JUAN NEGRÍN Y LA MEMORIA
HISTÓRICA
FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ
Hace unos días, en
plena vorágine de la campaña electoral, el descerebrado – a pesar de su título
de medicina - aspirante de VOX por Gran Canaria a la Presidencia del Gobierno
autonómico, el ínclito Carmelo González, proponía en el mismo centro hospitalario,
cambiarle el nombre de Juan Negrín por el de Amancio Ortega. El fundamento de
este unineuronal caballero para tal propuesta era el manido argumento
franquista de que Juan Negrín era, textualmente, “un personaje de dudosa
responsabilidad por lo ocurrido en la Guerra Civil con el famoso episodio del
Oro de Moscú, tenga el nombre de un Hospital en Gran Canaria”, que contraponía
a los méritos para esa nominación del empresario español aduciendo para ello
que personas como Amancio Ortega con sus políticas de mecenazgo hacen tanto por
la medicina y la cura del cáncer.
No me voy a meter
–ya lo ha hecho “Podemos” en esta campaña- con las donaciones del Sr. Ortega en
maquinaria para el diagnóstico y tratamiento radioterápico de cánceres que,
según algunas fuentes alcanzan casi los 400 millones de euros desde 2015 a hoy,
euros que deberían haber sido invertidos por el estado. También constato
respecto a esa “filantropía” que, primero, del importe de esas donaciones,
según la legislación española, un 40% -unos 160 millones- son deducibles de la
cuota a Hacienda como “Aportaciones a actividades prioritarias de mecenazgo”
hasta un límite del 15% de la base liquidable y, segundo, que las empresas del
Sr. Ortega –el 6º hombre más rico del mundo con más de 55.000 millones de euros
para el que esos 400 son el chocolate del loro- según un informe del economista
Marc Tataret de la Universidad de Barcelona presentado ante el Parlamento
Europeo, eludió cerca de 600 millones en impuestos gracias a sus filiales de
Irlanda, Holanda y Suiza. Pues muy agradecidos, como seguro que lo están los
miles de pacientes tratados gracias a esas máquinas, pero sin olvidar que esa
“filantropía”, con lo que se elude de impuestos la pagamos todos nosotros. Lo
que, desde luego, es solo una pestilente excrecencia del pensamiento franquista
puro y duro que predomina en el Sr. González y en los muchachos de VOX, es su
consideración sobre la “dudosa responsabilidad” del Dr. Negrín.
Un apreciado amigo,
lagunero trasplantado a Idar-Oberstein, me preguntaba ¿Quiénes son Juan Negrín
y Amancio Ortega? Lo del Sr. Ortega es normal que lo desconozca alguien que
vive fuera del estado español y apartado, por pura asepsia, de los entresijos
de los personajes del dinero y/o de la farándula pero, si me preocupa que uno
de los personajes canarios más importantes de la historia reciente del Estado
Español, sea un perfecto desconocido para otro canario culto e inquieto
intelectualmente porque me hace sospechar que la inmensa mayoría de nuestro
pueblo solo lo identifica por el Hospital de su nombre, sin ir más allá en el
conocimiento del personaje. Intentaré una glosa somera porque Juan Negrín es
una figura con tantas facetas en su doble vertiente científica y política que
no cabe en el reducido espacio de un artículo.
Si desconocemos
nuestra historia ¿podemos aspirar a un futuro?
JUAN NEGRÍN LÓPEZ
nació en la Vega de San Mateo (Gran Canaria) en 1892 y murió en el exilio en
París en 1956. La reválida de bachillerato la hizo en el lagunero “Instituto de
Canarias”, donde se conserva su expediente, a los 14 años. Su padre era hombre
acomodado cabeza de una familia muy conservadora y católica (su hermano era
cura claretiano y su hermana monja seglar). Lo mandaron a estudiar medicina en
Alemania, donde aprendió alemán, francés e inglés, y más tarde dominó también
italiano y ruso. Incluso en sus últimos años, cuenta su nieta, que estudiaba
chino y árabe por ser “los idiomas del futuro”. Terminó la carrera en Leipzig e
ingresó en el Instituto de Fisiología de E. Hering y a los 20 años se graduó
como doctor con la tesis “Zur Frage nach der Genese der Piqûre-glycosurie” que,
por lo que entiendo, se refiere a la génesis de las mediciones de glucosa en
sangre con un pinchazo supongo que en el dedo, como hacemos hoy a cada rato.
