MUJER QUE HA PERDIDO
SU PECHO
DUNIA
SÁNCHEZ
Te vigilo. Tú no lo
sabes, a veces la amistad nos hace valientes y saboreamos las pisadas que
damos. Voy detrás de ti. Sé que la noticia no ha sido nada buena. Pero, sin
embargo, aquí estoy de calle en calle a ver dónde vas. Como me imaginaba
siempre al mismo lugar, a la costa donde el oleaje rompe con rocas negras. No
es compasión, solo preocupación de saber cómo andas. No te das cuenta. Estás de
espalda, sumisa en tus pensamientos. Pensamientos en el hoy retorciendo,
estrangulando tu vientre. Te quitas los zapatos
y te sientas. Miras el horizonte suplicando, soñando con un mañana
mejor. Me gustaría decirte que no te aferres al silencio, qué vengas a mí y te
explayes con cualquier ocurrencia.
Sola. Quiero estar
sola. Las noticias del médico no son favorables. Estoy enferma ¿Cómo
soportarlo? Ella me sigue, cree que no lo sé. Pero sí, está detrás a una
distancia prudente, protectora. Parezco caer en las cárceles del adiós ¿ Como
levantarme? Alzar estas piernas que tiemblan y dar algún que otro paso. Aquí,
en mi sitio, estoy bien. El mar, el mar…dicen que se lleva las penas. Las mía
está tan arraigada que me siento fatigada, confusa. Tendré que luchar, soportar
lo indescriptible en el paso de los días. Me da igual perder mi pecho, solo es
un bulto más en mi cuerpo ¡Mi cuerpo¡ Lo que no soporto es el dolor ¡No¡ ¡No¡
Lo suplico, no quiero dolor, la agonía de la muerte. Miro este océano y me da
cierta calma, cierta serenidad.
Mira…mira a donde
estoy. Estoy aquí para ver tus lágrimas. No voy a consolarte pero el
aislamiento no es bonancible. Todo lo que importa es tu yo, esa reconditez de
tu aliento que nos envuelve en una sonrisa, en una paz venidera. Anda,
levántate ya y vírate. Te he venido a buscar. Desatiendes mi sombra y no sé
qué. Esta sumisa en ti misma. Ya entiendo, te comprendo. La dejo y vuelvo a
casa, ya retornará cuando la sequedad de su llanto se haya evaporado en surcar
de las horas. Me siento algo impotente, no sé porqué a ella.
Se ha ido. Yo me
quedaré aquí hasta que la luna me explique un por qué. Estoy despechada por la
vida, por la vida…pero habrá que vencer. Vencer, ja. Qué sencillo es decirlo.
Qué fácil es estar detrás del telón mientras van sucediendo las escenas de la
angustia, del dolor. La marea está subiendo, llega hasta mis tobillos y yo
aquí. Iré a por su abrazo cuando la luna me de alguna excusa del por qué¡ Por
qué soy oscuridad¡ Parece que no nos va tocar pero aquí está con su maldad. Me
defenderé ¡Sí¡ Haré todo lo que sea posible mientras sobreviva a lo que me
viene. Cara a cara con la muerte. Cara a cara con precipicios. Vencer y vencer.
Hay que ganar a la maligna enfermedad.
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