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lunes, 1 de julio de 2019

EL PINITO


EL PINITO
ILKA OLIVA CORADO
Se convirtió en referencia para direcciones: a dos cuadras del pinito, del pinito para arriba, del pinito para abajo, en las casas frente al pinito, las casas que están cerca del pinito. En la parada del pinito, en el pinito me apeo. El pinito es un árbol que sobrevivió a la lotificación de la nueva colonia  que a finales de los años 80,  deshizo las llanuras cercanas a la aldea El Calvario, La Ceiba y la colonia residencial Las Terrazas, misma que fue nombrada Ciudad Peronia y que en lugar de calles   y avenidas tenía ríos: río Usumacinta lote 2, Río Danubio lote 10, Río Éufrates lote 5.

El pinito está  en la esquina de la calle Danubio y el bulevar principal, a mano derecha yendo hacia la aldea La Ceiba; es un árbol de pino alto, alto, alto al cual le fueron cortando las ramas con el paso de los años y ya para finales de la década del noventa tenía solo el copete.  Está ubicado en una cuchilla: un pedazo de terreno que nadie toca porque  le pertenece a El pinito, por naturaleza.


Del pinito para arriba se llega a la colonia Jerusalén, que antes fue una enorme arada con zacatales donde abundaban las hojas de dormilonas, los escobillos y las flores de mayo que siempre nacen con el primer aguacero. A media cuadra del pinito para arriba, a mano izquierda  está el cruce para el río Colorado.

En el río Colorado a mano derecha, yendo hacia la bomba de agua, se encuentra la tienda de doña Irene, que ha alimentado familias completas durante años, una de las primeras tiendas tipo abarrotería en Ciudad Peronia, también se encuentra el molino de masa donde Juanito desde la madrugada molía nixtamal y recados para tamales, hasta que se fue pal norte de indocumentado. Eso, en la década del noventa.

Del pinito guardo recuerdos imborrables, su sombra nos permitía descansar  unos minutos en nuestro trayendo al mercado, en la jornada diaria de  vender helados.

El pinito debería ser declarado Patrimonio de Ciudad Peronia y ser cuidado con sumo interés, porque ha sido testigo del paso de generaciones enteras y guarda en su corteza la memoria colectiva de Ciudad Peronia y lo que hubo ahí antes de que llegaran las máquinas a lotificar el zacatal que se convirtió en uno de los arrabales más poblados de Guatemala.

Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com


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