ENSALADA DE HOSTIAS EN EL PP
JUAN CARLOS ESCUDIER
Han entrado las
primarias del PP en esa fase tan divertida de las puñaladas traperas, expresión
que no se sabe bien si alude a los desgarrones que causan, a la manera de
coserse a ídem con un trapo envuelto en la mano o a la traición con la que se
propinan algunas tajaduras. En el partido del registrador de la propiedad
brillan los aceros como los destellos de un banco de sardinas y aletean las
navajas de Albacete con el rumor sordo de sus siete muelles. Lo nunca visto.
La pendencia entre
Santamaría y Casado se ha enconado por un vídeo apócrifo que se burla en blanco
y negro de la regeneración que representan algunos de los apoyos de la
exvicepresidenta, entre ellos el joven Javier Arenas, al que ya Hacienda dio
por muerto en 2011 por un error informático y luego tuvo que pedirle perdón
ante la evidencia de que estamos ante el Jordi Hurtado de la derecha,
imperecedero e inmortal. A la que fuera mujer más poderosa de España desde
Godoy, en expresión de Margallo, no le gusta verse en tonos sepias y mucho
menos con música de Cuéntame, cuando ella es más del Azurro de Celentano y de
Rafaella Carrá.
El vídeo cayó como
una bomba en el consejo de ancianos de Santamaría y la reacción no se hizo
esperar a cuenta del frustrado debate entre candidatos que reclamaba Casado. La
candidata, según ha dicho, no pensaba prestarse a esa contienda porque sería
malo para el PP y para el chico de los recados de Aznar, del que se vería que
no tiene ni media hostia cuando comparara con él “preparación, trayectoria,
currículum, experiencia o programa”.
Se trata, cuando
menos, de una afirmación muy osada faltando aún cinco días para el congreso,
tiempo más que suficiente para que Casado se doctore con honores en física de
partículas y haga un curso a distancia de punto de cruz. Notoriamente ofendido,
el acaparador de másters negó la autoría de un vídeo que, a las malas, podría
haber hecho él mismo ya que, no en vano y como se habrá adivinado, hizo un
curso de producción audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos del que
conserva las notas. Para Casado, su oponente es altanera y soberbia y él un
humilde David con una honda y varios pedernales en la chaqueta.
Entre dentellada y
dentellada, los equipos de ambos tiburones intentan ganarse el favor de los
caídos por España y por el PP en la primera vuelta de las primarias, carrera en
la que Casado aventaja claramente a Santamaría gracias a otro de sus múltiples
cursos, el de costura, con el que pretende rivalizar incluso con Susana Díaz,
la sastrecilla temeraria del PSOE. Hoy mismo esperaba que Cospedal se
presentara en uno de sus actos de campaña en abierta demostración de que sus
zurcidos son de categoría.
Pese a la cercanía
del congreso, un buen número de dirigentes siguen nadando y guardando la ropa
porque siguen sin tener claro quién vencerá en la contienda, y, como con las
cosas de comer no se juega, siguen haciendo la estatua en homenaje al líder
saliente. Es la pose que ha adoptado Feijóo, del que no se descarta que llegue
el fin de semana al cónclave salpicado de excrementos de paloma.
Del análisis de los
mensajes simplones con los que los aspirantes al trono de hierro nos vienen
deleitando, cabe deducir que Casado encarna la línea Don Pelayo, con armadura
de cuello alto y tizona en bandolera, y Santamaría el prêt-à-porter de tonos
cálidos y pastel con miriñaque. Son estilos tan incompatibles que la
integración sería un imposible metafísico hasta para Agatha Ruiz de la Prada,
que llegó a casar mecánica y moda con su modelo Taca-taca, el primer vestido
que pasaba revisión a los 10.000 kilómetros.
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