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lunes, 7 de octubre de 2019

CTOR RAMÍREZ: EL PREMIO DE NO SER PREMIADO


VÍCTOR RAMÍREZ: EL PREMIO DE
 NO SER PREMIADO 
FRANCISCO TARAJANO PÉREZ
En 1985, siendo yo jefe del Seminario de Lengua y Literatura del Instituto “Pérez Galdós”, con dinero donado por la Asociación de Padres, compré para la biblioteca libros de autores canarios, tales como “Faycán” de Víctor Doreste, “Mararía” de Rafael Arozarena, “Tierra batida” de Agustín Millares, “Nos dejaron el muerto” de Víctor Ramírez y otros más.

En Julio de 2017, revisando mis viejos papeles, me encuentro con una dedicatoria de Víctor Ramírez fechada el 26 de octubre de 1987, que dice: “Para mi querido amigo Francisco Tarajano, agradeciéndole su lucha docente y literaria en pro de nuestro avasallado pueblo. ¡Viva Canarias libre! Un abrazo. Víctor Ramírez”.
Me parece que yo, con motivo de la presentación del libro de Víctor “Desde el callejón sin salida”, escribí y hablé así:
“En mis clases yo recomendaba a Víctor Ramírez como sobresaliente novelista; me interesaba que los alumnos canarios conocieran a sus eximios escritores tan valiosos o más que los que impone la policía de la cultura metropolitana”.
De Víctor Ramírez narrador en novelas y cuentos se ha hablado y hablará. Ahora me refiero al periodista. El periodismo es cátedra desde la cual se exponen ideas y doctrinas, se enseña y se convence, se incita, se amonesta; es altavoz por medio del cual el pueblo anuncia su contento o descontento; exige remedios a sus necesidades; expone legítimos anhelos; es palanca poderosa que empuja, arrastra y levanta las masas; por eso se le amordaza y priva de libertad de expresión, se le marca cauces para que en sus páginas no aparezca sino lo que interesa y consolida al gobierno y partido de turno.

Víctor Ramírez, educador inteligente, sabe que la prensa escrita u oral es una escuela siempre abierta que siembra cultura y educación, inspira ideas, dirige a la mente y voluntad, moldea el pensamiento de esa enorme masa que es incapaz de pensar y actuar por cuenta propia, es instrumento de aproximación humana.
Un buen día se nos apareció Víctor Ramírez como un magnífico periodista de opinión en el Diario Las Palmas. Con estilo claro, natural, sencillo, nervioso, certero y lleno de viveza y belleza, Víctor nos ha regalado más de mil artículos. Muchos nos hicimos lectores del Diario Las Palmas por admiración a Víctor.
En su libro “Desde el callejón sin salida” aparecen sesenta y nueve artículos en que El Viejo Armiche y El Cobra mantienen una conversación atrevida, sincera y limpia como lo que suele hacer Víctor con sus amigos en cualquier rincón. Tanto El Viejo Armiche como El Cobra son alteregos de Víctor; los dos a veces llegan a ser hipercríticos con la realidad de sus entornos, y entonces fustigan a la sociedad a través de las marcas que han impreso los hombres: hipocresía, ignorancia, cobardía, ridiculez, sumisión, abuso, incuria, inmoralidad política, social y económica, interés capitalista, boato, ramplonería, soberbia, corrupción.

Los artículos de Víctor desagradaban y molestaban a los ladinos políticos de turno y a los poderosos hacendados. Hace años, cuando existía Radio Popular, el amigo Rafael Rivero me grabó treinta programas para emitirlos en el mes de agosto en su hora de las ocho de la mañana. Un día Rafael me dijo que al Obispado habían llegado quejas por el contenido de algunos de mis poemas. Las quejas procedían del Clero y del Ejército. Tal como le pasaba a Víctor.
Muchos nos asustábamos con la valentía y rebeldía de Víctor. Temíamos que lo condenaran al silencio. Y así ocurrió. Víctor y yo compartimos ideas y conocimientos. Pensamos que con la conquista colonial se impuso el riguroso silencio y el borrón a todo lo canario; se impuso la cultura de la mentira apoyada por la fuerza de las armas; se borró la cultura de libertad y se falseó toda la historia canaria.

Víctor Ramírez es quizás el escritor más fecundo y sobresaliente de Canarias. En él es constante el grito reivindicador de la raza anonadada. Por eso no se le premia, por eso se le pretende eclipsar. Pero Víctor sigue gritando su rebeldía contra la producción capitalista hostil al arte y a la poesía y conquistadora del poder abusador. Y acaso ese sea su Gran Premio: que no se hayan atrevido a premiarlo siendo, para mí y bastantes otros, el escritor más fecundo y sobresaliente de Canarias.

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