EL OLVIDO...(TEATRO)
DUNIA SÁNCHEZ
Personajes:
Mujer
Amiga
El
Voz lejana:
Las ventanas se
cierran y tras su eco se escucha el aguerrido lamento de un alma en pena ¡Qué
sucede¡ Es la primera escena después de una noche de tormentos en una esquina
del salón. Ahí una mujer danza al son de sus heridas de años. Corrompida,
obsoleta, sollozante. Su rostro luce un morado intenso y sus ojos impregnados
de sangre luce un llanto, una pena que la retuerce, que la desmigaja.
Mujer :
Dónde están los
Dioses de este mundo ¿Dónde andan? No veis mi ser muerto en alianza con
precipicios hasta llevarme andar por las tinieblas, por rejas cuya misión es el
absurdo de mi vida ¡Oh Dios¡ La vida se escabulle por esa madeja de ortigas.
Allí cierta mano plomiza, cierto puño de estacas sopla contra mi faz
amortajando mis sentidos, dislocando mi verticalidad y esta fe propuesta por
este mundo ¡Oh Díos¡ Acaba con todo esto . No soporto mi propio alarido. No
soporto más esa cuchilla atacando mis palabras. Está perturbado. Borrachera
tras borrachera. Y yo muro que ha de rasgar, que ha de derrumbar.
Voz lejana:
Tras su grito para
sus profundidades el teléfono suena. Su tono es lejano, casi ausente. Ella lo
escucha y con el temor aderezándola anda apresurada a cogerlo. Sabe que es su
amiga. La única que sabe de su vida.
Mujer:
Diga.
Amiga:
Soy yo.
Mujer:
Ya lo se que eras
tu. Única voz agradable que escucho en este infierno.
Amiga:
Siente palidecer
tus días. Estoy mortificada, intranquila. Salpicada de punzones tu bello
rostro. Tu voz es de cansancio. Que difícil es salir pero lo tienes que hacer.
Dime, ¿Cómo estas?
Mujer :
Bien
Amiga:
Ese bien. La nada
es su significado. No me engañes. Tu voz es solo aridez y tu melodía(por qué la
siento) vendaval caótico donde una airada bestia negra destruye tus días ¿Qué
te ha hecho ahora ese desgraciado?
Mujer :
Nada. Y no insistas. Deja que mi desolación
duerma conmigo. No vale la pena hablar.
Amiga:
¡Otra vez¡ Te
tortura ¡Condenado hijo de ….¡ Otra vez te ha pegado con sus puños de hiel, de
muerte.
Mujer :
Sabes todo lo que
pasa. Pero me siento tan débil.
Amiga:
¿Te ha hecho mucho
daño?
Mujer :
No. Pero presiento
que la tumba está cercana. Ay un cierto dolor en mis entrañas. Mi ser es
cenizas. Mi cuerpo tiembla y no lo puedo detener.
Amiga:
¿Qué te ha hecho
esta vez? Suenas a golpe. Suenas a gemido. Suenas a glaciar. Suenas a lamento.
Suenas a muerte ¿Qué te ha hecho? Hoy siento tu amargura más pronunciada. Hoy
no existe el sol para ti solo arenas movedizas que te tragan, que te tragan.
Mujer :
Sí, ¡ han sonado
golpes¡ Sí¡ han sonado gemidos¡ Sí ¡ha sonado el frío¡ Sí ¡ha sonado el
lamento¡ Si ¡Suena la muerte¡ Una bala se esconde entre mis sábanas. Una bala
que me perfora, que me perfora día a día ¡Tanto¡ que mi ser ya no es. No
existo. No sientes lo harta que estoy. No sientes el rumor eclipsado de mis
olas. No sientes la censura de mi oxígeno.
Amiga:
Sí, lo siento amiga
mía. Siente ese valle de lágrimas bajo techo. Deberías de huir. Alejarte de ese
ser maligno. Yo te ayudaré.
Mujer:
No, no puedo. Ya es
imposible.
Amiga:
Huye amiga. Sí. Si
puedes. Yo lanzaré esa soga que te auxilie. Ven a mi casa. Huye.
Voz del fondo:
La mujer y la amiga
se pronuncian en silencio. La puerta se abre y un terrorífico portazo se
escucha. El pánico corre por la mujer. El se acerca. Ella cuelga.
El:
Mujer, ¿Dónde
andas?
Mujer:
Aquí , en el salón.
El:
Por qué no has ido
a esperarme tras la puerta. Sabes que llego a esta hora. Eres asquerosa ¿Qué
hacías? La verdad no te mereces nada.
Mujer:
Has llegado antes
de tiempo. Mira el reloj. Tal vez se halla parado.
El:
Que más da. Aun así
deberías esperar mi vuelta. No me quieres, lo presiento. Te encuentro lejana.
Mujer:
No. No es así amor
mío. Te adoro.
