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jueves, 27 de junio de 2019

ELLAS TAMBIÉN PROMETEN


ELLAS TAMBIÉN PROMETEN
MARÍA CAPPA
“Por ti, por mí, por todas”. El grito de guerra de las jugadoras de la Unión Deportiva Granadilla Tenerife antes de cada partido podría valer también como eslogan del Torneo Nacional Femenino LaLiga Promises que se disputó el penúltimo fin de semana de junio. Por primera vez, esta competición – retransmitida íntegramente por Gol TV– reunió a 14 equipos femeninos de categoría alevín sub-12 de los clubes que han participado en la LaLiga Iberdrola esta temporada. “Muchas de las niñas están viviendo un impulso porque estamos en una época dorada para el fútbol femenino, pero no siempre ha sido así”, explica la entrenadora del equipo canario, Tamara Blasco. “Queríamos que supieran que a esto no se ha llegado fácilmente, que vieran el esfuerzo que ha conllevado, que detrás hay generaciones de mujeres que quisieron dedicarse al fútbol y no pudieron y que, a día de hoy, hay muchos países donde no pueden hacerlo y en España, profesionalmente, la mayoría tampoco puede”.
En la categoría masculina, este torneo se lleva celebrando desde 1992 por lo que, en comparación con ellos, se ha tardado muchísimo en organizar. La realidad, sin embargo, es que hace apenas tres años que LaLiga comenzó con el proceso de profesionalización y dinamización del fútbol de mujeres y que hacía dos años que su director, Pedro Malabia, estaba tratando de organizarlo también para las alevines. “Entendimos que incorporar el Promises femenino era un paso natural”, afirma. Desde que llegó a LaLiga, a finales de 2015, Malabia ha ido levantando las categorías femeninas despacio, con decisiones muy meditadas que garanticen la viabilidad del proyecto para poder seguir creciendo sin ser víctimas de un éxito repentino sin cimientos sobre los que sustentarse. Y esta máxima también la ha aplicado para sacar adelante la primera edición de este torneo de fútbol para niñas. “Organizar algo así desde cero es complejo, hay que movilizar muchas cosas”, cuenta. “Este era el momento adecuado y gracias a que la Real Federación Gallega de Fútbol y el RC Deportivo se volcaron y nos ayudaron, al fin hemos podido llevarlo a buen término”, explica. 

Los objetivos que perseguían con esta primera edición eran fundamentalmente tres: visibilizar, normalizar y potenciar el crecimiento del fútbol protagonizado por mujeres. Después, en función de cada club, aparecen metas diferentes. Por ejemplo, para Raquel Lafuente, exjugadora de fútbol y actual entrenadora de las alevines de la Fundación Albacete, lo importante era poder competir contra otros equipos femeninos conformados por niñas de la misma edad. “En Albacete, por desgracia, la liga es mixta y jugamos todo el año contra chicos. Yo he sido jugadora muchos años y, hasta que llegué al primer equipo, siempre tuve que enfrentarme a ellos”, recuerda. “Esta es una oportunidad para formarse desde bien pequeñitas en su nivel”.

Juego de posesión

Desde el punto de vista deportivo, resulta curioso cómo muchos de los equipos prepararon este torneo con un estilo basado en la tenencia de la pelota, algo que, para Lafuente, es una de las señas de identidad del fútbol femenino. “Sé por experiencia que nuestro fútbol suele ser más vistoso, más de mantener el balón y menos físico que el masculino. El masculino es muy de golpes, de fuerza, de correr... El femenino es más de tocar –que, para mí, es más bonito– y es lo que se le intenta enseñar a las niñas desde pequeñas”.


Y así lo plasmaron los diferentes equipos. Por ejemplo, el entrenador del Málaga CF (que cuenta con una consolidada estructura en la sección femenina), Antonio Utrera, cuenta cómo la coordinadora de esta área, Natalia Nati Gutiérrez, insiste en conceptos como “la progresión en el juego y tener el control con pierna alejada. Buscamos que la niña sea inteligente y que sepa resolver problemas”. Aunque, para este torneo Natalia marcó una línea un poco más exigente: “Hemos trabajado en ocupar y crear espacios, replegar sin balón, darle amplitud al campo cuando lo tengamos y finalizar la jugada cerca de la portería”.

Blasco, una enamorada confesa de la escuela holandesa, quiso que el juego de su combinado (formado por niñas de diferentes equipos de las islas) se centrara en su identidad: “Somos de Canarias y nuestro fútbol se caracteriza por ser alegre, así que apostamos por un juego muy rápido, siempre muy abierto de cara a la ofensiva, más cerrado cuando nos toque defender y con una posesión del balón que circulara por todo el equipo con el objetivo de marcar gol o, al menos, tirar a puerta”.

Ganamos todas

A medida que avanzaba el torneo se pudo ir comprobando la desigualdad entre los distintos equipos, únicamente basada en que algunos todavía no han podido permitirse invertir en el fútbol formativo para mujeres y debutaban en este torneo (como el Granadilla o el anfitrión, el Deportivo) y otros llevan ya varios años trabajando con niñas y compiten todo el año (entre ellos, los cuatro semifinalistas: Atlético de Madrid, Levante, Espanyol y Madrid CFF). A pesar de ello, todos mostraron un férreo compromiso con el desarrollo deportivo y humano de sus jugadoras, a quienes les habían insistido en que lo más importante del torneo era pasárselo bien y mostrar los valores asociados al deporte.

Algunas, como la entrenadora de la UD Granadilla Tenerife, fueron un paso más allá al ayudarlas a entender que el torneo no había que tomarlo como el de las futuras estrellas. “Una cosa es cómo se vende en los medios, porque es cierto que se necesita promoción, y otra cosa es a nivel individual. Les puedes decir que son unas cracks y que van a vivir de eso –aunque seguramente las estropearás por el camino– o puedes decirles la verdad. ¿Cómo vas a tratar como estrellas a niñas que todavía conservan el aspecto lúdico, la emoción y la alegría por este deporte, sabiendo que si para ellos es difícil, para ellas, hoy en día, mucho más? Se trata de disfrutar y recordar que el fútbol es un juego”.

La primera edición de la LaLiga Promises ha supuesto el primer paso del largo camino que las niñas que quieran jugar al fútbol aún tienen que recorrer. Entre otras, las metas pasan por organizar también un torneo internacional femenino, que en su categoría masculina lleva celebrándose ininterrumpidamente desde 1996. Y está en la agenda, pero sin perder la cautela que caracteriza la gestión de Pedro Malabia: “Vamos poco a poco. Primero, analicemos los resultados y el feedback de los equipos; a partir de ahí iremos avanzando, que es algo con lo que estamos muy comprometidos”. A nivel local, Lafuente considera crucial “que todas las niñas puedan contar con el mismo material que los chicos, que aquí en Albacete ya sucede”. Y después, crear una competición de chicas ya desde la categoría alevín. “Los niños y las niñas se desarrollan de manera diferente; aunque las niñas puedan ser más técnicas con el balón, ellos tienen más fuerza y son más veloces, así que sería positivo para competir en igualdad de condiciones”.

De momento, todas las niñas que han formado parte de esta primera edición ya han conseguido dos grandes logros: acumular una nueva experiencia que, seguro, les servirá en el futuro y, sobre todo, disfrutar sin complejos practicando el deporte que las hace felices. Y es que, aunque el primer trofeo de LaLiga Promises Femenino se lo haya llevado el Madrid CFF, el ganador indiscutible ha sido el fútbol.

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