Con la Primera Guerra Mundial, aunque la Universidad de Leipzg le ofreció
ejercer como “Private-Dozent”, lo rechaza, regresa a Las Palmas y solicita una
beca para ampliar estudios en USA, pero Ramón y Cajal le ofrece crear y dirigir
un nuevo Laboratorio de Fisiología General en la Universidad de Madrid que se
instala, por falta de sitio, en los sótanos de la Residencia de Estudiantes. En
1919 se presenta a un examen para revalidar su licenciatura alemana en Medicina
y Cirugía lo que obtiene con Premio Extraordinario. Realiza otra vez cursos de
doctorado y presenta una nueva tesis sobre “El tono vascular y el mecanismo de
la acción vasotónica del esplácnico” – de lo que únicamente conozco que debe
referirse o a las vísceras, el llamado “espacio esplácnico” o al nervio
esplácnico que las controla- tesis que fue calificada de sobresaliente.
Obtuvo por
oposición la Cátedra de Fisiología de la Universidad Central de Madrid y funda
el Instituto de Comprobación de los Medicamentos que coloca bajo la dirección
de uno de sus alumnos, ayudante de su cátedra y posteriormente catedrático de
Fisiología por oposición de la Universidad de Salamanca, el también canario
José Domingo Hernández Guerra, nacido en Tejeda –donde tiene una calle a su
nombre- en 1897 y fallecido tempranamente en Madrid en 1932. También en ese año
de 1932 funda Negrín en la universidad madrileña la “Escuela de Educación
Física y Medicina del Deporte”, de la que se hace cargo su discípulo Blas
Cabrera Sánchez, profesor adjunto por oposición de Fisiología, hijo del eximio
físico lanzaroteño Blas Cabrera Felipe -que tiene un busto en el jardín de
entrada de nuestro antiguo Instituto de Canarias- y de la lagunera María
Sánchez Real. Blas Cabrera Sánchez fue, además, su secretario particular en su
etapa de Presidente del Consejo de Ministros de la II República Española. Murió
en el exilio mexicano en 1983.
La escuela
fisiológica de Juan Negrín tuvo auténtica resonancia e influencia mundial en
ese campo científico. Alumnos de esa escuela archiconocidos son el
nutricionista y bioquímico Fco. Sánchez Covián y el Premio Nobel de Fisiología
y Medicina, Severo Ochoa. A pesar de su reconocida y eficiente dedicación
docente y profesional, en febrero de 1934, en virtud de la Ley de
Incompatibilidades para ocupar el cargo político de diputado electo, solicitó
su excedencia como catedrático.
A pesar de su valía
académica, en 1939, los canarios Juan Negrín y Blas Cabrera Felipe fueron
separados definitivamente de sus cátedras por Orden Ministerial del 17 febrero,
junto a otros 13 catedráticos universitarios españoles más, por “…ser pública y
notoria su desafección al nuevo régimen implantado en España, no solamente por
su actuación en las zonas que han sufrido y en las que sufren la dominación
marxista, sino también por su pertinaz política antinacionalista y antiespañola
en los tiempos precedentes al Glorioso Movimiento nacional. La evidencia de sus
conductas perniciosas para el país hace totalmente inútiles las garantías
procesales…”
La historia de la
vertiente política de Juan Negrín sería motivo de un estudio completo y
complejo como los que actualmente hay bastantes editados. Durante la dictadura
de Primo de Rivera, en 1929, se afilia al PSOE por la influencia de Indalecio
Prieto, colocándose así en el “prietismo”, posición moderada intermedia entre
las posiciones que mantenía el presidente del PSOE tras la muerte de Pablo
Iglesias, Julián Besteiro, y las del obrerismo marxista revolucionario de Largo
Caballero respecto a la colaboración con el gobierno de la dictadura de las
fuerzas obreras de UGT y del propio PSOE, debate que conllevó incluso la dimisión
de Prieto de la ejecutiva del PSOE. Esa postura política era coherente con su
pensamiento keynesiano no marxista. En 1931 Negrín es elegido diputado por Las
Palmas. Tras le “Revolución de 1934” -la última revolución del occidente
europeo que fructificó- de gran calado sobre todo en Asturias, contra el
gobierno radical de Lerroux por dar entrada a la derechista CEDA en el
gobierno, revuelta que reprimió duramente el general Franco llevando a Asturias
las tropas coloniales de Regulares y la Legión, Juan Negrín, que ya era
vicepresidente, ocupó entonces el cargo de Presidente del Grupo Parlamentario
Socialista en las Cortes por encarcelamiento de Largo Caballero, implicado en
el frustrado alzamiento obrero.
