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martes, 23 de enero de 2018

UN CARNAVAL AMARGO

UN CARNAVAL AMARGO
ANGHEL MORALES
Tenerife presume mucho de su Carnaval, de sus grupos, de su organización, pero realmente no es nada idílico, algo que nació como Fiestas de pueblo y clandestinas, se ha comercializado y de ahí viene una profunda caída en picado y por eso la gente ya dice sin temor, que los Carnavales no son los que eran. Son muchos los grupos que abandonan las fiestas, en la mayoría de los casos por falta de medios, los locales en que ensayan muchos grupos realmente están en pésimo estado, cuchitriles que se vienen abajo, sobre todo si se tiene en cuenta que muchos de estos grupos son de niños y que hacen grandes esfuerzos para ir a los ensayos, por eso la mayoría de los grupos que abandonan son los infantiles, también parece que a ellos los abandona el publico, se acaba de celebrar el concurso de murgas infantiles y había desolación en las gradas, poco apoyo para la cantera, parece que no van ni sus familiares, jurados mediocres que con sus decisiones crean polémicas y hasta violencia entre los grupos, triste y penoso espectáculo para unas fiestas del pueblo, pero la violencia no ocurre en estos actos y en los días de las fiestas, sino que arranca desde el sorteo de los kioskos y bares, pujas agresivas, donde hay verdaderas mafias que lo controlan todo. Desde luego es penoso.
Los jurados no se con que parámetros se eligen, pero siempre montan el escandalo, en cualquiera de los concursos o elecciones de reinas, no dudo de sus conocimientos, pero algunos viendo a lo que se dedican no nos cuadra para nada formando parte de ciertos jurados, el publico no es tonto, los resultados no coinciden con la mayoría del publico y pasa lo que pasa. Recuerdo, por citar algo, aquel jurado de mediocres que se permitió sacar un comunicado contra la calidad de las murgas, ganas de montar el numerito, salir de su anonimato para que las murgas les hagan canciones al año siguiente y todo con el consentimiento de la organización.
La cantidad de candidatas a reinas disminuye cada año, uno no sabe si es por falta de firmas patrocinadoras, de diseñadores o que esto es puro comercio y que los mejores trajes solo los pueden hacer los que patrocinan las firmas que tienen mas dinero. Igual que en el fútbol. Manda don dinero.
El museo del Carnaval es patético, parece un ventorrillo no han sabido montar un museo a la altura que el Carnaval se merece, porque siempre está el amiguismo por el medio. Hay un señor que tiene acumulado todo el material del Carnaval de las últimas décadas, galas de elección de la Reina, cosos, concursos.... Lo han ido a visitar representantes de todos los partidos políticos, le han prometido el oro y el moro, pero lo engañan una y otra vez, el hombre no quiere dinero, solo quiere que todo ese material se edite y quede para la historia, eso si da para un museo del Carnaval, pero nadie le hace caso, seguimos en manos de mediocres. Ruben Armiche el gran dibujante bimbache ha hecho un magnifico comic del carnaval chicharrero, pero claro hay que editarlo, se le ha presentado el proyecto en varias ocasiones a la comisión de Fiestas, pero lo han toreado tan a el como a mi que en muchas ocasiones he hecho de intermediario. Llevo 50 años como editor y nunca me he encontrado totufos tan grandes, pero esto es lo que hay, son totalmente cuadriculados, no se les puede pedir mas, no son innovadores se limitan a repetir una formula caduca año tras año, pero esto se agota, el alcohol y las drogas siguen siendo los amos del Carnaval por mas campañas en su contra que se hagan. El Carnaval de día llega hasta donde llega y no da mas. Musica pachanguera, bailoteo, pero carente de originalidad. Termina por aburrir.

Dentro de toda esta mediocridad me quedo con una magnifica novela, de uno de los grandes de la literatura canaria, Juan Ignacio Royo Iranzo, al que le tocó ser gerente de Fiestas durante dos largos meses, donde fraguó el peor de los Carnavales, pero sin lugar a dudas el mas mediatica de todos, que fue aquel en que a la organización se le ocurrió encargarle la Gala a un tal Rafael Amargado, que lleno el escenario de personajes mediocres y que calentó mucho a la gente que de verdad ama el Carnaval, coincidía con la aparición del caso de Las Teresitas, con un alcalde al que siempre le tocaba la lotería, un concejal de Fiestas protegido por la santería cubana o los dioses de la santería, unos vecinos sublevados contra el ruido encabezados por un abogado mediático, que desde luego le dio mas juego al Carnaval que todas las murgas juntas. Esta novela ambienta en este histórico Carnaval es algo de lo mejorcito que se ha hecho en los últimos años, narrando unos hechos reales, con bastante ironía y sentido del humor, lo que la convierten en una de las mejores novelas que se han escrito en estas islas en los últimos años, lastima que la gente del Carnaval no sea muy aficionada a la lectura, porque se han perdido una buena historia, esa que el pueblo chicharrero no podrá olvidar jamás, por suerte el mundo de la literatura si la ha tenido en cuenta y por eso se ha convertido en una de las mas interesantes de cuantas se han  escrito por aquí y que cuando llegan los nuevos Carnavales esta novela se vuelve a poner de moda, su título por si les pica la curiosidad UN CARNAVAL AMARGO.

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