MIEDO Y ASCO EN LA PRENSA
ANÍBAL MALVAR
Ya lo
dice el periódico de Francisco Marhuenda muy clarito en su editorial: no está
bien eso de presentarle mociones de censura al bueno de Mariano Rajoy, pues de
todos es sabido que sin Mariano no hay estabilidad, se dispara la prima de
riesgo, y se ponen nerviosos los mercados y los banqueros suizos. Para La
Razón, la moción de censura, cuando viene de la izquierda –en este caso
presunta–, no es un mecanismo democrático, sino un funambulismo personalista de
Pedro Sánchez “para utilizar el Parlamento como una mera caja de resonancia”.
Continúa
el periódico de Planeta reconociendo que “los partidos pueden elucubrar en sus
tácticas palaciegas para alcanzar el Gobierno sin pasar por las urnas, pero no
a costa de la estabilidad del país”. O sea, que la égida corrupta que relata la
sentencia Gürtel en 1.600 folios no afecta a nuestra estabilidad, ni a la marca
España, ni a la confianza que puedan tener los empresarios extranjeros a la
hora de invertir en España sin traer el maletín con la mordida. La corrupción
oncológica del Partido Popular es, para Marhuenda, un simpático pintoresquismo
de la eficiente y muy capacitada derecha española, y enfrentarse a estos
corruptos patológicos solo sirve para “crear confusión”.
ABC
tampoco se muestra demasiado alegre con este maleducado desplante al presidente
que mintió sobre la financiación de su partido tanto en sede judicial
–cometiendo delito– como en cuna parlamentaria –tomándole el pelo a los
representantes electos del atribulado pueblo español. “El PSOE responsable que
apoyó al Gobierno para mantener el 155 ha dado paso al PSOE oportunista y
hambriento de poder”, escriben los editorialistas del torcuatiano diario.
El País
demanda ya elecciones anticipadas, coincidiendo una vez más con Ciudadanos. En
busca de un imposible nuevo escenario parlamentario. Las encuestas últimas
reflejan un empate técnico entre las cuatro grandes fuerzas. Y nada hace pensar
que el voto nacionalista se debilite al punto de convertir en intrascendentes
los escaños convergentes, republicanos y jeltzales. Los españoles nos pasamos
40 años de nuestra historia reciente pidiendo ir a votar, y ya dijo Truman
Capote que no hay peor regalo para el ser humano que ver sus plegarias
atendidas. Las urnas ya han hablado sobradamente. Es tiempo de parlamentarismo,
ese deporte tan poco popular entre nuestros electos.
En El
Mundo no se andan con rodeos. Ya el titular de portada califica “la moción
temeraria de Sánchez” que “conduce a España al bloqueo”. En el editorial, os lo
aclaran por si no habíais entendido el mensaje: “La decisión del secretario general
del PSOE ha sido precipitada e irresponsable y solo responde a las
irrefrenables ambiciones de poder”. Por eso le piden que retire la moción para
permitir a Rajoy convocar elecciones generales. Curioso como califica el diario
de Prisa al presidente corrupto y mentiroso, arrogándole “la necesaria visión
de Estado que se requiere de un líder político de talla europea”. Y asegura el
ilustre periódico que “unas elecciones anticipadas pueden devolver la
legitimidad al gobierno y a su presidente”.
Es la vieja
teoría, tan pepera, que sostiene que los delitos políticos se lavan en las
urnas, y sale uno del centrifugado como si cualquier cosa.
De todo
esto deduce uno que los viejos periódicos tienen miedo, y no es de extrañar
cuando viven una situación económica que, traducida a cualquier otra empresa,
hubiera ya abocado a todos, hace años, a la bancarrota. Los gobiernos de PP y
PSOE han sido siempre muy generosos con las prebendas y publicidades que han
permitido a los cadáveres de papel continuar en la UCI, cuando hace ya tiempo
que tienen cuerpo y aroma de depósito, de crepúsculo putrefacto, de adiós.
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