Al estallar la
sublevación franquista contra la II República Española presidida por Manuel
Azaña, a la caída del gobierno de José Giral y con el pueblo ya armado, en
septiembre del 36 se forma el Gobierno de Largo Caballero -primer líder obrero
en asumir la Presidencia del Consejo de Ministros- que intenta reunir todas las
corrientes del PSOE y, en su afán de agrupar todas las fuerzas populares, trata
de que PCE y POUM anulen sus diferencias, integrando en las “Brigadas Mixtas” a
las milicias obreras de socialistas, comunistas y anarquistas. En ese primer
gobierno de Largo, Prieto ocupó la cartera de Marina y Aire y Negrín, como
miembro de la corriente “prietista” del PSOE, fue nombrado Ministro de Hacienda
y aquí nace el mito tan cacareado por el fascismo y la derecha española del
“Oro de Moscú”.
Ya con José Giral
de presidente del gobierno, a los 4 días de sublevadas las huestes fascistas,
dio órdenes a su Ministro de Hacienda, Enrique Ramos, para vender en París,
para la compra de armamento, 40 toneladas de oro de las 707 que poseía entonces
el Banco de España. De las 667 Tm que quedaban en los sótanos del Banco cuando
Largo Caballero asumió la presidencia salieron para París con el mismo objeto
107 Tm, el “Oro de París” que llegó a alcanzar la cuarta parte de las reservas
españolas cosa que nunca nombró el fascismo español y sus voceros. Francia e
Inglaterra, firmantes del “Acuerdo de No Intervención” prohibieron la venta de
armas a la República Española, mientras que Alemania e Italia –nazis y fascio-
surtieron a los sublevados con grandes cantidades gratuitas y otras a pago
diferido en especies. Al acercarse a la capital española las tropas sublevadas,
cuando el Ejército de África avanzaba por Talavera de la Reina a poco más de
100 km de Madrid, el gobierno republicano temió que las reservas de oro cayeran
en manos de los sublevados por lo que el gobierno de Largo Caballero en pleno
decretó el 12 de septiembre de 1936 trasladar los fondos, 560 Tm, a los
polvorines de la Base Naval de Cartagena. Juan Negrín, como Ministro de
Hacienda organizó el traslado del oro que llegó a Cartagena el 21 de
septiembre.
Ante la hostilidad
de Francia e Inglaterra y el endurecimiento de la política de no intervención
que daba a entender que, de depositarlo en París o Londres corría el riesgo que
quedar bloqueado –lo que sucede hoy con el oro venezolano en Washington y
Londres- el presidente Largo Caballero comunicó el 15 de octubre al embajador
soviético en España la petición del gobierno español para que la Unión
Soviética aceptara la custodia de los depósitos españoles de oro. De esa forma
llegaron a Moscú en los primeros días de noviembre 510 Tm de oro en lingotes y
monedas. La propaganda franquista tachó el hecho de “robo” de la República al
Banco de España –según la Ley Cambó de 1921 el Banco de España era una sociedad
privada por acciones, como sucedía también en Francia e Inglaterra, y no el
Banco Nacional, aunque sometido al control del gobierno que nombraba al
gobernador del mismo- para regalárselo a Stalin a cambio de nada, gratuita y
graciosamente, mantra que todo el fascismo español, estúpida y acríticamente,
ha venido repitiendo hasta la saciedad hasta el día de hoy y que ha servido al
unineuronal candidato de VOX, Carmelo González, para su perorata sobre el “Oro
de Moscú” y el papel de Juan Negrín. De la venta de ese Oro de Moscú y del de
París las autoridades republicanas obtuvieron un total de 714 millones de
dólares que se dedicaron a la compra de armamento y suministros, muchos de
ellos en el mercado negro por la política de no intervención. Ese fue el coste
del esfuerzo de tres años de una guerra incivil provocada por el alzamiento
fascista.
