LAS HOGUERAS DE
LAS HORAS...
DUNIA
SÁNCHEZ
No sabía por los
astros seguían ahí, contemplándola, lamiendo cada impulso de sus pensamientos.
Ella, retorcida en el vientre de la madre naturaleza. La amaba y su belleza
perfecta contemplaba absorta a medida que las horas se desvanecían. No sentía
ganas de hablar, ni tan siquiera para ella misma. Solo, el resonar del oleaje
invitándola a ser parte de él. Su atracción superaba cada nocturno
sorprendiéndose con sus pies desnudos en la orilla, en la oscuridad de noche
sin luna. Solo, los astros seguían ahí, convencidos de que ella los amaba. Se
giraba en sí misma con la rutina del tiempo y el cansancio no cesaba.
Astros:
Estamos aquí, en el
todo del universo absorbiendo del aroma de esa esfera llamada tierra. Tu estás
ahí, callada, admirando nuestro brío en la noche. En la noche cuando la luna
sin palabras se aleja de tus ojos. Ojos cenizos de alguna tristeza, de alguna
pesadez.
Ella:
Si os miro cuando
la luna no asalta en su lucidez. Mis penas son monólogos de años que acompañan
a mis manos, vacías, inertes, yermas. Por ello, aquí estoy, mirando…mirando la
chispa de vuestra calma antes las turbulencias de los días.
Astros:
Es angustioso
como vosotros, los llamados humanos,
terráqueos os expandís en violentas, en causas ajenas a la nobleza y a la paz.
No decimos todos pero en cierto grado el
poder maneja los hilos de ese mundo hacia la condena de los espíritus libres,
pacíficos en pozos oscuros ¿ Habrá o no
habrá salida? Llevamos aquí muchos soles y todo igual, la caída de la entereza
de aquellos luchadores de la paz.
Ella:
Yo soy yo. Y decido
paz. Y decido libertad. No señaléis a todos, al todo. Nos llevan por
precipicios pero qué hacer en la inmensidad de lo grotesco, de lo bestial, de
lo desgarrador en lágrimas de impotencia. La cura sería criarnos como amigos,
uno y otro de la mano, sin la perspectiva del color, de las ideologías, los
pensamientos aferrados a lo nefasto.
Ballena:
Uhh. Uhhhh. Ven
aquí mujer de las estrellas, nada con nosotras en esta noche de entrega las
estrellas del misterio. Aun queda cierto retazo de benevolencia, de una belleza
que será intocable a través de los años.
Astros:
Vete con ella. Ella
que sabe de las canciones del amor, de lo hermoso, del equilibrio, de la
calma. Como mujer de los alientos
positivos crecerás y te hallaras mejor.
Ella:
Sí, existe la
solución
Eah, eah
Hechizo de
ballenas.
Canto de astros.
La noche.
¡La noche¡
Cuando los sonidos
del dolor duermen,
Cuando los
pensamientos regresan
A nuestros
sentidos.
Eah, Eah
Manos lanzando lo sano,
El vuelo de palomas
En los balcones
perdidos
En el adiós.
Y callaron, se
recogieron cuando la aurora esboza su sonrisa y las constelaciones descansan.
Y callaron como esclavitud de las
vivencias de la nueva rutina de las horas hasta que el sol fuera invisible en
sus ojos, en sus sentimientos. Y callaron, ella, de retorno bajo su techo. Y se
callaron, todo comenzaba de nuevo, todo rotaba en torno en las hogueras de las
horas. Y callaron, y vino la luz de la mañana, y vino el andar ciego de la
ciudad.
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