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viernes, 26 de julio de 2019

TEJADOS DE ESPERANZA


TEJADOS DE ESPERANZA
JM AIZPURUA
(30 noviembre 2014)

Llega la noche a Jaquet Thybulle. Noche caribeña, noche dulce entre sones de kompa, noche cerrada, negra, sin iluminación que no llegará por las restricciones. Es el debe y haber de vivir en Port au Prince capital de “Haití Cherie”, paraíso perdido varado en el Caribe, antaño refugio de piratas, corsarios y bucaneros (que, aunque todos hacían lo mismo, no todos eran iguales) y hoy la patria bendita de un Pueblo noble y abandonado que lucha contra corriente por su supervivencia.
El calor de la noche nos lleva a los tejados, donde los vientos Alisios refrescan estos lugares de privilegio que albergan al vecindario cansado de su larga y calurosa jornada laboral de sol a sol. Las madres ayudadas por sus pequeñas hijas dan los últimos toques de limpieza y cuelgan las ropas recién lavadas en un intrincado laberinto de cordeles, mientras su hombre prepara sillas y sucedáneos para el refrescante descanso familiar en los tejados.
Como un murmullo primero, una letanía después y un rugido ritual por último, se elevan entre tejados las voces de tres jovencitas que siguiendo sus tradiciones ancestrales practican su plegaria asistidos por otros jóvenes que con sus manos al cielo, en rituales rítmicos movimientos, reclaman a los espíritus, aquellos espíritus haitianos que vencieron a Napoleón y los liberaron de la esclavitud, rogándoles una ayuda para superar una existencia complicada. Es el Voudou.
Amparado en la obscuridad que me confiere una negritud ficticia, observo sobrecogido la ceremonia desde mi tejado. Respetuoso, estremecido, consciente de asistir a algo prohibido y privilegiado por asistir a este mágico momento. La juventud haitiana, fiel a sus raíces, entusiasmada con su Patria, anhelando progresar en ella, a su manera, sin injerencias colonialistas ni forzadas emigraciones a tierras ajenas; alza su voz.
Ni el terremoto del 2010 pudo con su espíritu indómito, y como la supuesta ayuda internacional nunca llegó a sus calles, claman al cielo desde sus tejados. ¡Que el cielo los escuche!
27 de noviembre 2014 (Cumpleaños de Mimouche)


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