EL TÚNEL(TEATRO) ACTO 2.
ESCENA 1
DUNIA
SÁNCHEZ
ACTO 2
El Verdor es
exultante. Manantiales que corre en toda la dimensión del paraje. Arboles de
enorme estatura azocando. Un sol que penetra en sus entrañas.
ESCENA 1
Niño:
Despierto. No hay
piedras alrededor de mi ¿dónde estoy? Tal vez esté muerto por lo que puedo
observar. Y ¿mi hermano? Recuerdo que lo estaba esperando cuando me dormir de
agotamiento. Mis piernas ya no me duelen. Las muevo y también mis brazos y
siento su rápida recuperación ¿ dónde estoy? Quizás estaré soñando todavía pero
yo vi a mi hermano y no está.
Miro a todos los lados y desconozco donde se encuentra. Apenas hallo restos del ayer. Sí…sí, yo trabajaba o creo que trabajaba. El sol incide en mis ojos y no me deja ver con aplomo todo lo que rodea. Me levanto. Me estiro. No hay dolor, ni siquiera alguna tristeza conversando conmigo. Por qué estoy aquí. No, estoy soñando. No puede ser real. Hay mucho color, sobre todo el verde. También hay mucho fresco que llega a mi cara y me agradable. Me doy cuenta de una cosa, estoy solo en este extraño lugar. Nunca había visto esta clase de paisajes y me conmueve. No se ha donde caminar. Toco las palmas para comprobar que no estoy soñando y me siento, siento mi cuerpo ¿dónde estoy? ¿Cómo he llegado a este lugar? No salgo de mi asombro. Sí, estoy asombrado. Lo que es cierto que hay una cosa que no tengo, el miedo. El miedo se ha ida. No me da miedo este lugar. Beberé un poco de agua, de aquí. Hay arroyuelos por todas partes y no veo a ninguna persona.
Miro a todos los lados y desconozco donde se encuentra. Apenas hallo restos del ayer. Sí…sí, yo trabajaba o creo que trabajaba. El sol incide en mis ojos y no me deja ver con aplomo todo lo que rodea. Me levanto. Me estiro. No hay dolor, ni siquiera alguna tristeza conversando conmigo. Por qué estoy aquí. No, estoy soñando. No puede ser real. Hay mucho color, sobre todo el verde. También hay mucho fresco que llega a mi cara y me agradable. Me doy cuenta de una cosa, estoy solo en este extraño lugar. Nunca había visto esta clase de paisajes y me conmueve. No se ha donde caminar. Toco las palmas para comprobar que no estoy soñando y me siento, siento mi cuerpo ¿dónde estoy? ¿Cómo he llegado a este lugar? No salgo de mi asombro. Sí, estoy asombrado. Lo que es cierto que hay una cosa que no tengo, el miedo. El miedo se ha ida. No me da miedo este lugar. Beberé un poco de agua, de aquí. Hay arroyuelos por todas partes y no veo a ninguna persona.
La anciana:
Hola buen amigo.
Pero qué joven eres ¿Quién eres tu?
Niño:
(se encoge de
brazos ante la anciana)
¿Quién soy yo? Un
chico. Estaba buscando a mi hermano. Sabe, lo vi antes y no recuerdo bien.
La anciana:
¿Lo viste antes y
no recuerdas? Qué hermano es ese.
Niño:
No sé.
La mujer:
¿No sabes? Para
empezar no he visto ese que dices que es tu hermano ¿Seguro que tienes un
hermano?
Niño:
(dudoso)
Sí o creo que sí.
Yo antes de dormirme lo vi acercarse.
La anciana:
Chico, no creo que
tengas algún hermano ¿lo habrás soñado? Yo domino con mis ojos este boscaje y
al único que he visto es a ti ¿por lo qué he averiguado te ha traído el viejo
mirlo plateado?
Niño:
Eh.
La anciana:
Si, ese viejo
pájaro que no sé donde se ha metido ahora. Qué el de explicaciones.
Niño:
(sin comprender)
Eh.
La anciana
Tú no sabes por lo
que puedo saber. Ese viejo pájaro te ha traído hasta aquí y algún motivo
tendrá. Bebe agua y duerme un poco más. El vendrá y te dirá el por qué. Yo lo
llamaré. Anda cierra los ojos. Cierra y cierra tus ojos. Sueña por unos
instantes, un sueño grato, alegre, que te lleve a sitios bellos y buenos.
(él niño se queda
dormido nuevamente)
¿De dónde lo habrá
traído el viejo mirlo plateado? Y si lo acogiera como mi hijo. Hijo que no
tuve, hijo en la muerte del paso del tiempo. Mi vientre seco dice de mi vida en
este rincón aunque de su esplendor siento solo silencio en mis secas y
arrugadas carnes. Hijo que no tuve, hijo de la muerte en el paso del tiempo.
Ay…tendré que hablar con el viejo mirlo de alas plateadas. Cierta alegría ha
vuelto en mí, una alegría que nadie palpa, que nadie saborea solo los corazones
sentados en el aislamiento, en las manos desérticas, en el pecho hueco. Soy
feliz y me entra ganas de canturrear en un murmullo para no despertarlo ¡Viejo
mirlo plateado¡ ¡Viejo mirlo plateado¡ dónde estará.
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