SAN FERMÍN
JM
AIZPURUA
¿Sabían ustedes que el 90 % de los pamploneses-as
se van de la ciudad en sanfermines? Revelador.
Un alcohólico escritor, puso de moda un lugar
maravilloso donde las leyes se evaporaban durante una semana. Había toros,
droga, sexo y rock and roll, y desde entonces toda la basura del Planeta se
concentra en ella para dar rienda suelta a sus vicios y perversiones, y Navarra
sigue hoy día sin liberarse de ese cruel destino.
Yo, personalmente, esperaba más del alcalde
Joseba, pero seguramente no es fácil erradicar tradiciones, aunque sean tan
perversas como la de esas “fiestas”.
La manada de bestias y la niña de 18 fueron a sanfermines
sabiendo a donde iban. Unos de caza y la otra de aventura sin saber muy bien
como era eso de la vida de adulto.
El resto, el relato de lo que sucedió en el
portal, no es asunto de los jueces; lo es de toda una sociedad afectada por los
hechos. Los neofranquistas (¿neo?) piden silencio pues siempre les molestó la
voz del Pueblo, al que no consideran digno de expresión y lo minusvaloran por
su ignorancia. Pero es la voz social la que, ante un hecho de tal calibre, reacciona
para expresar sus criterios y no puede apagarse con los doctos criterios de
minoría de 3 por muy judicial que aparezca.
De este asunto deberíamos sacar unas
consecuencias:
a)
Ese bacanal sanferminero debe ser reconducido a fiesta y no al
jolgorio de su señoría.
b)
La sociedad necesita que la manada sea sancionada, y sus actos e
incluso su existencia como organización éticamente delictiva sean ejemplarmente
sancionados y repudiados desde toda instancia.
c)
Entre la manada hay un miembro de la Guardia Civil. Ese elemento
debe tener una sanción especial por su mayor conocimiento legal y su carácter
de defensor de la sociedad, misión que vulnera y utiliza para protección de la
manada.
d)
Las mujeres necesitan una seguridad expresa de que esas
conductas pervertidas, violadoras o no, son repudiadas por la mayoría masculina
e institucional. No son cosa de mujeres; son la base de una sociedad sana.
e)
No es la conducta de la niña de 18 la que se juzga. Es la de los
5 tarados asociados en manada para obtener víctimas y sus conceptos de la mujer
y el sexo son en sí mismos repudiables.
Como en Cataluña, lo judicial entorpece la
resolución del problema, y mantener la pugna es dañar la convivencia social.
Esa niña de 18 años hoy ya representa mucho más que su caso, “hermana yo te
creo” es la representación de millones de mujeres que bajo patriarcados y
perversiones sufren su condición de género con injusticias como la esclavitud,
la ablación, la violación, o el menosprecio legal.
Las kellis, las chachas, las abusadas, son cosas
de “mujeres”, y los machos son otra cosa. Mi amiga dominicana decía a sus
amigas “guarden sus gallinas que mi gallo anda suelto” y sus risas son el eco
de una visión de género errada, con madres que reproducen la supremacía
machista. O la resignación de mi amiga en Congo que me decía sin emoción: “soy
mujer y puedo ser violada”, que me partía el alma.
El Ser Humano sigue empeñado en la supremacía del
fuerte sobre el débil.
¡Que tristeza dan estos asuntos!
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