ALSASUA COMO ENSAYO DEL NUEVO FRENTE NACIONAL
RUTH TOLEDANO
La derecha española
es muy ultra. Mientras la familia Franco sigue su pulso con el Gobierno para
llevar la momia del dictador al centro de Madrid, Ciudadanos, Vox y el PP se
marcan una cita en Alsasua. La convocatoria es una provocación en toda regla,
por lo que deja en evidencia su intencionalidad a la hora de buscar nuevos
escenarios emblemáticos para viejísimas ideas. La derecha española, que es
ultra, ha acostumbrado a tildar de guerracivilismo a sus oponentes políticos,
principalmente si aspiran a una justa memoria histórica, pero ahora está
aplicando la más guerracivilista estrategia: escenificar la confrontación en
una localidad muy sensibilizada con las manipulaciones del caso de los chicos
de Alsasua, para quienes la Fiscalía de la Audiencia Nacional llegó a pedir
hasta 50 años de cárcel, acusados de terrorismo por una pelea con miembros de
la Guardia Civil que no ha sido debidamente esclarecida. Se encuentran en
prisión cumpliendo condenas de entre 2 y 13 años de prisión por delitos de
atentado a los agentes de la autoridad, lesiones, desórdenes públicos y
amenazas. A los acusados de agredir a los guardias les buscaron vinculaciones
con ETA que no fueron capaces de demostrar, y el delito de terrorismo quedó
descartado.
Como era de
esperar, el provocador desembarco de Rivera ha generado reacciones en una buena
parte de la población de Alsasua, que ha recibido al inestable líder de manera
que quedara patente su rechazo. Nada mejor para abrir titulares sobre la
violencia y la intolerancia local. Solo que al montaje se le han visto mucho
las costuras. Han ido a poner una pica en Alsasua para convertirla, en palabras
del naranjito, en lugar de defensa del constitucionalismo. Y como Alsasua es lo
menos parecido al lugar adecuado para tal cosa pues hasta el propio alcalde lo
ha llamado, por ceñirse estrictamente a los hechos, provocación. Las campanas
del pueblo sonaban para contrarrestar el ruido de los provocadores.
Rivera también dijo
que habían ido a Alsasua a debilitar el sanchismo, demostrando un retorcimiento
que tampoco cuadra con su presunta cruzada por la unidad de España: la decisión
de ir allí solo puede desunir lo que, por otra parte, nunca estuvo unido.
Albert Rivera quería liarla para atraer la atención de los medios y dar
zafarrancho a sus compañeros de filas, que no de formación. El objetivo de
convertir la localidad navarra en llama viva de un conflicto que sería mucho
mejor tratar con responsabilidad política, respeto a los vecinos y unas
aspiraciones menos innobles que la de armar bulla es guerracivilista y no
democrático, como chulescamente han pretendido argumentar. Por supuesto, para
avivar esa llama Rivera habló de ETA. Faltaba Aznar. No faltó, sin embargo, ese
Santiago Abascal sin cabeza ni corazón que ha clamado por penas de 74 años para
presos políticos catalanes como Junqueras.
Ir a Alsasua ha
sido ir a buscar el enfrentamiento para cargar de demagogia y exaltación el
discurso que no pueden sostener con argumentos ni con respaldo político.
Ciudadanos, Vox y PP han ido a sembrar odio a Alsasua, un municipio donde
ninguna de las tres formaciones de ultraderecha tiene representación por las
urnas. Los fachas se han plantado, como si de una falange se tratara, en un
territorio que había logrado mantener la calma frente a los posibles abusos
policiales y judiciales del caso de la pelea de bar. No puede haber otra razón
para ello que buscar la foto en que a alguno le cayera algo en la cabeza y
pudieran aferrarse a la sangre, que es el violento lenguaje implícito a sus
consignas. La otra razón era la de hacer llegar fuera de allí su eco expansivo.
Por eso el alcalde les ha acusado de usar su pueblo de “rehén”.
El PP de la
regeneración que es regresión y el Ciudadanos de la patria y la bandera han ido
a provocar acompañados de los fascistas de Vox. Dime con quién andas y te diré
quién eres. No era necesario hacerlo explícito, pero lo han hecho, lo cual es
toda una declaración de principios. Están haciendo ensayos para cuando llegue
el momento de constituirse en ese frente nacional con el que Aznar tiene sus
sueños más húmedos. De sangre. Le llaman engañosamente constitucionalismo pero
solo se constituyen ellos. En un bando. Justo en el momento que ellos mismos
perversamente definen como de ruptura de España. La suya en Alsasua podría
entenderse como una forma también de rebelión. Al menos iban escoltados por
guardias civiles y guardaespaldas armados.
Y mientras tanto la
familia Franco sacando pecho en Madrid.
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