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sábado, 13 de julio de 2019

SIN CONFUSIONES


SIN CONFUSIONES
JM AIZPURUA
La nacionalidad, las naciones no reconocidas del Estado; Euzkadi, Cataluña, Galicia, y Canarias colonial, presentan una complejidad a la hora de plantear políticas comunes para buscar la mejora de las condiciones de vida y trabajo de la ciudadanía.

Los nacionalismos cerrados se niegan a considerarse parte de las otras naciones, que es cierto, pero no aceptan su condición de Estado (que es algo muy distinto de la España nacional) y se niegan a plantear unidades electorales que afiancen sus posturas en plataformas unitarias de carácter conjunto.
En el actual Congreso la izquierda (Psoe-Podemos) tiene un poder de 165   votos, la derecha (PP-Cs- VOX-Na+) tiene 149, los partidos de las nacionalidades unidos pudieran tener 33  y quedarían CC y los Revillistas en un limbo regionalista con 3 votos de mercado.

Ese poder electoral del 10% plurinacional es algo decisivo que en cuestiones territoriales debe ser unitario y en sociales puede dividirse en sus preferencias ideológicas de izquierda o derecha. Y este debe ser un paradigma para las naciones sin Estado que hoy están tragadas en el Estado español. Su unificación electoral es la base para que su derecho de autodeterminación sea reconocido constitucionalmente.
La “plurinacionalidad” tendría hoy un apoyo de 75 votos. (21 %)
El “constitucionalismo” tendría un apoyo de 275 votos. (78%)
Este es el reflejo real electoral de las posibilidades nacionales hoy día; escasas.
Y esto nos debe plantear a los que optamos por potenciar nuestras respectivas patrias, que debemos actualizar mucho nuestros mensajes y tratar de buscar en ellos transversalidad, para que el relato oficial falsamente nacional sea desmontado, para que su falso constitucionalismo sea contrastado con otra posibilidad constitucional republicana y constituyente confederal con un claro contenido social.
Hay que contrarrestar el latiguillo de “los que quieren romper España”. No hay que romper nada, solo reconocer la realidad para construir un Estado, y si en él entrara Portugal: mejor que mejor. El Estado Ibérico sería un hito en la UE.
La lucha armada y la revolución en nuestro territorio europeo han perdido su vigencia y hoy los cambios solo se producirán por vía electoral y plebiscitaria, por lo que es en el ámbito de la concienciación de masas y la adhesión ciudadana donde se juega el futuro de las naciones sin Estado y en el romper el relato oficial con argumentos reales es donde debe centrarse la acción reivindicativa nacional.
La acción genocida y supremacista de la monarquía castellana desde el siglo XV nos ha traído hasta la actual situación, fortalecida por el franquismo y heredada por el Regimen78, cuando un natural devenir republicano europeísta debiera ya estar implantado en el Estado. El mito “España” como Una, Grande y Libre, ya no tiene vigencia histórica y solo el interés monetario de una casta oligárquica lo mantiene vigente.
Seamos conscientes de lo que está a nuestro alcance y donde debemos apretar desde todos los maquinadores del Estado para confeccionar el relato alternativo, aquel que nos evite ser incluidos en otra patria distinta de la que sentimos, aquel que nos dé la legitimidad constitucional que como miembros de la UE merecemos, un nuevo relato sin vencedores ni vencidos, que repudie la violencia como método de obtener legalidad y se imponga la razón como su cauce.
A mí ya no me da tiempo, pero a los jóvenes patriotas se les ofrece un porvenir lleno de posibilidades ¡no las malgasten! Y a los que tienen poltrona: los pongo a pensar.

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