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miércoles, 24 de abril de 2019

DESPIDIENDO A UN AMIGO


DESPIDIENDO A UN AMIGO
Rafael ZAMORA MÉNDEZ.-**
La palabra AMOR, nos hace pensar en dos que no quieren ser dos, sino uno, para avistarse mutuamente y vislumbrar adheridos en una misma dirección.

Precisamente, en el matrimonio existen esos dos competentes surcos, fundados exclusivamente para celosamente atesorar la misma semilla. 
Casi siempre, sin uno esperarlo, de repente se reciben algunas determinadas malas noticias, que enormemente nos afectan, apabullándonos tajantemente por completo.
Quien fuera nuestro cercano, moralizante, afectuoso magnífico paciente vecino y buen  amigo, HIGINIO MORALES, ubicado  en la calle ”El Teatro”, de la Villa de Valverde, en el EL HIERRO, a los 86 abriles, se ha despedido de nosotros, abandonando de una vez por todas los punzantes padecimientos que con ejemplar resignación, por tantas atravesadas malas épocas aguantara sobre la desventurada faz de este sorpresivo mundo.
La naturalidad, apego, lealtad y desprendido trato, fueron unas muy personales prendas humanas que, a todas horas, caballerosamente, supo practicar y que, sin  hipócritos falsos adornos, en primera fila, descollaban  en cada una de sus variadas actividades,( comerciales  en su hacendosa lozanía y benefactoras en el excedente de su existencia).
Un servidor, en plena juventud, mantuvo  una cierta loable amistad, con su industrioso padre, del mismo nombre, que, por aquel entonces regentaba un modesto Bar.
Su inconsolable esposa, para mí, cariñosamente llamada “PINITO”,

con la la que siendo niña todavía, confraternizara, fue una entregada muchachita que tenía embelesados a sus asignados padres, Doña MERCEDES y  Don ELADIO  CEJAS, sobre los que inclinó sus mayores atenciones  laboriosas, cuidadosos y mimosos desvelos, algo que nunca dejó de seguir ejerciendo  con inaudito desprendimiento, sobre su desaparecido marido.
Desde “NACIÓN CANARIA”, vaya un emotivo abrazo de sentida condolencia, para ella, para sus inconsolables descendientes, HIGINIO, MAYEYE y CARLOS; para todos los relacionados  miembros de su muy  afligida  FAMILIA, con la acérrima promesa de que, mientras sigamos pisando tierra firme, recordaremos a este noble ser que, con su desaparición, nos ha dejado un lacerante vació... muy, ¡pero que muy  difícil de volver a rellenar!


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