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viernes, 1 de febrero de 2019

GUERNICA GERNIKARA!


GUERNICA GERNIKARA!
JUAN CLAUDIO ACINAS

Hace un par de días me pasé por la exposición (itinerante) Picasso. El Viaje del Guernica. Bien, estuvo bien, mereció la pena. El 7 de febrero la inauguran en LPGC. Sin embargo, a mi juicio, no se salva de algunos peros que la descafeínan un poco al presentar algunas cosas (o, peor, sin hacerlo) con un cuidado enfoque oficialista, correctísimo, light… Es una opinión, ¿eh?... ¿Y qué cosas? Pues, para no irme por las ramas, creo haber notado estas:
1.     Que el regreso a España del lienzo-mural se justifica con la constitución de nuestra balbuciente democracia, pasando por alto la voluntad expresa de Picasso en cuanto a que el cuadro “debería ser entregado al gobierno español el día en que fuese restaurada la República en España”.
2.     Que el viaje del Guernica está gráficamente representado por un diagrama que serpentea por el nombre de 32 ciudades de EEUU y Europa, pero que, sin más comentario, termina en Madrid. Última parada: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Como si fuera el destino más natural del mundo.
3.     Que, por tanto, no se menciona que el cuadro nunca se ha exhibido en ningún lugar de Euskadi, ni tampoco se dice que en Gernika-Lumo se encuentra una reproducción en cerámica con el lema “Guernica” Gernikara (Guernica a Gernika), a favor de la ubicación (o traslado temporal) del lienzo original en la villa vasca con tan simbólico roble.
4.     Que ningún panel o ninguna tarjeta se hace eco de unas esclarecedoras palabras de Iñaki Anasagasti: “En 1986, Javier Solana me llamó a su despacho para decirme ‘tenéis razón en la demanda pero no nos fiamos de que el cuadro vuelva’. En desagravio nos ofreció una obra de arte para colocar en el parque contiguo a la casa de Juntas de Gernika. Y de ahí nació la compra de la escultura de Henry Moore, Large Figure In A Shelter, que costó 600 millones de pesetas”.
5.     Que no se expone la anécdota (quizá apócrifa, pero digna de leyenda) según la cual, en el Pabellón español de la Exposición Internacional de París en 1937, un oficial alemán preguntó: “¿Es usted el que ha hecho Guernica?”. A lo que Picasso respondió: “No, han sido ustedes”.
6.     Que tampoco se expone la anécdota (de apócrifa, nada) referida a la exhibición en 1938 del cuadro en la Whitechapel Gallery (en el East End de Londres, zona pobre y marginal por esos años). La galería era y sigue siendo gratuita, pero en aquella ocasión sí puso una tarifa: había que entregar un par de botas de trabajador en buen estado para ser donadas a la causa republicana (supongo que debió impresionar la cantidad enorme de filas de botas colocadas debajo del inmenso lienzo blanco y negro de Picasso).
7.     Que en el vídeo inicial de la exposición se dice que la lluvia de fuego sobre Gernika (lanzada por la Legión Cóndor alemana junto con una formación de aviones de combate italianos) había alimentado el deseo de venganza de los vascos. Algo que en un primer momento pudo ser normal, ¿no? Pero, aun así, lo realmente excepcional es que:
a)     en 1987, se declaró a Gernika Ciudad de la Paz y de la Cultura, adhiriéndose a la Unión Mundial de Ciudades por la Paz;
b)    en 1989 Gernika se hermanó con la ciudad alemana de Pforzheim, la cual, el 23 de febrero de 1945, fue destruida en un 83% (uno de cada tres habitantes asesinado) por un bombardeo aliado totalmente innecesario;
c)     en 1997, el embajador Henning Wegener, en la Plaza del Mercado de Gernika, leyó una carta de Roman Herzog (presidente de la RFA): “Yo quiero reconocer expresamente la culpa de los aviones alemanes involucrados. Les dirijo a Vds. como sobrevivientes del ataque y testigos del horror vivido mi mensaje conmemorativo y conmovido de condolencia y duelo”;
d)    en 1998 se inauguró el Museo de la Paz de Gernika (Gernikako Bakearen Museoa) el primero de España, y el único también (creo). Donde uno de los temas de la exposición permanente se inicia en una sala con “una mirada al mundo a través del Guernica de Picasso”;
e)     en 2004, la villa foral recibió el Premio Internacional de Ciudades por la Paz otorgado por la UNESCO en reconocimiento a su labor por la paz y la reconciliación.
8.     Que ningún panel o ninguna tarjeta informa que el 5 de febrero de 2003, cuando el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió para escuchar al Secretario de Estado de los EEUU, Colin Powell, en su arenga a favor de la guerra contra Iraq, un tapiz del Guernica (situado desde 1985 en la sala) ya se había cubierto con una tela azul y las banderas de las naciones miembro (un “fondo neutro”).
Y más nada. Todo bien. Eso sí, con las garras sin filo, casi sin garras. Sobre todo si recordamos alguna que otra cosa más, como la declaración de Picasso a un periodista: “en el mural que estoy trabajando ahora y que se llamará Guernica, así como en mis recientes obras, he expresado claramente mi repudio y horror hacia la casta militar que ha hundido a España en un océano de dolor y de muerte”. Sin que por esto haya que rechazar (todo lo contrario) la certera interpretación (complementaria) de Günter Grass, para quien la compleja composición del cuadro no señala enemigo alguno. “Únicamente las víctimas se convirtieron en objetivo del pintor. A su dolor, a su horror, a su alarido, les dio expresión por medio del arte; para cumplir su arte, y también para que el mundo viera y oyera. Pero el mundo ni vio ni oyó”… Y, según parece, continúa así. ¿Habrá manera?
Bueno, a ver si no olvidar Gernika ayuda un poco a impedir tantos bombardeos de terror.
Agur!

Juan Claudio Acinas

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