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jueves, 12 de julio de 2018

EVOCANDO A UN BUEN HERREÑO AMIGO


EVOCANDO A UN BUEN 
HERREÑO AMIGO
Rafael ZAMORA MÉNDEZ
Los enigmáticos designios del veleidoso Destino, a veces, nos depara inesperados estupores y angustiosas consecuencias.
De ninguna forma y manera un servidor, podría dejar pasar por alto y en las tenebrosas penumbras del ingrato olvido, a NICANOR PADRÓN  HERNÁNDEZ, al cumplirse en estos días los dos años de su definitiva despedida terrenal, habiéndonos dejado con ello, el inmenso vacio de su corporal presencia, desbordante  simpatía y ejemplar fraternidad.
La tan penumbrosa primera comunicación, me llegó mereced a los solícitos mensajes que a diario, en su Muro, publica mi dilecto colega, Baudilio Domingo Navarro Quintero, una carnal computadora humana que, en su mente y en su casa, celosamente, alberga un sin fin de hechos, anécdotas fotos y valiosos escritos, dignos de figurar con todos los más altos honores, en cualquier destacada Biblioteca Mundial.
De jóvenes, con el amigo NICANOR, juntos, desfilaron nuestras enérgicas ansias gimnásticas, entregadas de lleno con el mayor entusiasmo, en el renombrado Club "DEPORTIVO ARMICHE", habiendo sido muchas las triunfales tardes gloriosas en las que, amistosamente, departiéramos imborrables momentos de jubiloso contento, celebrando por todo lo alto, los parabólicos tantos del diestro PERERA, de "Chicho", EL LAGUNERO, de RAMÓN AYALA, o... los del propio FELO.
Persona culta, inquieta y ceremoniosa, poseía un atractivo carisma, siendo perennemente su trato individual  todo un valioso compendio de edificante urbanidad, algo que en demasía, le valió para lograr escalar altos y difíciles comprometidos cargos laborales, todos ellos, ejercidos con sabia prudencia, sobria fidelidad y exitosa eficacia.
Desde este tan leído BLOG, de  NACIÓN CANARIA, aseguramos que, para mucho de nosotros, su grato recuerdo no tendrá nunca su  definitivo punto final, sino, el permanente y sucesivo recuerdo de todo un gentil hombre que a lo largo de su modélica existencia, supo dejarnos sembrada la impagada simiente de una inquerbrantable honradez, aleccionadora cordialidad y moralizante rectitud.
Un abrazo Nicanor,
que adormeces en reposo.
¡Tuvimos el gran honor,
de recibir el favor,
de tu trato bondadoso!
Entre penumbras vivimos,                                                    
como pobres indigentes
y si tus pasos seguimos,
seguro que conseguimos,
LOS RECUERDOS PERMANENTES.

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