EN FRAUDE DE LEY
JAVIER PÉREZ ROYO
La euroorden
es simultáneamente un instrumento de cooperación intra e interjudicial.
Es intrajudicial porque en ella intervienen únicamente jueces. En el punto de
partida está el juez emisor de la
euroorden. En el punto de llegada está el juez receptor que tiene que
decidir si la acepta en los mismos términos en que ha sido emitida o no. Es
también interjudicial porque el juez que está en el punto de partida es de un
país distinto al del juez que está en el punto de llegada.
La
finalidad de la euroorden es clara: se trata de dejar a los gobiernos de los distintos países fuera de la
operación. Únicamente un juez debe tomar la decisión acerca de la solicitud de
otro juez para que un determinado ciudadano le sea entregado, a fin de proceder
penalmente contra él.
La euroorden
descansa en la confianza. Descansa en la presunción de que todos los
jueces de los países en los que opera dicho instrumento de colaboración actúan
como se espera que lo haga un juez en un Estado democrático de Derecho. Se
entiende que nadie va a intentar dar gato por liebre, es decir, dar una
calificación jurídica a unos hechos
distinta de la que les corresponde. Se presume, por tanto, que ningún juez va a
pedir autorización para perseguir penalmente a un ciudadano por una conducta
que no es constitutiva del delito por el que se le pretende procesar de acuerdo
con el relato de los hechos construido por el propio juez emisor. Dicho en pocas palabras, se presume que
ningún juez va a emitir una
euroorden en fraude de ley.
Y
sin embargo, esto es, justamente, lo que ha hecho el juez Pablo Llanera al
dictar la euroorden contra Carles Puigdemont y otros cuatro dirigentes
nacionalistas catalanes. El juez califica como delito de rebelión conductas en
las que no está presente el elemento central del tipo penal de dicho delito que
es la violencia.
Para
que exista un delito de rebelión es necesario que se produzca un
"alzamiento violento", expresión que, en la interpretación
prácticamente unánime de la doctrina, no es el resultado de yuxtaponer un
adjetivo al sustantivo, sino que "alzamiento violento" es un conjunto inescindible. El delito de
rebelión es un alzamientoviolento, en
el que la violencia tiene que estar desde antes de que empiece el alzamiento,
desde el momento preparatorio del mismo y
del que no desaparece durante todo su desarrollo. No se trata de que
haya episodios violentos, sino de que no haya prácticamente nada más que
violencia.
Y
este alzamientoviolento simplemente no
ha existido. Ha habido episodios violentos de muy diferente entidad, que pueden
ser o no constitutivos de delito, pero que, en ningún caso, pueden serlo del
delito de rebelión. Y esto resulta meridianamente claro a partir de la lectura de los autos sucesivos que ha
dictado el juez instructor.
Afortunadamente
van a ser órganos jurisdiccionales de cuatro países democráticos los que va a
tener que pronunciarse. Cada uno de ellos es independiente. No es un órgano
colegiado el que va a intervenir, sino cuatro órganos independientes. Pero a
nadie se le oculta y menos que a nadie, a los jueces de esos cuatro países que
van a tener que tomar la decisión, que la misma va más allá del caso concreto
que se somete a su consideración. Lo que van a decidir es el canon europeo del
delito de rebelión, es decir, qué debe entenderse por rebelión en la democracia
europea del siglo XXI.
Aunque
cada órgano judicial va a tomar la decisión de manera independiente, todos son
conscientes de que se trata de un asunto del que está pendiente la opinión
pública europea, y no solamente la europea, que espera de ellos que definan el
común denominador europeo del delito de rebelión.
Y
ese común denominador no puede ser el
que figura en los autos y en la
euroorden del Juez Pablo Llanera.
El fraude de ley va a quedar retratado en las decisiones de los cuatro órganos
jurisdiccionales europeos de manera inequívoca e inapelable.
El
abuso de confianza se acaba pagando siempre. La
euroorden se va a volver como un
boomerang contra la justicia española, que va a sufrir un descrédito evidente.
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