SOBRE LA ODISEA
DE MI VIAJE
Rafael ZAMORA
MÉNDEZ
Hoy en día y
tal vez mañana, totalmente de oscura noche, en un simple abrir y cerrar de
ojos,( como es natural, algo no demasiado permitido a los simpáticos chinitos),
uno tiene la fácil oportunidad de poder
permitirse el soberano lujo de acercarse
a un determinado rincón o lugar, inmediato o lejano, manejano al fácil
alcance de la mano una infinidad de extraordinarios medios especiales, aunque
no... al difícil alcance de todos lo bolsillos, para lograr alcanzar el deseado
objetivo turístico propuesto.
Un servidor, merced a la familiar invitación del
querido nieto TOM ZAMORA WATIER, por ir a acompañarle a realizar el religioso
acto de su Primera COMUNIÓN, con inmenso placer, he podido enormemente disfrutar de nuevo, volviendo a
visitar a un vecino gran país,
concretamente a Francia, teniendo para ello que padecer en propias
carnes, las eventuales peripecias ocasionadas por cualquier cambio de costumbre inusual, siendo
la primera de ellas, la triste económica pérdida de un pasaje de ida, por un
inesperado repentino malestar físico, con equipaje ya en la puerta y en el preciso fatídico momento del esperado embarque que de ninguna forma, ni con extendido CERTIFICADO MÉDICO, podrá RESCATARSE, ni mucho meos, llevarse a
cabo.
Unos días más tarde, en el segundo y definitivo intento, haciendo esforzado acto de presencia
en el amplio Terminal de Guaguas de
Santa Cruz de Tenerife, remodelándose en
su Segunda Planta, me coloco en la asignada fila correspondiente al número 111,
el indicado para realizar la aspirada ruta, introduzco la valija en el amplio maletero- cargador y, cuando voy
a pagarle al conductor, me pregunta
-.- ¿A DÓNDE VA?
-.- ¡AL AEROPUERTO DER SUR!
-.- ¡AMIGO, ESTE AUTOBÚS VA PARA ADEJE!
¡Madre mía: Volver a sacar los dichosos pesados
bártulos, indicarle airado al chófer la falta de que no hayan señalado como es
debido los iterinarios correspondientes y el coger un calentón del diablo, para
tener la santa y obligada santa paciencia de
esperar media hora más al auténtico 111, constituyó todo un serio cabreo
de muy padre y señor mío!
Uno, quizá por la avanzada edad, debe de estar
convirtiéndose ya en un apropiado
imbécil que se arroja irreflexivo al peligroso abismo de los más sencillos
asuntos cotidianos y al de las regulares
cuestiones costumbristas.
Hacía ya bastantes años que no moredeaba por el Reina
Sofía, sorprendiéndome bastante el radical cambio efectuado en sus extensas
instalaciones y la enorme cantidad de
elegantes y sostificados Centros
Comerciales, con unos muy altos precios a pagar, ubicados en el mismo.
Pasar el consabido Control, bandeja en mano con las
prendas metálicas depositadas en ella; traspasar el encendido dintel de la
chivata puerta delatora y no escuchar el
temibe zumbido de que algo prohibido se llevaba oculto y, sobre todo, no tener
uno que verse obligado a quitarse los
enfundados zapatos, resutó ser, bastante
confortabe y altamente aliviador.
A la impaciente espera de la que Puerta de Embarque
comenzara a circular, mostrar Tarjeta de Vuelo, DNI y empezar a caminar por el
amplio túnel, hasta la misma puerta de un tremendo avión británico, para ya
sentarme en mi perteneciente numerada butaca, resultó ser algo dulcemente
confortable, recibiendo el bien ganado premio corporal de poder al fin
secarme los fatigosos sudores ocasionados por las consabidos mareos
de los tantos y tantos trafagos incontrolados llevados a cuestas.
Como curioso dato, por supuesto, casi a denunciar, con un aparato que salía de
SANTA CRUZ de TENERIFE totalmente abarrotado de pasajeros, por los altavoces,
todas las normas e instrucciones a
seguir, fueron pronuncidas en muchos idiomas distintos, sin que, para
nada en absoluto, apareciese el nativo
ESPAÑOL.
Cuando los elegantes azafatos se colocan en medio de
los pasillos a explicar el buen manejo de los útiles a emplear en caso de
emergencia, muy pocos son los que les prestan la obligada atención, apuntándome
yo el primero de todos ellos, por no enteder ni papa frita lo que en su
chau-chau, rápidamemte, dialogaban.
El feliz arribo a la
babilónica terminal del "CHARLES DE GAULLE", con la familia
ya esperando, resutó ser la bendita culminación de una vivida odisea, bien
merecedora de tan fructuosa compensación.
En una armoniosa y reconocida CATEDRAL, la de SAN
SENLIS, floreciente localidad, especie de , a
unos kilómetros de París, en donde hace años habita mi hijo AURELIO,
con su esposa SOPHIE e HIJOS, QUE SON MIS NIETOS, se llevo a efecto el
mencionado acto eucarístico, resultando ser muy llamativo, disciplinadamente
ordenado y enternecedor.
¡DE CÓMO son tan distintas las costumbres, leyes y
modas, empleadas en cada nación:ENTRE
los centenares de devotos que, por ser domingo y efectuarse tal acontecimiento
religioso, asistian a la atenta ceremonia sacramental, era yo uno de los pocos
contados, casi el único visible, que
usaba la típica corbata anudada al
cuello!
Durante los días que por allí conviví, supe emplear la
TABLET, complicándoseme un poco el asunto, ya que me exigía " BUSCASE
AMIGOS, PARA PODER CONTACTAR CON LOS QUE YA TENÍA"
Por éso, han sido muchos los que se han extrañado de
que volviese a a solicitar una AMISTAD que, desde hace años ya sosteníamos.
Desde NACIÓN CANARIA, ruego sepan disculparme y
aboguemos para que, ya, desde ahora, continuemos al mismo titmo que siempre
hemos sabido sostener.
Por la ventanilla del avión, ya de regreso, al ver la
propia cúspide de nuestro majestuoso PADRE TEIDE, una incontenible emoción sin
fronteras, embargó mi alma, con la complaciente seguridad de que ya estoy de
nuevo con todos ustedes, algo que no se paga con nada y que a todas horas, de
corazón, agradezco.
YA ARRIBAMOS AL LUGAR,
CON DENONADO PLACER..
¡VOLVEREMOS A EMPEZAR,
SIN TENER QUE DESTROZAR,
LOS RECUERDOS
DEL AYER!
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