EL DESFILE DEL DÍA DE LA HISPANIDAD O EL ANACRÓNICO CULTO A LA RAZA
LUIS GONZALO SEGURA
Como todos los
años, las calles de Madrid se inundarán de militares y banderitas. Vítores y
aplausos. Puede que llueva, no suele ser inusual, pero ello no será impedimento
para que la ciudadanía, una parte de ella, muestre su amor incondicional hacia
los militares. Lástima que no les amen tanto cuando piden que dejen de
despedirles a los 45 años de edad y les envíen directamente al desempleo con
unas muy escasas posibilidades de reinserción. Pero el día de hoy iba de amor.
Ya saben. De amor a la Patria, a la Nación y a nuestro Día Nacional. Venga
mayúsculas que el asunto es muy serio.
El caso es que a
poco que uno eche la vista atrás se dará cuenta que celebramos el Día Nacional
en la misma fecha del calendario en la que el franquismo lo celebraba. Algo que
en su tiempo llamaban el Día de la Raza. Y eso da un poco de yuyu, ¿no? ¡Pues
no! En medio de la amnesia y la lobotomía completa a la que se ha sometido gran
parte de la ciudadanía, eso de desfilar celebrando la Patria el mismo día que
lo hacía Franco, con los sucesores designados por él al frente, no parece ser
muy incómodo para muchos. Para otros, lo único decepcionante es que se trata de
un festivo y no hay partido de fútbol. Creo.
Buceando en
Wikipedia encontré la siguiente definición para el Día de la Hispanidad: El 12
de octubre se ha considerado como un día memorable porque a partir de entonces
se inició el contacto entre Europa y América, que culminó con el llamado
“encuentro de dos mundos”, que transforma las visiones del mundo y las vidas
tanto de europeos como de americanos.
Visto así hasta
mola, y mucho, si no fuera por aquello de las mutilaciones, violaciones y
ejecuciones que se pueden encontrar en medios nada subversivos, por cierto, y
sin investigación muy exhaustiva.
Más allá de
celebrar la conquista de América, obviando todas las barbaridades que allí se
cometieron o justificándolas en que los ingleses hicieron más -con un ‘y tú
más’ bastante más pavoroso que el acostumbrado en ámbitos políticos sobre temas
de corrupción-, lo cierto es que hay una parte que se siente excluida de esta
celebración. Éste es un motivo por el que se hace necesario buscar una nueva
fecha; además, hay muchas y muy variadas opciones.
Una posibilidad
sería honrar a los que intentaron asesinar al genocida dictador, más que nada
porque su gesto es de los pocos que permite sentir algo de orgullo y no
avergonzarse de la comodidad por el sometimiento de una gran mayoría de la
ciudadanía. Días al respecto no faltan, pues hasta en 17 ocasiones se intentó
librar a los españoles de la lacra y el retroceso que supuso la dictadura. Al
menos, sería conveniente que las Fuerzas Armadas adoptasen ese día como día
conmemorativo, dado que los pocos militares que intentaron asesinar a Franco
deberían constituir motivo de orgullo y enaltecimiento.
Ello no se trata de
ningún delirio. Alemania, por ejemplo, celebra el 20 de abril como festividad
de sus Fuerzas Armadas por ser este la efeméride del día que intentaron
asesinar a Hitler. Pero para eso hay que ser antifascista y a España todavía le
queda, por eso nuestras Fuerzas Armadas desfilan el Día de la Hispanidad como
si fuera su propio día. Pero lo hacen de forma encubierta, pues a la vez celebran
el Día de las Fuerzas Armadas en un día indefinido entre mayo y junio. Día que,
obviamente, pasa desapercibido y que lo único que pretende es enmascarar que la
verdadera celebración para las Fuerzas Armadas es el 12 de octubre.
Pero para día de la
Hispanidad, de España si se prefiere, hay que buscar un día que nos represente.
Un día que de alguna forma reúna a toda la nación entorno a un momento
esencial. Y pocos me lo parecen tanto como el 26 de abril, el día que se
produjo el bombardeo de Guernica. Un acontecimiento histórico de repercusión
mundial que de celebrarse situaría a España en la vanguardia del antifascismo.
Justo en las antípodas de las coordenadas en las que hoy nos encontramos. Una
celebración con una enorme cantidad de sentimientos encontrados que marcaría el
esfuerzo de una ciudadanía por redimirse. Por hacer todo lo posible por no
volver a cometer los mismos errores del pasado. Una celebración que implicaría
también una conmemoración de las víctimas franquistas y una petición oficial y
pública de perdón.
De momento, lo
comentado, lógico en cualquier país europeo o avanzado, sólo es ciencia ficción
al sur de los Pirineos. En lugar de tener unas Fuerzas Armadas que conmemoran y
honran a los militares que intentaron asesinar a Franco, o un país que hace lo
propio con las víctimas del franquismo en la celebración del Día Nacional,
tenemos a una nación que celebra la perpetuación del Día de la Raza y unas
Fuerzas Armadas que se unen a la misma encubriendo su festividad en un fin de
semana perdido de la primavera. Todo ello mientras más de 1.000 militares en
reserva o en retiro han firmado un manifiesto a favor de Franco después de
ocupar los puestos de máxima responsabilidad durante los últimos quince años.
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