¿Y AZNAR QUÉ DICE
DE ESTO?
JUAN CARLOS ESCUDIER
La gran
incógnita del nuevo momento político no es la lista de ministros de Pedro
Sánchez ni si el PP logrará salvar la vajilla del abuela del naufragio mientras
Rajoy se mantiene en cubierta amarrado al mástil y reacio a abandonar el barco.
Ni siquiera si Albert Rivera dará un penúltimo bandazo mirando a la Moncloa
ahora que sólo ve españoles en lontananza. El misterio de estos días es la
reacción del último y más insignes de nuestros estadistas ante el cambio de
Gobierno y el desahucio exprés al que una oposición heterogénea, además de
populista, comunista, nacionalista, independentista pero, sobre todo,
exorcista, ha sometido a su todavía partido. ¿Qué dice Aznar de todo esto? Esa
es la pregunta de la semana.
El
expresidente ha mantenido un inquietante silencio que parece que romperá mañana
cuando presente en Madrid un libro sobre fontanería de quien fuera su plomero
mayor en palacio, Javier Zarzalejos, y que ahora continúa como responsable de
mantenimiento en FAES, esa factoría de pensamiento único creada para adorar a
Aznar como único dios verdadero y extender por el mundo su doctrina y sus
parábolas. Será una buena oportunidad también para saber si Zaplana mantiene su
puesto en el patronato de la Fundación ahora que sus nuevas ocupaciones como
preso preventivo le impedirán asistir regularmente a las reuniones.
Conocer
la opinión de Franquito es casi un imperativo en la medida en que con él empezó
todo, desde el momento en el que permitió a Bárcenas dejarse largas las
patillas y a Correa dilapidar insensatamente la gomina, aunque en su defensa
haya que decir que la Justicia jamás podrá agradecerle del todo el favor de
haber proporcionado la lista completa de invitados a la boda de su niña en El
Escorial que tanto ha facilitado su trabajo. Aznar, en efecto y como presidente
nuestro que fue, nos debe una explicación, y esa explicación ha de dárnosla
porque nos la debe. Así de claro.
El
problema con este hombre es conocer con exactitud en qué realidad del multiverso
se encontrará este martes, ya que es muy probable que su línea espacio-temporal
no coincida con la del resto de los mortales. De hecho, lejos de manifestar
algún tipo de arrepentimiento o autocrítica por haberse rodeado de presuntos
y/o convictos, no habría que descartar una filípica de órdago a la grande, una
despedida a la francesa de su militancia por la decepción que le ha causado el
partido o, incluso, que, entusiasmado por la caída de su ‘mariacomplejado’
sucesor, anunciara la buena nueva de su regreso ahora que las resurrecciones y
ascensiones se han puesto de moda.
Con Aznar
no hay qué descartar nada, especialmente en estos momentos de tensión sexual no
resuelta con el musculoso Rivera y Ciudadanos, cuando se especula que su
flirteo podría pasar a mayores y acabar en escenas no aptas para todos los
públicos. El rey de los abdominales está inflamado de amor mientras el PP
tiembla de frío.
Se
confía, en cualquier caso, en que el profeta de la derecha muestre algún camino
a una grey desnortada, o que ya metido en gastos dibuje a carboncillo su
proyecto de país con un recopilatorio de sus más afamados valores y principios
inamovibles. El conseguidor de multinacionales, que de cualquier forma se hace
patria y ésta es la mejor remunerada, tiene recetas que darnos sobre la higiene
democrática, la corrupción y la unidad de España. La pesadilla en la cocina del
PP tiene su Chicote.
No hay comentarios:
Publicar un comentario