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martes, 23 de enero de 2018

SIGUE LA FARSA

SIGUE LA FARSA
J.M. AIZPURUA
¿Alguien podría decirme el daño que harían los catalanes presos o exilados, andando tranquilamente por las calles?
Los daños se produjeron cuando Mariano histérico lanzó los piolines y puso al Estado patas arriba. Pero si en vez de hacer el ridículo hubiera respondido mandando una Delegación a Barcelona, para parlamentar, que es el oficio de unos y otros, las cosas no se hubieran salido de madre. Pero el líder de la corrupción necesita otros focos de atención mediática y simular que él se ocupa de proteger la patria, mientras los demás se ocupan de cosas menores, como las pensiones, los salarios, la educación y la sanidad, o como los pesados que siempre hablan de la corrupción del pasado.
O yo no entendí la Democracia, o las calles y parlamentos están para que el catalán y Mariano, prediquen cada cual lo suyo y luego los ciudadanos voten. Y es que leí en el periódico que el catalán agrupó 70 votos y el Mariano sacó 4 para poder ir en un coche y ahorrar. Ya sé que, si lee esto, Mariano me va a gritar airado:
“¡155, Venezuela!”
Pero sigo sin entenderlo.
Después de todo lo que hicieron, ¿Cataluña es república o sigue en plaza el Borbón? Pues parece que no hicieron nada y que nada pueden hacer mientras los Piolines y los jueces estén de parte de Mariano. Entonces para que tensar la cuerda y reprimirlos como al Lute en sus malos tiempos.
Son “políticos” y su obligación es buscar caminos para sus electores catalanes, y Mariano para los suyos, y en las controversias; a parlamentar que es lo apropiado. Con las urnas camufladas, las votaciones referendo, la fuga, el envaine de la busca y captura internacional, el catalán le ha dado sopas con honda al Mariano, y da la impresión de que el montaje judicial es una venganza y no justicia. Me atrevo a aventurar que en la corte europea todo quedará, como en otras ocasiones en sobreseimiento ridículo.
El catalán ha puesto el dedo en la llaga; no se crean que hay dos millones de catalanes tontos y un Mariano listo. Realmente hay un problema que necesita de la intervención de Mariano y el catalán, para abordar soluciones temporales que vayan dando pasos reales para enfocar un Estado con bases sólidas y naciones conciliadas.
Esa política de altura es la que necesita una ciudadanía del siglo XXI.
 El palo y tente tieso es del medioevo, de inquisidores y fascistas, de duros con el débil y sumisos al señorito, algo que ya conocemos y que nunca dio resultado ¿Acaso Venezuela es España, o lo es Cuba? Pues palos allí ya se dieron. Y de las españolísimas provincias de Ifni y Sahara no puedo ni escribir, pues igual me manda el rey moro a prender.
No se lo tomen en serio; esta tragicomedia catalana, empezó por “la pela” y terminará con la pela. En el camino: mediocridad y corrupción, con venganzas personales.
¡Que mal gobierno nos toca!

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