LO
QUE EL VIENTO SE LLEVÓ
Rafael ZAMORA MÉNDEZ
Constituir
muchas cosas buenas, es bastante aceptable, pero... en absoluto, para nada nos
aprovecharíamos de ellas si no realizamos las que necesariamente tendríamos que
hacer.
Si con
solidez, no amamos la VERDAD, nos será radicalmente inaceptable el poder
reconocerla porque, por mera dejadez, ponemos en eminente peligro a la propia
REALIDAD y al respetable BIEN.
SABIO es el
firme encadenado a la SINCERIDAD, con mayúscula.
Por otra
parte, subestimar el error es subestimar la ecuánime EXACTITUD.
El error y
el odio semejan vida. Pero son plañidera muerte a la AUTENTICIDAD y al AMOR.
Existen unas
morrocotudas cantidades de VERDADES que, por temerosa cobardía, falta de apego,
de simples erróneos sentimientos, ridículamente, acostumbramos tratar de
ocultarlas, horriblemente silenciarlas y...lo que resulta muchísimo peor,
¡hasta la chiflada insensatez de llegar a olvidarnos íntegramente de todas
ellas, dándoles por completo las espaldas, haciéndonos los sonados locos,
sombríos ciegos y sigilosos mudos!
El consabido
RESPETO, las deslumbrantes NOCIONES HISTÓRICAS y, hasta la propia acreditada
DIGNIDAD, suelen ser mezquinamente mancilladas en profusos lugares, centrales y
apartados rincones de nuestra aturdida Patria, la que, en ingeniosa frase para
cada uno de sus nativos, el penetrante Pemán, les definía con aquello de
"TODOS LOS ESPAÑOLES TIENEN LAS MANOS MANCHADAS DE BARRO, DE TANTO
FABRICAR MUNDOS".
Y este
ideológico preámbulo, viene meramente a jácara, porque, gracias a la sensatez
de algún entendido buen ciudadano, he podido alegremente comprobar de que, ya
hace unas cuantas semanas que, ¡por fin!, no veo el triste y desolador panorama
de unas andrajosas banderas que estaban ubicadas en los altos mástiles de un sobresaliente edificio
capitalino.
¿Es que en
SANTA CRUZ DE TENERIFE, no habían puntuales, atentas, responsables, votadas y
bien remuneradas dignas Autoridades, que pudieran estar al corriente de estas
tan visibles exposiciones para que, en un santiamén, fácilmente, lograran
haberle puesto a su debido tiempo rápido y,si es preciso, hasta de llamarles la
severa atención o sancionar como es debido a los que tienen la intolerante
procacidad, el desmedido descaro, la gran fachadota e insubordinado albedrío de
estar bonitamente ejecutándolas?
¿Es que
nadie se había fijado en este destacado rincón y, en otros muchos, en los que,
ciertamente, sucede potencialmente lo mismo?
¡Eran unos
despedazados indecorosos pellejos telares, campantemente serpenteando a los
cuatro vientos, perennemente envueltos en polvorosas panzas de tropical burro,
gimoteando en desencajados jirones, cínicamente, ofreciendo el más amargado de los
desagradables aspectos visuales, totalmente rechazables para cualquiera que, a
capa y espada, sepa querer defender como es debido y corresponde, con el más
decoroso de los honorables símbolos patrios!
Banderas mías rendidas
que, en muchos sitios lucieran
¡Parecen todas perdidas,
por encontrarse raídas,
radicalmente abatidas
y a la vista de cualquiera!
que, en muchos sitios lucieran
¡Parecen todas perdidas,
por encontrarse raídas,
radicalmente abatidas
y a la vista de cualquiera!
Nuestros símbolos sagrados,
desde la cuna queridos,
con nuestros cinco sentidos,
están siendo pisoteados,
casi, casi, ya olvidados
y plenariamente, heridos.
desde la cuna queridos,
con nuestros cinco sentidos,
están siendo pisoteados,
casi, casi, ya olvidados
y plenariamente, heridos.
¡Cuando, estando en tierra extraña.,
el rojo y gualda veía,
algo muy grande sentía,
la sangre se me encendía,
y el corazón me latía, pensando solo en España!
el rojo y gualda veía,
algo muy grande sentía,
la sangre se me encendía,
y el corazón me latía, pensando solo en España!
Reconquistemos valores,
siempre que sean perfectos,
¡Ya bien sabemos, señores
que existiendo mal de amores
somos flojos españoles,
apartando los defectos.
siempre que sean perfectos,
¡Ya bien sabemos, señores
que existiendo mal de amores
somos flojos españoles,
apartando los defectos.
Nuestro humillado Pendón,
no se cansa de exclamar:
¡TENGO SOBRADA RAZÓN,
PARA LLORAR LA TRAICIÓN,
DE NO FIJAR PABELLÓN,
EN MI PROPIO GIBRALTAR!
no se cansa de exclamar:
¡TENGO SOBRADA RAZÓN,
PARA LLORAR LA TRAICIÓN,
DE NO FIJAR PABELLÓN,
EN MI PROPIO GIBRALTAR!
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