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martes, 12 de marzo de 2019

SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA


SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA
DAVID TORRES
No acababa yo de creerme que la foto de Santiago Abascal tocado con un morrión de los Tercios de Flandes, asomando la jeta de un balcón y avizorando el horizonte, podía ser verdadera. Pensaba que tenía que ser una coña marinera, que ni Abascal podía ser tan ingenuo como para prestarse al posado ni ninguno de sus asesores de imagen tan chorra como para considerar en serio semejante patochada. Me equivocaba de plano y algo tenía que haber sospechado cuando las anteriores campañas de imagen de esta gente incluyeron cabalgatas ecuestres al ritmo de El señor de los anillos y un remake hispánico del primer aterrizaje en El planeta de los simios. Vox se ha propuesto empezar la Reconquista de abajo arriba, desde Gibraltar hasta Covadonga, y de momento ya se han hecho fuertes en Andalucía.

La foto es real, sin embargo, y no sólo eso: además es una respuesta icónica a un mensaje de Pablo Casado anunciando la Reconquista de España pero en la dirección opuesta, de norte a sur. Le dicen a Casado desde la cuenta oficial de Vox que no da el perfil de reconquistador oficial, al contrario que Abascal, pero que siga intentándolo. Una divertida trifulca entre dos partidos que niegan la necesidad de una Ley de Memoria Histórica que clausure de una vez el franquismo, pero cuyos líderes compiten para ver cuál de los dos haría el mejor papel de rancio en pleno siglo XI.

Para comprender el interés de unos y otros por la historia de su propio país, basta apuntar que el morrión que luce Abascal en la cabeza es del siglo XVI y que la Reconquista que pretende liderar concluyó un siglo antes. Para el caso, daba igual que eligiera un tricornio, un gorro napoleónico, un orinal o un jamón con una visera. Como Aznar, como Bush Jr., como tantos otros fanáticos de la guerra, Abascal ha hecho la mili a ratos, igual que Casado la carrera de Derecho.

La verdad es que muchos niños, empezando por mí, hemos jugado a los espadachines en un momento u otro, pero lo dejamos al abandonar la infancia. Abascal no sólo sigue en la brecha a los 42, sino que pretende que sus votantes retrocedan hasta una edad mental de nueve años, el último momento en que funcionan estas epopeyas históricas, justo antes de que uno se entere de que el Cid era un mercenario que a menudo luchó en el bando de los moros. En la foto da la impresión de que Abascal, más que dando inicio a la Reconquista, está descubriendo América, aunque desde ese balcón lo máximo que podría descubrir es Segovia. Parece un crío al que su madre ha castigado sin bajar a la calle y ve cómo los colegas se lo están pasando pipa en el patio. Por lo demás, alguno de sus asesores debería decirle que se afeite, porque la barba le da una pinta de califa en paro que no puede con ella.

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