PEDRO SÁNCHEZ MAREA LA PERDIZ,
CIVIL, POR SUPUESTO
JAVIER AROCA
El Rey, más si está
de vacaciones, es un hombre normal. Si lo sorprendes totalmente 'déshabillé',
sin sus vestiduras rituales o un edecán cerca, responde como cualquiera. En
efecto, mejor que haya acuerdo a elecciones, lo diría cualquiera igualmente
sorprendido en Cullera, Chipiona o Menorca, sobre todo por respeto a la
decisión de lo que ya se ha votado. Pero si no, pues también es igual de
constitucional llegar a un acuerdo como no llegar, es decir, que las elecciones repentinas son una opción
que los padres constituyentes previeron, sabedores de que algún político torpe
o presuntuoso nos caería. Fuera de la normalidad de estar humanamente de
vacaciones regias, mejor no salirte del pellejo constitucional que dice que no
te corresponde animar a la afición.
Pedro Sánchez va a
ver al Rey a su residencia veraniega,
como en los tiempos del todopoderoso duque de Medina Sidonia. Los
propios iban a por atún y a ver al duque. Esta bien que Sánchez vea al duque
pero, hoy por hoy, importante y urgente es el atún. Y el atún , rentas de
almadraba aparte, es que haya Gobierno, y eso no depende del duque, supongo.
A esta alturas,
Sánchez debe saber, como todo el mundo, que solo él puede formar Gobierno,
salvo que se tenga en cuenta la disparatada propuesta de la derecha de que
gobierne Pablo Casado con el cada día más catarriberas de Albert Rivera. Pero
Sánchez lo que no parece digerir es que si quiere ser presidente le quedan
escasas posibilidades, si no ninguna, sin Unidas Podemos. A estas horas ya se
lo habrá dicho Joan Baldoví y pronto se lo dirá Aitor Esteban.
En este tiempo de
asesores celestiales que se deslocalizan, por cierto, como las empresas en
crisis, y lo mismo que están a la derecha aparecen a la izquierda, a Sánchez le
han explicado que su jugada es maestra. Llama a la sociedad civil -decía Isabel
Celaá, portavoz del Gobierno central, que sociedad progresista (sic)-, para que
parezca que habla en nombre de ellos, pero no, esto es un sistema de partidos
que ya tienen la confianza según lo votado, lo ha dicho hasta el Rey, de
politólogo, en su faceta mundana citada más arriba.
Sánchez no puede
hablar en nombre de la sociedad civil, puede hablar, como máximo, en nombre
propio o de su partido, de momento, o de los electores, que ya veremos si
hacemos caso a las encuestas.
Erre que erre
Se empeña el
presidente en funciones en querer serlo para funcionar con el apoyo de su
enemigo preferente, Unidas Podemos, pero pidiendo responsabilidad votante a sus
enemigos de verdad, PP y Ciudadanos. En política, todos los enemigos son de
verdad, y entre los amigos, apenas hay
alguno verdadero, pero ahí sigue, erre que erre.
Sánchez se ha visto
con Baldoví, hombre sensato, luego se verá con gente sensata del PNV, con los
devotos de Miguel Ángel Revilla y solo le queda su enemigo preferente.
Esperpéntico. Se ha visto con su sociedad civil y le queda contarnos si se ve
con alguien más que no nos pueda contar.
"Procura
descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, como entre los
sollozos e importunidades del pobre". No son palabras mías, son de Don
Quijote a Sancho antes de ser investido gobernador de la ínsula Barataria.
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