A contracorriente
EL LÍO DE LOS ESCRACHES
DEL ORGULLO
Enrique
Arias Vega
Dicen los organizadores de los
escraches del Día del Orgullo y sus corifeos que la culpa es de Ciudadanos, por
haber estado ahí.
No saben lo que me perturba ese
argumento falaz, que ya ha tomado carta de naturaleza entre la progresía más
ríspida. Resulta que si no vas a ésa u otro tipo de algaradas festivas eres un
facha y un reaccionario, merecedor de la aniquilación social y sin derecho
humano alguno. En cambio, si vas, eres un provocador digno de reproche social
en forma de coacción y acciones violentas.
Eso vale lo mismo para un acto
electoral en Rentería, una conferencia en la Universidad de Madrid, la denuncia
de un homenaje a los etarras o un acto en defensa de las víctimas del
terrorismo: algo así sólo lo pueden hacer los provocadores, dicen, o sea,
individuos que no quieren la paz.
En cambio, homenajear a los asesinos
de víctimas inocentes o recordar todos los días el feo pasado más remoto son acciones
de paz, llamadas a la conciliación y a la concordia. ¡Un poquito de por favor!,
como decía el personaje de la serie televisiva aquélla.
Lo terrible del argumento de que
“ella no podía estar allí, pues ya sabía lo que le pasaría”, referido a Inés
Arrimadas y su compañía, es que equivale a la justificación de cualquier
violación porque la agredida sexualmente “ya sabía a lo que se exponía estando
a ésas horas por allí”. Horrible. Espeluznante. Y lo paradójico es que los
propagadores de estas ideas encubiertas, de esta presunta tolerancia cero ante
la violencia machista y tolerancia máxima ante la violencia política se llaman
a sí mismos progresistas.
¿Saben qué?: imposible progreso el
suyo
No hay comentarios:
Publicar un comentario