A finales de la
primavera de 1937 el gobierno de Largo Caballero, que era además Ministro de la
Guerra, se enfrenta a las duras críticas de todo el bloque gubernamental ante
los varapalos sufridos militarmente frente a los sublevados y la incapacidad de
compaginar las milicias de los prietistas, de la Izquierda Republicana -el
partido del propio Presidente Azaña- de los comunistas del PCE, los trotskistas
del POUM y de los anarquistas. El Presidente de la República, Manuel Azaña,
cede a la presión conjunta de prietistas y comunistas y admite la dimisión del
Gobierno largocaballerista el 17 de mayo de 1937, nombrando a Juan Negrín como
Presidente del Consejo de Ministros.
Negrín se
encargará, demasiado tarde, de dirigir la guerra. El 30 de abril de 1938
publica sus conocidos “Trece Puntos de Negrín”, programa político estratégico,
moderado, orientado a concitar apoyos internacionales y, en último caso, a
buscar un acuerdo de paz honorable negociado con los sublevados. El momento era
el peor para la causa republicana española. Francia y el Reino Unido, temerosos
del avance de las potencias del Eje Roma-Berlín que apoyaban la causa
franquista, desoyeron totalmente el llamamiento de Negrín. El gobierno
conservador británico había llegado a un acuerdo con Mussolini para permitir la
presencia de los voluntarios italianos en España a cambio de la promesa
italiana de que, ganada la guerra, Italia no se anexionaría ninguna isla ni
territorio norteafricano bajo soberanía española. Los “Acuerdos de Munich”
firmados en septiembre de 1938, justo en los momentos finales de la Batalla del
Ebro, por Daladier y Chamberlain por parte francobritánica y Mussolini y Hitler
por las potencias del Eje supusieron, no solo anexión de Checoslovaquia por el
Tercer Reich para resolver la cuestión de los “Sudetendeutsche”, sino el total
abandono de la República Española por las potencias occidentales a manos del
ejército sublevado y de los nazi-fascistas europeos. Los británicos ayudaron a
los sublevados a ocupar Menorca para, según decían, evitar que la tomaran los
voluntarios italianos. Hasta Lord Halifax, ministro británico de Exteriores y
negociador con Hitler, Goebbels y Goering declaraba que “está claro que Franco
va a ganar la guerra y tendremos que entendernos con él”.
La Unión Soviética,
entendiendo el llamamiento como un síntoma de debilidad del gobierno
republicano y previendo también el triunfo franquista, retiró casi totalmente
su apoyo, mientras que Franco, crecido por el triunfo en la Batalla del Ebro y
la Ofensiva de Aragón que llevó al Ejército de África hasta el Mediterráneo por
Vinaroz dejando partida en dos la zona republicana y entendiendo que la guerra
la tenía prácticamente ganada, se negó a cualquier negociación, exigiendo la
rendición incondicional.
Perdida la batalla
de Cataluña y tomada Barcelona, Negrín regresa al Centro, donde el gobierno
republicano está sumido en una profunda crisis por la división entre
“negrinistas” partidarios de continuar la resistencia –“partido de la
resistencia”- hasta que, por fuerza según preveía Negrín, se desatara la
conflagración europea que obligara a los aliados a apoyar la causa republicana
y los “antinegrinistas” partidarios de negociar con carácter inmediato el fin
de la guerra –“ partido de la paz”- con la supuesta ayuda de británicos y
franceses que, en franco retroceso moral frente al Eje, ya negociaban con
Franco en Burgos su reconocimiento oficial. Estos antinegrinistas estaban
encabezados por el propio Presidente de la República con los azañistas de
Izquierda Republicana, el sector del PSOE que agrupaba a Prieto y a Besteiro
-que ya estaba en contacto con los franquistas-, el PNV y la catalana Esquerra
Republicana que pretendían negociar separadamente con los aliados.
