EVOCANDO A UN
BUEN
HERREÑO AMIGO
Rafael ZAMORA
MÉNDEZ
Los enigmáticos designios del veleidoso Destino, a
veces, nos depara inesperados estupores y angustiosas consecuencias.
De ninguna forma y manera un servidor, podría dejar
pasar por alto y en las tenebrosas penumbras del ingrato olvido, a NICANOR
PADRÓN HERNÁNDEZ, al cumplirse en estos
días los dos años de su definitiva despedida terrenal, habiéndonos dejado con
ello, el inmenso vacio de su corporal presencia, desbordante simpatía y ejemplar fraternidad.
La tan penumbrosa primera comunicación, me llegó
mereced a los solícitos mensajes que a diario, en su Muro, publica mi dilecto
colega, Baudilio Domingo Navarro Quintero, una carnal computadora humana que,
en su mente y en su casa, celosamente, alberga un sin fin de hechos, anécdotas
fotos y valiosos escritos, dignos de figurar con todos los más altos honores,
en cualquier destacada Biblioteca Mundial.
De jóvenes, con el amigo NICANOR, juntos, desfilaron
nuestras enérgicas ansias gimnásticas, entregadas de lleno con el mayor
entusiasmo, en el renombrado Club "DEPORTIVO ARMICHE", habiendo sido
muchas las triunfales tardes gloriosas en las que, amistosamente, departiéramos
imborrables momentos de jubiloso contento, celebrando por todo lo alto, los
parabólicos tantos del diestro PERERA, de "Chicho", EL LAGUNERO, de
RAMÓN AYALA, o... los del propio FELO.
Persona culta, inquieta y ceremoniosa, poseía un
atractivo carisma, siendo perennemente su trato individual todo un valioso compendio de edificante
urbanidad, algo que en demasía, le valió para lograr escalar altos y difíciles
comprometidos cargos laborales, todos ellos, ejercidos con sabia prudencia,
sobria fidelidad y exitosa eficacia.
Desde este tan leído BLOG, de NACIÓN CANARIA, aseguramos que, para mucho de
nosotros, su grato recuerdo no tendrá nunca su
definitivo punto final, sino, el permanente y sucesivo recuerdo de todo
un gentil hombre que a lo largo de su modélica existencia, supo dejarnos
sembrada la impagada simiente de una inquerbrantable honradez, aleccionadora
cordialidad y moralizante rectitud.
Un abrazo Nicanor,
que adormeces en reposo.
¡Tuvimos el gran honor,
de recibir el favor,
de tu trato bondadoso!
Entre penumbras vivimos,
como pobres indigentes
y si tus pasos seguimos,
seguro que conseguimos,
LOS RECUERDOS PERMANENTES.
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