El:
¿Me adoras? Este
halago…Falso. Todo lo que decís las mujeres es falso.
Mujer:
No querido.
El:
Calla, no quiero
escuchar tu voz. Ahora quiero comer,
estoy cansado.
Voz del fondo:
Un plato cae al vacío. El estruendo hace
estremecer a la mujer. El con sus ojos inyectados en sangre la mira, la observa
con asco. Ella llora, su llanto es mudez de esas paredes, bajo ese techo.
Ella:
¿Qué pasa?
El :
Está fría. Como
puedes servirme la comida…En que piensas. Que haces. Has perdido todas tus
facultades. Ni cocinar sabes. Salé para otro lado. No te quiero ver. Me voy a
acostar para después salir.
Voz del fondo:
Y recoge lo
destrozado. Y recoge cada cacho de su alma desmigajada. Se intenta recomponer
pero es imposible. Por un momento sueña despierta ¿Cómo sería la libertad? No
se lo imagina. No puede aunque con toda su fuerza mental cavila. Todo es
inútil, todo es absurdo. Permanecerá en ese agujero el resto de su vida.
Ella:
Que silencio hay en
la casa. Siento hielo en mis huesos. Espumas de sangre en mis labios. Mis manos
están mutiladas. Una flecha famélica me arrebato mis pasos y ahora que…Bajo la
sombra de la niebla me mezo y cuando menos me lo espero unos machetes dan
oscuridad a mi esencia, a toda mi entereza. Solo llorar y llorar me queda. Yo
mujer herida cuyo cuerpo no siento, cuya mirada se ha perdido, cuyo yo está
destruido. Yo mujer. Me siento culpable. Tantas y tantas humillaciones decido
que he comedido un error, el error de nacer ¡Soy culpable¡
Voz del fondo:
Levanta el rugiendo como un ingrato. Ella
apoyada en la ventana mira y mira esos rayos solares que le hacen daño. El se
va con un portazo.
Ella:
Ya se ha ido…Pero
que pasa ha vuelto.
El:
¡Ven aquí¡
Ella:
No me golpees. Que
pasa ahora.
El:
¡Calla¡ Mujer
infectada por la peste. Eres vulgar, una cualquiera ¡Calla¡ No hables cuando yo
hablo.
Ella:
Perdona. Soy toda
tuya.
El:
¡Cállate¡
Voz del fondo:
Todo es confuso. El
ambiente se hiela y un arpón envenenado atraviesa su vientre.
Ella:
¡Perdona¡ ¡Perdona¡
Si he sido error para tu felicidad.
El:
¡Cállate¡
Voz del fondo:
Latigazo del
desvarío, de la maldad. Ella se arrodilla. Ella se fatiga. Ella se arrincona.
Ella llora.
Mujer:
Por Dios déjalo ya.
Déjame.
El:
¡Cállate¡ Acaso tu
sufres. Solo eres un animal. Tu sufrir no existe. Solo sirves para engendrar.
Ni eso. Ni un hijo me has dado.
Mujer:
Yo no soy culpable.
Perdóname.
El:
¡Cállate¡ No
mientas. Eres una mentirosa. Solo falsedad ante mi franqueza. Estoy harto de
ti.
Mujer:
Ya no puedo más. Mi
último suspiro emerge y mi ser no quiere penar más. Y mi alma ¡ay mi alma¡ está
tan confundida, tan perdida.
El:
¡Cállate¡ Me voy.
No quiero estar entre basura.
Voz del fondo:
El teme lo peor.
Pero no se arrepiente. Se marcha decidido, satisfecho. Ella yace en el suelo.
Su cuerpo se diluye en la última brisa. Sus ojos no tienen expresión, miran al
techo. Quiere descansar de el. Quiere descansar ante la ilusión esfumada.
Quiere descansar ante su desgracia. El teléfono suena. Su amiga avistando su
martirio. Se arrastra y consigue cogerlo.
Mujer:
Si
Amiga:
¡Ocurre algo¡
Presiento lo peor.
Mujer:
Buena amiga. Mi
muerte se acerca. La ruptura con la vida.
Amiga:
Espera. Llamo una
ambulancia. Espera querida, aguanta.
Mujer:
Ya es tarde. No
ves. No ves. Veo una cierta luz de calma, de felicidad que me lleva. Ya no
tengo dolor. Solo sosiego. Ahora soy libre y como libre podré luchar por la
esperanza en otro lugar, en otro mundo.
Amiga:
¡No¡ ¡No¡ Aguanta
amiga. Ya voy.
Voz del fondo:
Muere ella. Muerte
incomprendida. Muerte innecesaria. Muerte imperfecta. Llegan las bocinas. Llega
la amiga. Derriban la puerta. Ella allí. Bajo su ventana donde el aroma del
azahar la acoge en su regazo.
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