J.M.
AIZPURUA
Ya son muchos años de observar las reptantes
maniobras de dirigentes canarios, a las que nunca podré acostumbrarme, pero la
que mantiene un ilustre chicharrero (postizo como yo) para no enfrentar sus
responsabilidades, no debe pasarse por alto y sus votantes, deben recordarla en
el futuro.
Su basura de argumento para no cumplir la Ley
clama a los cielos canarios:
¿Puede haber valores artísticos que justifiquen
el delito?
Según usted, un “gran escultor” es coartada
suficiente para exhibir una obra en la calle de todos, en homenaje a los
ingenieros de la cámara de gas nazi, o los carceleros de Mandela, a un famoso
pederasta, al estrangulador de Londres, o al esclavista marqués de Comillas.
Y lo peor es que esa obra que defiende es una
inmensa horterada, de autor mediocre y fascistizado, obra que repugna a los
demócratas europeístas y ampara a los fascistas vergonzantes.
Por solidaridad corporativa con su antecesor,
José Carlos Schwartz Hernández, alcalde democrático en 1936 paseado y “desaparecido”
de Paso Alto por los fascistas que alzaron el monumento que usted mantiene, y
por ser coherente con la Historia, debiera derribar el monumento al Golpe de
Estado y poner en su lugar una placa de recuerdo al alcalde ejecutado; eso
sería justicia histórica, y continuar nuestra isla con la trayectoria
democrática iniciada en la República y que el dictador fascista interrumpió
durante 40 años. Los jóvenes canarios deben saberlo.
Sus chapuzas, chanchullos, cambalaches, eso que
ustedes llaman “política” (nada más lejos) le impiden dar la cara y afrontar el
nuevo tiempo de la Historia, y en su ciudad mantiene a los niños en colegios de
nombres fascistas y entrando a sus clases bajo el escudo fascista de yugo y
flechas. ¡Que esperpento! ¿Qué ciudadanos de futuro está usted potenciando?
Señor alcalde: aprenda historia. Su ciudad fue
golpista y hubo muchas víctimas democráticas y leales al Gobierno. Hoy ya es un
nuevo día, democrático y europeísta, y el nacional catolicismo fascista es objeto
de museo, no de culto callejero. Sea honrado y acabe con las miserias de esta
ciudad y de una oportunidad de superación y conocimiento a sus jóvenes estudiantes.
Sus abuelos fascistas pudieron equivocarse, pero ellos no deben ser presas del
pasado.
La guerra no la ganó nadie: la perdimos todos.
(Dedicado con todo mi desprecio democrático a José
Manuel Bermúdez Esparza).
No hay comentarios:
Publicar un comentario