MI ORNAMENTADO CAUDAL

MI ORNAMENTADO CAUDAL

Rafael ZAMORA MÉNDEZ.-**

DESPUÉS de saber, de  constatar a ciencia, que 3,327,283 LECTORES rastrean a pulso exuberante las literarias  andanzas y glosados recorridos de  este Blog Digital, con creces pienso, digo y les comento, sobre la providencial peculiar fortuna que un servidor ha tenido, habiendo conocido a su fetén promotor, mi buen coligado e inagotable Decano, ANGHEL MORALES GARCÍA.

Él, me ha brindado la influyente y meritoria boyante circunstancia para  que  se me permita plasmar aquí,  en sus seguidas publicaciones, mis particulares vivenciales sentimientos, anecdóticas semblanzas y dispares peripecias, algo que no tiene ninguna clase de pago.

Debido a la edad, a que  la veloz temible liebre del  Tiempo, volando, más que corriendo, al  no muy acomodado flagrante estado de salud que hogaño tengo, resulta todo un inigualable erario sin límites, el saber de que en “NACIÓN CANARIA,”  inclusive, hasta el mismo final de todos los tiempos, quedaran fijados,  todos mis  divulgados escritos, ripiosos versos y cavilados pensamientos.

Palabras entrecortadas,

agradeciendo a  MORALES,

por mis notas publicadas,

que no valen para nada,

aunque...serán inmortales.

La FAMILIA  es la primera,

que en el alma me tendrán.

¡Mi querida COMPAÑERA,

no romperá la cadena,

de un amor que fue VERDAD,

Por este mundo pasamos,

por precepto del DESTINO,

¡Cuando DIOS quiera, nos vamos,

y ninguno nos quedamos,

ni con el MÉDICO CHINO!

Este es un adverso mensaje,

que va desde la “A”, a la “ZETA”,

¡Para tan obligado viaje,

no hace falta equipaje,

ni correas de maleta!

Una herencia  literaria,

de muy escaso valor,

esperando esa plegaria,

para un ave solitaria,

que en su vuelo se perdió.

Se hace camino al andar,

se hace una historia escribiendo,

para el que venga detrás,,

te recuerde una vez más

y te siga conociendo.

En mi día de oscuridad,

estas palabras  revelo

y, con abierta humildad,

a todos quiero expresar,

la querencia que les debo.

Otros momentos vendrán,

con optimismo encantado,

para juntos celebrar,

las notas de aquel cantar:

¡QUE TE QUITEN LO BAILADO!

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