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lunes, 16 de julio de 2018

PRESENTACIÓN DEL LIBRO “LOS PEQUEÑOS DEL MARIANNE” DE CARMEN GONZÁLEZ (MICA)


PRESENTACIÓN DEL LIBRO “LOS PEQUEÑOS DEL MARIANNE” DE CARMEN GONZÁLEZ (MICA)
RAMÓN ACIEGO DE MENDOZA LUGO
[13 de julio de 2018 a las 19 horas en la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC), ubicada en la calle Robayna nº 2 (esquina Castillo) en Santa Cruz de Tenerife]


Palabras de presentación
-      Saludos y agradecimiento:
o   Buenas tardes.
o   Es un placer acompañarles en la presentación del libro Los pequeños del Marianne, de nuestra compañera Carmen González (Mica)
o   Su lectura me ha sugerido una serie de ideas o reflexiones, que me van a permitir compartir con todos ustedes intercalándolas con algunos extractos del propio cuento.
         La necesidad de comunicación; el interés como motivación y logro; el superar los miedos; el rigor en las tareas; la escucha; la felicidad que emana de la naturaleza; la Comunidad soberana; superar la intolerancia; el arte de enseñar; el prodigio del amor. Todos estos valores Mica, la autora, nos invita a compartir mediante el placer por la lectura.
            Mica es “maestra”. Y maestra como solo se puede ejercer de verdad ese maravilloso oficio: con vocación, curiosidad y pasión.
            En su “Cuento”, genera situaciones de aprendizaje:
          Esther, Nico y Juan se sintieron descargados del enorme peso que llevaban soportando durante días y salieron del aula entusiasmados, dispuestos a realizar tan gratos deberes.
          Aunque era viernes por la tarde, los tres se afanaban en realizar el trabajo marcado en clase (…)
          No soltaban el cuaderno ni para comer. Asombrados y felices, los padres se sentían hipnotizados con la aplicación que mostraban sus hijos.
          El encargo de la profesora había sido presentar un trabajo en equipo. De ese modo, los animaba a pensar sobre lo sucedido, a debatir en torno a ello y, en definitiva, a expulsar el miedo que, había notado, se albergaba en la mente de sus queridos alumnos (...)
          El domingo por la tarde, los tres muchachos se juntaron y cada cual, con una excitación inusual, mostraban a los otros sus avances (…) No sólo se trababa de elegir qué adivinanzas presentar en clase al día siguiente sino, lo más importante, las que llevarían al Marianne para continuar su aventura.
 
            De la mano de los chicos Nico, Esther y Juan. Con el empuje de Doña Aurora, “la Seño”. La ayuda de la maestra en prácticas Flor, especialista en música, y del abuelo de Nico. En un entorno familiar, el pueblo de Bajamar. Se nos invita a internarnos en el “secreto mundo” del cangrejo rojo, rojo; del tímido erizo, enorme con las púas abiertas; y de la linda estrellita de mar.

            Sin, ni siquiera en esta ocasión, permitirse la licencia de abandonar “el obligado rigor académico”:
Hola amigos les voy a mostrar mi mundo (nos hable el cangrejo rojo, rojo):
Los cangrejos somos llamados de varias formas:
Crustáceos porque estamos provistos de una superficie dura que es nuestro esqueleto externo.
Artrópodos que significa invertebrados con apéndices articulados (patas).
Decápodos porque tenemos cinco pares de patas; además estamos dotados de un complejo bucal, cabeza y tórax que están unidos; guardando dentro las branquias, que es nuestro aparato respiratorio.
Braquiuros, pues contamos con una cola pequeña […]

            Pero, sin perder la oportunidad de conectar con el contexto en el que se mueven nuestros niños, niñas y adolescentes:
Algunos de nosotros – sigue hablando nuestro amigo el cangrejo - nos hemos adaptado a vivir sobre organismos y objetos flotantes, podríamos decir que somos algo parecido a los windsurfistas.

            Como, tampoco, el sentido del humor o la capacidad de fantasear:
Si observáis con atención – nos habla en esta ocasión la linda estrellita de mar - veréis que podemos mostrarnos de muchos colores. Desde los más oscuros, como el gris o marrón. A los vivos, naranjas o rojos. También, azules o verdosos. La piel está cubierta con placas óseas, colocadas unas encimas de las otras, lisa, espinosa o granulada. Ciertos erizos dicen que somos así para protegernos de los depredadores. Pero yo pienso que es para que cuando movamos nuestros brazos, que pueden ser desde cinco a cincuenta, nos sintamos las bailarinas del mar. Si no fuese así ¿para qué íbamos a tener un esqueleto interno con placas que pueden articularse? Evidentemente es para que podamos bailar mejor.
           
            Gracias Mica. Ha sido un placer compartir tu lectura. Y animo a todos a que se sumen y compartan este placer.
            ¡Su lectura sería una magnífica “tarea” para el verano! … Además de darse un buen chapuzón en El Marianne y observar, ahora con una mirada nueva, a cangrejos, erizos, estrellas de mar y burgados.


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