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jueves, 26 de septiembre de 2019

D E L I R A N T E S A R G U C I A S


D E L I R A N T E S  A R G U C I A S
Rafael ZAMORA MÉNDEZ**
Es para atraer la atención, o, al menos, para hacernos buenamente ar sobre el divertido resultado que a veces proporciona el  curioso ejercicio común de algunas cultivadas  mañas que, llevadas a la pícara práctica, facilitan el boyante resultado de lo que apuradamente  se andaba apremiando.
En uno de los pricavilmeros viajes que realizáramos a Francia, para encontrarnos con la íntima Familia que por aquellas distantes latitudes, afortunadamente  han establecido su paradero, algunos meses antes, un muy habilidoso miembro del hogar, desmesuradamente, se rompía el coco, estudiando, repasando y releyendo guías de la habitual jerga “franchute”, para que buenamente le comprendieran y, más que nada, para  que, tranquilamente, se hiciese  comprender.

La común, natural y estudiantil jerigonza de noveles principiantes que, de jovencitos, nunca nos dejó de faltar, era la de  repetir, repetir, escribir y escribir, las reconocidas locuciones de:
-”tableau noir”.”bievenue”, “bonsoir”, “bagaage” ,”au revoir”, “merci”, ”valise”… apelativos, ordinarios, y atípicas expresiones gramaticales que, muchos de nosotros, a voz en cuello , saliendo embalados de la escuela, entrábamos por la puerta de la  casa, divulgando gozosos  de que... con ello, ¡ ya habíamos aprendimos un  idioma más!

Y, esta engatusada amalgama de emboscadas palabras, vienen sencillamente del aparente examen en la límitada procura de poner en adiestramiento todo cuanto  tan fatigosamente se había estudiado.


Habiendo arribando al desmesurado pulpo mecánico del concurrido  aeropuerto parisino, “CHARLES de GAULLE”, entre una continua corriente de inquieta masa humana, trasladándose de un espacioso corredor al otro, como embriagada, sin deslizante vela posible ni pasivo timón en marcha, venía el reflexivo aprieto de saber en dónde demonios  teníamos que recoger el porteado equipaje.

El  aplicado  estudiante, con abierta avidez, escrutaba y remiraba los ubicados letreros de cada rincón, releyendo, “ÉXITO”, “BAGAGE”… siendo totalmente inalcanzable el  llegar a acceder  al adecuado sitio de antemano designado, para obtener los perentorios bártulos de viaje.

Y, así, durante un pesado largo rato y enormemente molestoso  otro,  casi fatigados, nos encontrábamos a la despistada  deriva y completamente desorientados.

De repente, frente a mí, pasa una animada  morena auxiliar de vuelo y, sin más, abordándola, le digo:

-.-¿ M A L E T É ? ¡M A L E T É ! ¿M A L E T É ?

Una amplia sonrisa le ilumina por completo sus profundos agarenos ojos y luciendo una marfileña dentadura,
de pura propaganda dentífrica, casi reventada de risa, servicial y complaciente, nos señala unas escaleras, bajando por las cuales, de inmediato, dimos con la acuciante carga trasladada.

 A TIEMPO LAS ARTIMAÑAS,
TIENEN SEGUROS EFECTOS.
¡CON EL PODER DE LAS MAÑAS,
TRANQUILO TE LAS APAÑAS,
CON OBJETIVOS RESUELTOS.!

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