JM AIZPURUA
La indigencia
intelectual política; nos invade. ¿Ustedes creen que cualquiera, si cualquiera,
de los líderes del telediario tienen la capacidad suficiente como para conducir
un Estado tan complejo como el español siglo XXI? Yo no.
No hay salvación si
unas “mesas” de capaces y documentados no emprenden la tarea de reconducir la
Constitución 78 a la sociedad 2018. La armonía social es imprescindible para la
supervivencia.
¡Que envidia me ha
dado ver a Macron rectificando y pidiendo perdón!, pero claro: ese si es de
verdad un país grande, y no el de Mariano el trajeado.
Desde que el rey
castellano dudó de las “huestes” populares y creo una fuerza militar profesional a sus
órdenes, el poder español dejó de preocuparse del gobierno pues al que no se
dejaba comprar se le mandaban las tropas. Y así seguimos con la novedad de las
togas-trampa, última maniobra del neoliberalismo internacional que acaba con
todos los dirigentes de izquierda encadenados.
El camino de
liberación pasa por manifestaciones enormes y pacíficas, no por tumultos y
enfrentamientos violentos. Cada pedrada en la calle son miles de votos que
vuelan. Cada manifestación razonable son miles de votos que entran. Esto ya es
notorio, pero infiltrados de ¿quién sabe dónde? empujan a las masas a la
revolución cuando ya estamos en el tiempo de la evolución.
Nos esperan en el
camino violento, con sus porras y sus togas, donde son invencibles desde hace
siglos. Pero en el camino de la razón, del argumento, de la necesidad social,
no tienen alternativa.
Esta Constitución
78 salió del franquismo; no de la Democracia, y eso es un hecho. Esta monarquía
le eligió Franco, no el pueblo ni la herencia real.
Es por tanto
razonable que para el siglo XXI se prepare otra Constitución adaptada a la realidad
para conseguir la armonía social. Eso es al menos lo que consideramos los
auténticos constitucionalistas, los que la pedíamos contra Franco. ¿Como se
entiende la “recentralización” de los autodenominados constitucionalistas? No
puede haber algo más inconstitucional 78 que negar la territorialidad
descentralizada llamada autonomía, aunque resultara autonosuya.
Hoy ya nadie podrá
quitarles su poltronita comunitaria y los fastos de los presidentillos a los
enganchados a las Autonosuyas. Los que recién llegan, como no pillaron cacho
aún, gallean, pero en cuanto tengan poltronas regionales; cambiarán de rumbo. Claro
que el real problema está en que no hay presupuesto para tanta parafernalia.
La eliminación de
diputaciones senado y autonomías fantasmas, daría recursos extras para abordar
pensiones y protección social; es evidente. Pero dejaría a la partidocracia con
mucho personal sin sueldo: he ahí el problema.
El problema está en
la pasta. No hay recursos para mantener un estado de bienestar y menos si es
autonómico. Cataluña lo sabe y por eso quiere irse.
No hay solución en
los lideres y partidos actuales. Solamente la decidida intervención de la
intelectualidad europea desde la UE puede abrir caminos nuevos para evitar la
catástrofe que se avecina. Mantenerse en las trincheras nos aleja de la salida.
Hay que salir al diálogo, a la confrontación del conocimiento en libertad para presentar
un horizonte de esperanza allá donde la corrupción y la represión sojuzgaron a
pueblos y ciudadanos desposeídos.
La partidocracia
78; no resuelve nada. Más bien agrava los problemas reales. La legión de
sumisos militantes ávidos de poltrona dificulta la salida y nuevos líderes
capaces, honrados, y representativos son de urgente necesidad.
Y si además los “nuevos”
partidos están contra la autonomía, la inmigración, el aborto, el Lobby Gay, y
¡las feministas!: lo tienen claro. No son de este siglo,
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