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martes, 28 de mayo de 2019

EL ‘CANTÓN’ DE CÁDIZ


EL ‘CANTÓN’ DE CÁDIZ
VANESA JIMÉNEZ
Hace cuatro años y dos noches, en la ciudad que fundaron los fenicios, José María González Kichi, candidato de Podemos, se convirtió, o casi, en uno de los alcaldes del cambio. Entonces ganó el PP con 10 concejales, pero la suma de los ediles de la izquierda acabó tres semanas más tarde –las negociaciones corrieron paralelas a las del Gobierno de la Junta y se alargaron más de la cuenta– con 35 años de bipartidismo en Cádiz. 15 del PSOE; los últimos 20 del PP de Teófila Martínez.
En estas elecciones, el alcalde de la ciudad andaluza, licenciado en Geografía e Historia, carnavalero y anticapitalista, quizás no por ese orden, ha salido reforzado con tres concejales más, a uno solo de la mayoría absoluta. En medio del ascenso generalizado del PSOE, y del naufragio de Podemos, Kichi es uno de los dos alcaldes de la nueva política que resiste; el otro es Joan Ribó, de Compromís, que seguirá al frente del Ayuntamiento de Valencia junto al PSPV y ya sin el partido de Iglesias, que no consigue representación.

Adelante Cádiz, la marca de Podemos en la ciudad, ha conseguido 13 de los 27 concejales del Ayuntamiento y un 43,5% de los votos. Tendrá que seguir contando con el PSOE, que se mantiene en los cinco ediles. El PP sufre un gran castigo, y pasa de 10 a 6 concejales. Ciudadanos gana uno y se queda en 3.

Minutos antes de las doce de la noche, un tuit de Kichi resumía el resultado electoral: “Cádiz resiste”. Y lo ha hecho de espaldas al aparato del partido en Madrid.

El 20 de junio de 2015, una semana después de que la plaza del Ayuntamiento de Cádiz se llenara de gaditanas y gaditanos para acompañar al alcalde en su recogida del bastón de mando, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, iniciaba en el mismo lugar la que había bautizado como ruta del cambio. “Lo que suceda en esta ciudad en los próximos meses va a ser inspirador para nosotros en el camino de ganar las elecciones generales”, dijo aquel día. Seis meses más tarde, Iglesias volvió a elegir Cádiz para abrir la campaña del 20-D. Escoltado por el alcalde y por Teresa Rodríguez, secretaria general en Andalucía, y acompañado por Íñigo Errejón e Irene Montero, el líder de Podemos declaró ante el auditorio: “Quiero ser presidente de este país, pero no vuestro jefe. Quiero ser un empleado. Quiero ser el instrumento para que la gente humilde esté en las instituciones”.


Una legislatura después, el distanciamiento entre Kichi e Iglesias se ha hecho transparente en la campaña de estas elecciones. Ni rastro del líder en el sur del Sur. La dirección de Podemos anunció mitin conjunto, pero el secretario general se quedó en Sevilla. El alcalde alegó problemas de comunicación y agenda y finalmente no hubo foto conjunta.

Hace un año, la compra del chalé de Galapagar quemó varios puentes entre el anticapitalista y el jefe del partido. Poco después de que Iglesias y Montero se hicieran con una vivienda de más de 600.000 euros a 40 kilómetros de Madrid, González publicó un comunicado en el que defendía el código ético de Podemos y “el compromiso de vivir como la gente corriente para poder representarla en las instituciones”. La cosa terminó con un intercambio de embestidas entre Juan Carlos Monedero, siempre al quite, y el alcalde de Cádiz. Que nosotros entendemos que venda armas a la dictadura de Arabia o que condecore a una virgen porque como alcalde tiene que hacerlo (aquí Monedero). Que tú eres muy malaje, que no nos van a perdonar que nos equivoquemos de bando, y que yo prefiero equivocarme con mi gente que acertar solo (aquí Kichi).

La noche de la primera victoria se celebró en la calle al ritmo de los pasodobles de la comparsa de González, que cantó a Fermín Salvochea, alcalde anarquista durante la Primera República y presidente del cantón de Cádiz. La noche de la segunda victoria se gritaba “Cádiz resiste” a las puertas de la playa de La Caleta, muy cerca de donde vive el alcalde y muy cerca también del lugar en el que Estrabón dejó escrito que estaba el templo de Krónion en la Gadir fenicia.

Ese clamor de resistencia rendía homenaje al poeta Juan Carlos Aragón, autor de grandes letras del carnaval, talento insuperable, talante irreverente, muerto joven en plena campaña electoral. Su comparsa de este año, La Gaditaníssima, que acompañó a González en el último mitin, llevaba en la presentación una letra premonitoria: “Cádiz resiste / Y tú resistirás / Llena de juventud / Llena de carnaval / Mientras seas la cuna de la libertad”. Entre la alegría Kichi habló, eufórico. De la gente, que había parado a la ultraderecha; del alcalde anarquista, y de su amigo Aragón.

La campaña de Adelante Cádiz nació y creció en positivo, como suelen hacerlo las de los candidatos que lideran las encuestas. Frente al frío, la pobreza, los desahucios, el miedo, los privilegios… ilusión, bienestar, feminismo, trabajo, cultura, medio ambiente, derechos… “que nadie se atreva a decirnos que no se puede”. Kichi paseó por plazas y medios la remunicipalización de los servicios, el despegue de las energías renovables, el bono del agua, el avance en derechos. Por si no era bastante, agitó la realidad de la extrema derecha en las instituciones: “En la cuna de las libertades el franquismo no puede conseguir ni un voto”. El partido de ultraderecha consiguió más de 2.000, un 3,77% de las papeletas, y se quedó fuera del Ayuntamiento.

El 15-M saltó por los aires el 26-M en casi toda España. Resistió Cádiz.

Tras las elecciones de 2015, Kichi, alcalde entrante, cambió un retrato del rey emérito Juan Carlos I de su despacho oficial del Ayuntamiento por uno de Fermín Salvochea. La nueva política ya estaba escrita en el siglo XIX.

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