobre todo, se
trata de gente que da lecciones de comportamiento a los demás y les acusa de
ser ellos los autores de todas las perversiones que impiden el progreso social.
Ya me dirán.
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