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domingo, 15 de abril de 2018

LAS MAREAS SE CRUZAN...


LAS MAREAS SE CRUZAN...
DUNIA SÁNCHEZ

Las mareas se cruzan entre nuestras miradas ajenas.  Seguimos rumbos semejantes pero con la distancia de las tierras. Las tierras allendes, las tierras distintas pero con el mismo eje donde confluyen los corazones. Ya…ya sé que no me escuchas. Ya…ya sé que no me ves. El hechizo de la tarde me trae tus ojos, me los imagino compasivos, benevolentes, bellos…muy bellos. Ahora para que entiendas, para que sepas ando frente un dibujo donde aves imaginarias se yerguen en la esperanza  verde…muy verde. Y me entra ganas de danzar, violines y pianos me mecen en pensarte, en amarte así sin más. Y este cuerpo que brinca con la sonrisa de la entrega, del deseo. Esperemos tiempos serenos donde nuestras manos se unifiquen en vertical.
Ausente. Te noto ausente. Ya sé que me escribes. Qué tontadas son estas.  Me llegan…me llegan estas cartas fragmentadas en los años. Giran en torno de antorchas hechiceras…será de tanto pensarme…será de tanto desearme. Si te escucho, en el vaivén del letargo edificando una cierta nostalgia a no sé quién.  Las mareas se cruzan entre nuestras miradas ajenas.  Mis pisadas se pierden bajo un sol monótono y me pregunto ¿Quién serás?  Me uno a una pandereta y bailo al son de la reconstrucción de tu olor en mis sentidos. Y río también, a solas, claro está, cuando nadie me ve. Y te digo te amo y la nada me atosiga, con celeridad te pienso. Ojalá que tu también. Esperemos. Esperemos tiempos serenos donde nuestras manos se unifiquen en vertical.
Y las mareas se cruzan entre sus miradas desconocidas. Algo dice de un sueño, de un sueño que hacen que se reconozcan cuando el horizonte levanta el sol de la mañana. Se dan de la mano calladas, caminan a lo largo de la playa donde aún solo hay gaviotas, pardelas y alguna que otra paloma en  la llamada de la jornada.  Y las mareas se cruzan entre sus miradas afables de lo que tendrán que recorrer.  Aún la frialdad del ambiente las ampara, las besa sutilmente. Y las mareas se cruzan entre sus miradas cómplices. Una sonrisa. Una vida.
 


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