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domingo, 18 de agosto de 2019

LOS IGNORANCISTAS


LOS IGNORANCISTAS
ANÍBAL MALVAR
   

Dice Raúl Conde, en El Mundo, que Pablo Casado ha convertido a Vox en «un partido dócil e inservible». En la página de al lado, Eduardo Álvarez escribe que «los ideólogos de aquellas sentadas [del 15-M] han sido domesticados y estabulados en el hemiciclo. Podemos, igual que ahora Vox, ya no da miedo alguno al sistema». El bipartidismo encuentra en nuestros viejos periódicos de papel su analgésico: calma el dolor, pero no cura. Nuestros viejos periódicos de papel siguen perdiendo tantos lectores como votos el PSOE y PP. Es un síntoma de algo, supongo.

No nos pasa solo a nosotros. Ni solo en Europa. En EEUU, la llegada a la presidencia de Donald Trump también ha roto allí el bipartidismo. Trump no es republicano, ni siquiera demócrata (en los dos sentidos). Trump es ignorancista. Es decir, un líder capaz de concitar el apoyo de los ignaros, que siempre son mayoría. En Madrid acaba de ser nombrada presidenta Isabel Díaz Ayuso, otra ignorancista, capaz de asegurar sin pudor que la contaminación es cultura e, incluso, un atractivo turístico.


La derecha española, o sea el PP, no ha sido domesticada por Vox o viceversa. Siempre fueron los mismos, al revés que en Neruda. Como demuestra el currículum de sus electos, Vox solo es una bipartición infecunda de la vieja ameba de nuestro fascismo. De nuestro añorado franquismo, contra el cual moríamos mejor.

Es el PSOE el que no se deja domesticar por Podemos. A medida que el tiempo pasa, uno, siempre equivocado, va sintiendo que Podemos solo nació de una emergencia histórica destinada a recordarle a los nuevos socialistas que el socialismo no es el PSOE. Que el PSOE de los últimos cincuenta años ha sido y es un partido ultraliberal. Por eso Pedro Sánchez, el más rojo de los secretarios generales que han tenido los del puño y la rosa en esta triste democracia, prefiere hacer manitas ideológicas con Albert Rivera y con Pablo Casado, y no con Pablo Iglesias, ante el que está protagonizando la cobra más larga de la reptilocracia amorosa. Qué dolor de cuello.

Si no resultara patético, sería divertido desde un punto de vista psicológico analizar las cuitas políticamente románticas de nuestro bello líder Pedro Sánchez. Llora y traiciona para hacerse querer por la brunete mediática, mientras esta lo entierra una y otra vez en las cunetas de la falacia.

El editorial de El Mundo de hoy mismo habla con consciente mendacidad de la «política fiscal de acoso a los trabajadores y a las empresas» del PSOE. De «la voracidad fiscal de la izquierda». De un PP que, santamente, «no acosa con impuestos a ciudadanos y empresarios». Y uno va y se acuerda de las subidas del IRPF y el IVA del escasamente voraz Mariano Rajoy, un antiguo personaje de ficción cuyas huellas biográficas se pueden rastrear en esa obra magna de nuestra literatura universal titulada Los papeles de Bárcenas.

Los ignorancistas, esos que dicen que no hay ultraderecha y que el PP baja impuestos a los trabajadores, son ya legión en el occidente de la desinformación masiva que nos ha traído internet. Los que votaron a Díaz Ayuso bajo afirmaciones tan estúpidas y falsas como  esta:

O cuando aseguró que «hay carriles bici que está claro que se han puesto en zonas estratégicas para causar muchos más atascos». Eso no se recuerda en el editorial de El Mundo. Como tampoco, aparte de la voracidad fiscal del PSOE, se recuerdan los casos de corrupción de Esperanza Aguirre o Cristina Cifuentes cuando se habla del pasado de la comunidad madrileña. «No es de extrañar, por tanto, que Díaz Ayuso quiera seguir la senda de sus antecesores», se admira el periódico de la bola. Se olvida el editorialista de citar la senda de Ignacio González, pero bueno. Los más sabios ignorancistas saben del poder educativo de la elisión. Y así van ganando elecciones. Habría que pensar mejor quién está domesticando a quién.

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