Páginas

jueves, 4 de julio de 2019

UNIDAD NO


UNIDAD NO
JM AIZPURUA
Entendida como uniformidad: la unidad no. La izquierda nunca puede estar unida, pues es varia, diferente, rompedora y utópica, de clase y de esperanza, caótica siempre. Avanzar pone en cuestión el por dónde; con cuatro puntos cardinales en oferta. El conocimiento e inmediatez de Internet abre un nuevo paradigma ante el que no caben las “unidades” y menos las uniformidades. A nadie hay que darle normas pues para vivir en armonía en las sociedades del s. XXI se puede partir de muy diversas maneras de entender la vida.
Son los débiles mentales, de reseca entendedera, los que se agobian cuando ven que la gente no hace lo mismo que ellos en la cama. Ni reza igual en sus momentos, y viste de muy diversa manera, tiene idiomas diferentes, y sus sagrados mitos son despreciados por los que leen la historia de otra manera. Y cuando intentan arreglarlo con su patriótica unidad; fracasan estrepitosamente y el Estado español del s. XXI no acaba de cuajar.
La Constitución78 era un punto de origen que el inmovilismo de la casta frustró en su necesidad de actualización y adaptación a una UE para el s. XXI que ni imaginaron los patriarcas de la unión europeísta por los años 50 del pasado siglo.
Hoy reventó por los cuatro costados y nadie asume su reforma, esperando que un milagro marchenista resuelva sus carencias y republicanos, plurinacionales, y precarios, olviden sus afrentas y marchen todos unidos por la senda de la Constitución: ¡Vano empeño! Fracaso asegurado y el último desastre histórico del españolismo.
Cataluña ha dicho ¡basta! al supremacismo de la casta castellana y eso ya es irreversible y envenenado con el 155 puede tener graves consecuencias. Los catalanes son pacifistas, pero cuidado con la cólera del manso.
Meter a 17 trozos en un Estado, requiere algo más que guardias de la porra y dóciles togados. La tradición franquista no es válida ni tampoco el relato histórico de la monarquía, y de arriba abajo no se construye si no al revés, partiendo de las tierras plurinacionales y los respetos vecinales es como se construye Estado. Mientras los recalcitrantes mesetarios no reconozcan la nacionalidad vasco-navarra, catalana, gallega y la colonia canaria, y las respeten y valoren: nunca se construirá un Estado. Es demasiado simple la solución, pero, el orgullo godo de la casta dominante es impermeable a la razón y por su acción y reacción España cayó en una medianía internacional habiendo sido antes un imperio hoy absolutamente desacreditado y sus valores obsoletos.
Y seguirá cayendo hasta desmembrarse.
La Península nunca fue el delirio castellano de unos reyes de ambición loca y hoy, con Gibraltar, Andorra, Portugal, y las naciones vasco-navarra, catalana, gallega, y una Andalucía aún en proceso; lo es menos.  Canarias Ceuta y Melilla son su guinda y Sahara su vergüenza. Y eso en materia territorial e histórica, pues en composición humana, su diversidad es total y su estructura social con parados, precarios, ancianos mal pensionados e incluso sin pensión, y castas poseedoras, la hacen de imposible uniformidad y menos un Estado de objetivos comunes donde el capitalismo brutal no deja de abrir brechas.
La política y los políticos, en su inmediatez, no son capaces de aportar algo a la creación de un Estado XXI, inclusivo y respetuoso como marco donde cada uno tenga la posibilidad de alcanzar sus anhelos con unas normas claras y justas. Por el contrario, la clásica regla del divide y vencerás, del palo y la zanahoria, de la corrupción como táctica y la compra de voluntades como método, es el proceder de los que dócilmente acatan lo que les digan y bailan con Manolo Escobar.
La cultura libre, el pensamiento crítico, los librepensadores, el humanismo holístico, los utópicos, son los únicos resortes en los que la población puede aún tener esperanza

No hay comentarios:

Publicar un comentario