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domingo, 12 de agosto de 2018

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ


LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ
Rafael ZAMORA MÉNDEZ
Constituir muchas cosas buenas, es bastante aceptable, pero... en absoluto, para nada nos aprovecharíamos de ellas si no realizamos las que necesariamente tendríamos que hacer.
Si con solidez, no amamos la VERDAD, nos será radicalmente inaceptable el poder reconocerla porque, por mera dejadez, ponemos en eminente peligro a la propia REALIDAD y al respetable BIEN.
SABIO es el firme encadenado a la SINCERIDAD, con mayúscula.
Por otra parte, subestimar el error es subestimar la ecuánime EXACTITUD.
El error y el odio semejan vida. Pero son plañidera muerte a la AUTENTICIDAD y al AMOR.
Existen unas morrocotudas cantidades de VERDADES que, por temerosa cobardía, falta de apego, de simples erróneos sentimientos, ridículamente, acostumbramos tratar de ocultarlas, horriblemente silenciarlas y...lo que resulta muchísimo peor, ¡hasta la chiflada insensatez de llegar a olvidarnos íntegramente de todas ellas, dándoles por completo las espaldas, haciéndonos los sonados locos, sombríos ciegos y sigilosos mudos!
El consabido RESPETO, las deslumbrantes NOCIONES HISTÓRICAS y, hasta la propia acreditada DIGNIDAD, suelen ser mezquinamente mancilladas en profusos lugares, centrales y apartados rincones de nuestra aturdida Patria, la que, en ingeniosa frase para cada uno de sus nativos, el penetrante Pemán, les definía con aquello de "TODOS LOS ESPAÑOLES TIENEN LAS MANOS MANCHADAS DE BARRO, DE TANTO FABRICAR MUNDOS".
Y este ideológico preámbulo, viene meramente a jácara, porque, gracias a la sensatez de algún entendido buen ciudadano, he podido alegremente comprobar de que, ya hace unas cuantas semanas que, ¡por fin!, no veo el triste y desolador panorama de unas andrajosas banderas que estaban ubicadas en los  altos mástiles de un sobresaliente edificio capitalino.
¿Es que en SANTA CRUZ DE TENERIFE, no habían puntuales, atentas, responsables, votadas y bien remuneradas dignas Autoridades, que pudieran estar al corriente de estas tan visibles exposiciones para que, en un santiamén, fácilmente, lograran haberle puesto a su debido tiempo rápido y,si es preciso, hasta de llamarles la severa atención o sancionar como es debido a los que tienen la intolerante procacidad, el desmedido descaro, la gran fachadota e insubordinado albedrío de estar bonitamente ejecutándolas?
¿Es que nadie se había fijado en este destacado rincón y, en otros muchos, en los que, ciertamente, sucede potencialmente lo mismo?
¡Eran unos despedazados indecorosos pellejos telares, campantemente serpenteando a los cuatro vientos, perennemente envueltos en polvorosas panzas de tropical burro, gimoteando en desencajados jirones, cínicamente, ofreciendo el más amargado de los desagradables aspectos visuales, totalmente rechazables para cualquiera que, a capa y espada, sepa querer defender como es debido y corresponde, con el más decoroso de los honorables símbolos patrios!

Banderas mías rendidas
que, en muchos sitios lucieran
¡Parecen todas perdidas,
por encontrarse raídas,
radicalmente abatidas
y a la vista de cualquiera!
Nuestros símbolos sagrados,
desde la cuna queridos,
con nuestros cinco sentidos,
están siendo pisoteados,
casi, casi, ya olvidados
y plenariamente, heridos.

¡Cuando, estando en tierra extraña.,
el rojo y gualda veía,
algo muy grande sentía,
la sangre se me encendía,
y el corazón me latía, pensando solo en España!

Reconquistemos valores,
siempre que sean perfectos,
¡Ya bien sabemos, señores
que existiendo mal de amores
somos flojos españoles,
apartando los defectos.
Nuestro humillado Pendón,
no se cansa de exclamar:
¡TENGO SOBRADA RAZÓN,
PARA LLORAR LA TRAICIÓN,
DE NO FIJAR PABELLÓN,
EN MI PROPIO GIBRALTAR!
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