PEDRO DUQUE EN LA LUNA HOMEOPÁTICA
DAVID TORRES
Lo malo de que te
nombren ministro es que, en cuestión de minutos, un ejército de informáticos
sin nada mejor que hacer, detectives aficionados y periodistas con mala leche
va a empezar a revisar tus cuentas bancarias, tu situación fiscal y tus
comentarios en las redes sociales en busca del desliz, la frase grosera, la
cáscara de plátano o esa foto disfrutando del sol gallego en el yate de un
narco. Todos tenemos un pasado, pero los políticos tienen un cementerio. Al ex
ministro de Cultura, Màxim Huerta, no le había dado tiempo de sentarse en el
sillón cuando se publicaron varios tuits suyos diciendo que odiaba los toros y
el deporte, aunque lo que terminó de darle la puntilla fue la noticia de que en
2006 había montado una sociedad para defraudar a Hacienda.
Con Pedro Duque el
cadáver ha tardado un poco más en aparecer pero ayer mismo se hizo público un
video donde aparecían unas declaraciones lamentables del pasado abril en que el
futuro ministro de Ciencia, Innovación y Universidades menospreciaba la educación
pública y confesaba que él mismo había tenido que llevar a sus hijos a un
colegio privado, porque allí se toman más en serio la enseñanza de idiomas.
Probablemente sea porque Pedro Duque, al contrario que Huerta, cae bien a casi
todo el mundo, yo incluido, pero la opinión de Duque apenas ha tenido
repercusión cuando, de hecho, es gravísima. No sólo porque insulta
descaradamente a los centros y profesores de la escuela pública, sino porque se
trata de una afirmación sin ninguna base científica.
Lo de que la
educación privada va delante de la pública, dicho por cualquier protagonista
del ejecutivo anterior, caracterizado por las medallas a la Virgen, los cantos
legionarios y la ignorancia supina del ciclo atmosférico, sería únicamente una
chirigota entre mil y no tendría la menor importancia. Pero en boca de un
astronauta e ingenierio aeronáutico que, entre otras cosas, ridiculiza y
desmonta a diario las absurdas patrañas de la homeopatía, el terraplanismo o la
geoingeniería, suena más bien a camelo homeopático. No, no es verdad que la
educación privada española sea superior a la pública. De hecho, sólo en el área
de idiomas, hay más colegios bilingües públicos que concertados, y en 2016 el
psicólogo Alfredo Hernando realizó un estudio en el que concluyó que los
centros públicos son más innovadores que los privados tanto en estrategias como
en resultados. En cuanto al ámbito de las universidades, que es competencia
directa de su ministerio, haría bien Duque en repasar las últimas estadísticas,
ya que sólo hay una universidad privada entre las diez primeras de España y
está en séptimo lugar.
Lo que más chirría
en las declaraciones de Duque es oír hablar de un concepto tan elitista,
anticuado y pedorro como “excelencia”. Se entendería, quizá, si se hubiera criado
en el barrio de Salamanca pero resulta que Pedro Duque, como Escudier y como mi
menda, vistió pantalón corto por el parque de San Blas. Está tardando el
ministro en pedir perdón y reconocer que metió la pata a fondo, sobre todo con
esos miles de profesores que enseñan idiomas en colegios e institutos públicos
por una miseria y con horarios de mierda. Venga, macho, que eres de San Blas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario