LA REVOLUCIÓN CONTRA
LAS ELÉCTRICAS
DAVID BOLLERO
Iberdrola,
Endesa y Gas Natural no podrán optar al mayor concurso eléctrico de España
dentro del ámbito municipal, el de Madrid, licitado en 82 millones de euros.
¿El motivo? Que no son capaces de aportar el suministro eléctrico a partir de
fuentes renovables, a pesar de que ello es posible. Dicho de otro modo, al fin,
su mirada cortoplacista que está acabando con el Planeta les ha pasado factura
a su cuenta de resultados. Es un día para brindar con el deseo de que la medida
adoptada por el Ayuntamiento de Madrid sea contagiosa.
Madrid
no es el primer Consistorio que se planta ante las eléctricas, pero sí el que
más pupa ha hecho. Recuerdo que hace tres años escribí el artículo Las
represalias de las eléctricas con los ahorradores, en el que describía la
‘guerra sucia’ de estas compañías con Ayuntamientos como el de Rubí (unos
75.000 habitantes) por haber apostado por las renovables.
En
el caso de Madrid, las eléctricas han acudido hasta los tribunales porque son
tan cortos de miras que no ven normal la imperiosa necesidad de apostar por la
energía limpia. Cuentan más los accionistas y sus dividendos que reducir el
ritmo de destrucción del Planeta. La Justicia no se ha puesto de su lado en
esta ocasión, porque no olvidemos que, incluso cuando se sanciona por alguna
infracción, las cantidades son tan ridículas respecto a lo que han ganado con
tal infracción que siempre compensa.
Es
importante que los pliegos del concurso eléctrico de Madrid corran como la
pólvora, como ya sucedió con los de Rubí, para facilitar el trabajo a los
Ayuntamientos más modestos, para que con un simple corta y pega, se aseste el
golpe a las eléctricas: o apuestan de veras por la energía limpia o que se
olviden de seguir haciendo negocio exprimiendo al medio ambiente como ya
exprimen a las personas en el consumo residencial… Todo ello sin que la pobreza
energética salte todavía las mismas alarmas que conecta la sequía, a pesar de
tratarse de suministros básicos en la vida moderna.
El
hecho de que las eléctricas se hayan revuelto contra el Ayuntamiento de Madrid
debería hacernos despreciarlas porque, al hacerlo, también se han revuelto
contra nuestra propia salud. Es preciso dar un paso para atrás y no caer en los
errores más frecuentes, esos que cuando se peatonaliza una arteria en la ciudad
nos lleva a alzar la voz en lugar de aplaudir, pues se trata de medidas que nos
favorecen. No caigan en la misma visión
cortoplacista de las eléctricas porque, tarde o temprano, les pasará factura de
algún modo, como les ha pasado a ellas.
Para
mí, ‘lobby’ es el eufemismo de ‘mafia’; forma parte de ese neolenguaje que usan
l@s neoliberales para camuflar las
tropelías que comenten, los atropellos a que nos someten con una pátina de
legalidad mientras el dinero corre bajo la mesa en las más diversas formas. Por
este motivo, el varapalo recibido por las eléctricas en la capital es un acto
de repulsa a todo lo que representa ese lobby. Ojalá la revolución contra las
eléctricas se extienda por todo el país, empresa complicada por la cantidad de
puertas giratorias y demás intereses cruzados que hay, pero no imposible.
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