Cuando Prieto,
ministro de Defensa, confesó públicamente que la guerra estaba perdida se
produce una crisis de gobierno. Negrín destituye a Prieto y asume la cartera de
Defensa
Sería muy prolijo
relatar el papel de Negrín en el fin de la República. La sublevación de
Cartagena, la huida a Túnez de la Flota republicana y la dimisión de Azaña a la
que hay que sumar el Golpe de Casado y la traición del Consejo Nacional de
Defensa en un Madrid en que solo la 8ª División, al mando del gomero Guillermo
Ascanio Moreno -fundador del “Batallón Canarias” que editaba la publicación
“Canarias Libre”- frenó y controló durante días el golpe militar hicieron que
la situación fuera insostenible y acabaron con la experiencia republicana.
Solo resaltar la
exactitud del análisis de Negrín de la necesidad de resistir porque, en sus
propias palabras, “No se puede hacer otra cosa para negociar un armisticio que
evite el reinado de terror y de venganzas sangrientas” intuyendo pues,
perfectamente, lo que Franco y sus compinches iban a imponer en los años
sucesivos mientras que, por el contrario, a los militares del Consejo Nacional
de Defensa, a los anarquistas y al PSOE de Azaña, Prieto y Besteiro, al PNV y
Esquerra que pensaban que, como en momentos históricos anteriores como la
dictadura primioriverista, tras un cierto tiempo, volverían las aguas a su
cauce y todos a sus puestos, la historia ha demostrado su tremendo error que
condujo, de nuevo, al Estado Español a un régimen medieval como es la monarquía
sucesora “legítima” de una masacre y una criminal dictadura. Para los que
quieran saber algo de la verdad que sobre Negrín se trata de ocultar pongo un
enlace publicado en “El País” en 2008 sobre su legado histórico, el “Archivo
J.N.L” única inscripción que figura en la lápida que cubre su sepultura en el
parisino cementerio del Pére Lachaise.
https://www.eldiario.es/…/Fundacion-Negrin-archivo-leyenda-…
Juan Negrín fue,
probablemente, el hombre más odiado y vilipendiado por el fascismo español y
por aquellos antiguos compañeros desde Largo a Prieto que no aceptaron nunca su
firmeza moral y altura intelectual. Además, plumíferos infectos como el
pseudo-historiador Pio Moa o el periodista palanganero Federico Jiménez
Losantos, han continuado la parafernalia franquista del Oro de Moscú y del
lacayo del PCE. Incluso Prieto, con la falsa acusación de comunista factótum
del PCE logró en México, al final de la II Guerra Mundial, que el Consejo
provocara la dimisión de Negrín como Presidente del Gobierno republicano en el
exilio y decretara su expulsión del PSOE junto a otra treintena de destacados
socialistas como el escritor Max Aub o los ex-ministros como el antiguo minero
dirigente de la UGT Ramón Glez. Peña y el jurista y periodista Julio Álvarez
del Vayo aunque, póstumamente, el 37º Congreso Federal del PSOE los readmite y
reivindica sus figuras. Más vale tarde…
Hoy son los
elementos como este caballero grancanario y su jefe de filas de VOX los que
pretenden resucitar a la momia del “Caudillo”. Su líder, Santiago Abascal, ha
declarado lacónicamente que “Hemos Pasado”, restregado vilmente en la cara a
los madrileños herederos de aquellos que soportaron estoicamente el asedio
fascista con el “No Pasarán” por el que también combatió el Batallón Canarias y
murió fusilado Guillermo Ascanio.
Francisco Javier
González
Canarias, Noroeste
de África a 29 de mayo de 201
No hay comentarios:
Publicar un comentario