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miércoles, 31 de enero de 2018

ESTRAGO.por José Rivero Vivas

ESTRAGO
José Rivero Vivas
Enero de 2018 
Los malos anunciaron a los buenos:
         —Vamos a destruir el mundo.
         Y empezaron a demoler del cielo abajo. 
         Los buenos se pusieron a gemir, y permanecieron de brazos cruzados, observando la detestable labor de los malos.
*
         No habían pasado los siglos cuando el guía de los malos se dirigió a los buenos, preguntando por su jefe. Todos se volvieron a un anciano, de cabellera blanca y aspecto venerable, que estaba sentado encima de una piedra, orillas del río verdiazul, en el meandro más pronunciado de su curso.
         —¿No te enoja mi decisión ni te confunde mi ánimo?
         El líder de los buenos miró a su interlocutor y sonrió indulgente; pero, no hizo ninguna objeción y continuó encerrado en su mutismo.                                               
—¡Seguid! —ordenó el bárbaro a los suyos.
         Los malos descendieron de lo alto, trepados en las nubes negras y voluminosas, que teñían de oscuro el firmamento. Surcaron raudos el espacio y se posaron en las cumbres señeras de las montañas circundantes.
         —¡Abatid los árboles!
         Los malos tomaron sus hachas y talaron bosques, destrozaron selvas y encima aplastaron montes.
         El planeta fue trocado en páramo horrendo por la inicua acción de aquellos seres desalmados que, ante la sumisa presencia de los buenos, principiaron a desorganizar parte del universo, hasta asolar toda superficie luego, prendiendo fuego a los variados vergeles, arrasando siembras, secando ríos, lagos y fuentes.
         Los malos rieron al final de la jornada. Los buenos, anegados en llanto, derramaron su plegaria en lágrimas desbordantes, sollozos lastimeros y luctuosos cantos.
*
         Ya el globo es estepa, desierto, yermo, escoria y lodo. La luz se apaga lentamente y la vida cesa. Se esfumaron las sonrisas, y en cada boca aflora un rictus amargo, revelador de honda tristeza. Las criaturas menores han desaparecido una a una, quince a quince, y por millares. Las mayores se aniquilan mutuamente, y paulatinas se extinguen las diferentes especies.
         ¿Qué ha ocurrido?, se preguntan perplejos los habitantes de la Tierra. ¿Por qué la vasta desolación aterradora?, inquiere alguno, de tino perturbado.
         Los buenos miran reprensores a los malos y los acusan de la desgracia que en el orbe impera.
         Los malos, despectivos, imputan a los buenos la culpa odiosa.
         Los buenos alegan que solamente son los malos ejecutores del terrible mal, perpetrado tras la barbarie cruel, en práctica vil de su hazaña infame.
         Los malos, en defensa propia, se atribuyen sólida fidelidad al sino, al tiempo que argumentan:
         —Si no os hubieseis mantenido en actitud pasiva, mientras os quejabais, viéndonos actuar, el daño fuera mínimo, y hoy no tuviera lugar la tribulación inmensa.
         El venerable anciano, de cabellera blanca, no sonríe afable, como entonces; no obstante, se alza sereno, y, clemente, sentencia:
         —Estabais destinados para la destrucción, lo mismo que nosotros, aun sufrientes, fuimos elegidos para la contemplación. No os aflijáis, en modo alguno, por la magnitud de la tragedia.
*
         Ahora, al cabo de milenios transcurridos, buenos y malos unidos recomponen, a duras penas, un mundo desventurado y sin salvación, que, en breve futuro, será, por ambas partes, nuevamente convertido en frágil objeto, cuya existencia tiende inexorable a ser légamo y ceniza.
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ESTRAGO
José Rivero Vivas
Islas Canarias
Enero de 2018
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(Del libro ASOMBRO
Inédito
Obra: C.06 (a.07)
Hacia 1976-7)
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