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miércoles, 24 de octubre de 2018

AHORA, EN VERSO CON EL TÍO TOMÁS ZAMORA


AHORA, EN VERSO CON EL 
TÍO TOMÁS ZAMORA
Rafael ZAMORA MÉNDEZ
Fue un suceso verdadero,
que tengo como evidente:
Tuve un tío, caballero,
que descolló en el terrero,
de una forma diferente.
Se llamó, TOMÁS ZAMORA,
alto, fuerte como pino,
de nobleza encantadora,
y elegancia seductora,
en las manos del Destino.
No lo pude conocer,
por razones de distancia,
pero tendrán que saber,
que lo supe bien querer,
desde mi temprana infancia.
Por El Hierro se encontraba,
en una “Lucha Corrida.”
Temprano se comenzaba,
y cuando el sol se ocultaba,
todo el  mundo se marchaba,
celebrando la “barrida”.
Eran seres contra seres,
hasta quedar uno solo,
y gritaban las mujeres,
admirando los poderes,
del que aguantaba en el corro.
Resulta que fue un “indiano”,
de Cuba recién llegado,
quien, alargando la mano,
quiso lucirse temprano,
ofreciendo este legado:
“ONZAS DE CODICIADO ORO,
AL QUE CREYERA POSIBLE,
AVERGONZAR EN EL CORRO,
DERRUMBANDO CON DECORO,
A ZAMORA, EL INVENCIBLE.”

Como pólvora en reguero,
el anuncio se extendió,
sin falta de pregonero,
porque todo el pueblo entero,
de inmediato, se enteró.
¡Era una cosa de locos!
¿A Don Tomás derribar?
¡Delegación de colosos,
para seres portentosos,
que lo idearan intentar!
Con sus dos metros de altura,
un titán que daba guerra,
nunca encontró a una criatura,
que tuviese la fortuna,
de hacerle besar la tierra.
Terminando ya el evento,
los presentes deliraban,
estaba de pie en el centro,
y dos nada más quedaban,
para cerrar el encuentro.
¡HABÍA TUMBADO A CUARENTA,
CON LA MAÑA DEL “TRASPIÉS,”
Y, SEGÚN LA HISTORIA CUENTA,
FUE SU HAZAÑA UNA LEYENDA,
CON LO QUE VINO DESPUÉS!
Se enfrentó con un flacucho,
anoréxico de veras,
que con cara de serrucho,
no le duraría mucho,
soplándole las caderas.
Pero...¡imposible de creer:
DON TOMÁS YA CONOCÍA,
la indigencia de aquel ser,
que por falta de comer,
sufría su padecer,
sin el pan de cada día!
¡SE ACABARON LAS VENCIDAS!
QUE EL PAISANO SE ASIGNARA,
LAS DOS ONZAS OFRECIDAS,
Y, CON RASGOS DE SUICIDA,
HIZO QUE EL POBRE GANARA!
¡La plaza se vino abajo,
englobando tal nobleza,
y con pasmoso trabajo,
hasta en hombros le sacaron,
elogiando su grandeza!
¡QUÉ GRANDE FUE MI TÍO!
¡ESTATURA Y CORAZÓN!
¡LOS RUGIDOS DE UN LEÓN,
QUE EN LA LUCHA DEMOSTRÓ,
EL VALOR DE UN DESAFÍO!

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