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viernes, 12 de julio de 2019

RIVERISMO


RIVERISMO
JM AIZPURUA
Lo que hoy practica Carlos Alberto, no puede designarse de otra manera que “Riverismo” y representa lo peor del Regimen78, una excrecencia que pervierte el espíritu de la Transición, para intentar la provocación y la mentira como método de práctica política en sustitución del respeto por el diferente.
¿Pudiendo ir a Bollullos de la Sierra, que pintaban en Altsasu, Errenteri, o Ugao? Buscaban la confrontación. No había allí ninguna justificación política diferente a la provocación. Y este ha sido el argumentario de Carlos Alberto y su jauría.
Surgió en el panorama político catalán en pelota picada, ridículo, y en unos pocos años se encuentra muy bien pertrechado, con buen patrimonio y mejor futuro. Dice que tiene dos viviendas en propiedad y 7500 € mensuales de salario. ¿Cuál fue su mérito?: incendiar Cataluña y huir a Madrid a refugiarse sin responsabilidad.
No llevaron soluciones a Cataluña, sólo provocaciones incendiarias, para irritar a los nativos catalanes desde su condición de charnegos desagradecidos que no reconocen la sociedad que les permitió rehacer su vida lejos de sus orígenes andaluces donde no encontraban las condiciones para su progreso. Hoy Cataluña está cercada y fraccionada y el Riverismo es uno de los principales responsables, sin olvidar el marianismo momificado.
Y hoy ya podemos observar el fiasco del Riverismo, oportunismo barato, donde se han refugiado frikis y fracasados con una ambición desmedida y sin ningún escrúpulo. No es racional pasar de la socialdemocracia al liberalismo y asociarse a la derecha ultra de Vox y PP. Este viaje ideológico necesitaría de grandes tesis y motivos justificados para cambio de propuestas, pero el Riverismo es pura ficción y con sus provocaciones obtiene la notoriedad que sus tesis no reportan. Es tal su ambigüedad que cualquier voto les vale.
Su desconocimiento, su osadía ignorante es de gran calibre ya que estando en contra del foralismo y planteando la eliminación de los Conciertos Económicos vascos, se alía con los foralistas navarros de UPN en Na+, los máximos defensores del foralismo, que no es otra cosa que la cesión del Estado en 1839 para evitar la desafección del empresariado vasco-navarro cuando les fueron eliminando sus fueros vasco-navarros en su parte más popular como era el privilegio de no ir a la mili española. En nombre de su España no respetan los acuerdos forales de su España; incoherencia riverista.
No aportan nada al panorama político estatal, su pretensión de bisagra se ve ridiculizada con su negativa a negociar con Psoe, Podemos, Vox y los “separatistas”: solo le queda el PP de la corrupción que dijo venía a regenerar y con sus apoyos lo mantienen vivo y a su maquinaria corrupta intacta. Curiosa bisagra.
La ambición desesperada de Carlos Alberto es porque cree que es el mejor candidato a Presidente, y se desespera cuando ve que Sánchez o Casado le superan en expectativas y nadie ve su enorme valor, según le dicen su madre y los del IBEX que lo soportan, aunque estos; cada vez menos. Es un personaje vulgar, acelerado hasta la sospecha que él niega con reiteración, pero que lo inhabilita para grandes decisiones por su vehemencia y precipitación, además de la utilización constante de la mentira como arma dialéctica que reitera de forma goebbelsiana.
En Santa Cruz, donde sus representantes dieron su voto a Patricia para librar a la ciudad del nefasto Bermídez, ahora Carlos Alberto quiere enmendarles el voto para beneficiar a la corrupción del falso nacionalismo. Típico de Carlos Alberto, ya liberado de su Albert y entregado a su andalucismo visceral españolista de señorito venido a menos.
Este partido, caudillista y falso, es una desgracia para la política estatal que agrede el espíritu de la transición e impide el nacimiento de una derecha centrada, de carácter europeísta y dispuesta a la negociación con sus adversarios.
Saquen esta basura del panorama electoral, por prescripción democrática.

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