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jueves, 28 de diciembre de 2017

POEMA DE DICIEMBRE

POEMA DE DICIEMBRE
@ ROBERTO CABRERA
Dentro de los equívocos hay algo
quizá de humanidad
tal vez de engaño
Otra oportunidad
la suerte que se va y un día vuelve
vigilando de espaldas
el sonido de toldos
auscultando una casa
esperaba la tormenta llegar
ojo de buey adentro
Un día mecido de melenas
y otro de camino a las costas
La dentadura de una cigarra
sobre sus largas patas
asaltar a la fuente
Paz y estación de la memoria
césped y focos
la vida rodeada de tránsito infernal
Y ese sonido infame
decibelio y ruido del último camión
La urbe tragaluz
que viaja a los pasillos
galopando
Afuera están los grillos
volviendo de su clímax
la mente borracha de emociones
quisiera bailar con la curva del encéfalo
Bajo una polvareda
envuelta en corazones
que llegó de California
a los cuernos anfitriones
Dormida bajo un sombrero mejicano
acústico machete de algarroba
Punzante ritmo
en las maracas
Sobrenadar imágenes
de poemas
y restos de ciudad
de parques y avenidas
El guerrero de Moore
Otros relatos de caminos de piedra
o máquinas de juego y billares
Paper Club tú ignoras
Cómo bajar los escalones
y sus estalactitas de ginebra
Bien sabes de crestas sonoras
que aún siguen aullando
Peter Piper pick a pack
El riel de los furgones
que aguardan en las puertas
Las noches del portero
con sus sagas a cuestas
Las luces que guían
las moquetas
y el balanceo  son de las baquetas
trinchando los pollos
La que empieza la charla
desde que suena el tango
y no apaga su voz
hasta que cierran
Se cuentan secretos
en voz alta
envueltos en la música
y la escarcha de un humo
escarlata
Dime quién eres
y de diré
vestido blanco
que en Cuba bajo un manto
llevaba un escabeche de plumas
Oh borlas rojas
de un abeto pardo y calima
arrastrada en la perdida rima
del pie
Bárbara virgen
imprudentes nostalgias
niños santos
asomando con maderos de fuego
el rostro embelesado
en ojos de perlas
va hacia allí animado el fulgor
hacia atrás el candelabro
la anilla del mantel de navidad
el fuego de unos ángeles
judíos
esa luz que empapa
el miedo de siempre
los rugidos que despiertan
al atleta
y sus dedos pintados
por los cantos de pájaros
al amanecer
De fondo unos ladridos
y el gallo que no sé
si volverá a escarbar el pantano
del corral
En qué rama se posará el canario
a qué lugar viaja ese transporte
Cómo se afina un instrumento
antes de arrancar la diligencia
Quién lo estará pulsando
o si duerme en su estuche
La luna y la constelación
adónde  fueron
cuando la noche oscura
escondía la llave del presagio
de todos los durmientes
inmigrantes
que buscaban un techo
escondiendo el dinero bajo su almohada de trucos
Sobre el granito azul de su pasado
Travesías que olvidan
el glamur de sus casas
Modestos hogares trasplantados
al compás de canciones
y un grifo de aguas cálidas
rompiendo las mañanas
sin papeles
A merced de las más alocadas
artimañas
trileros de muebles apañados
y caridad de una manilla de plátanos
El juez con su toga vigila
el pabilo encendido
de esperanza
Las babuchas de un cilio vacilan
el hambre y el silencio
desconocido
Esa bocina de la prisa despierta
a una mujer que se arregla
en el espejo
de la desesperación
del mirlo que se baña en la pileta
Aquellos que prefieren decir
te lo tenías merecido
echándote de menos

Recuerdo cómo aullaban los chacales
en las altas lomas de Cabilia
Sueños de los pijamas de un verano
La playa nos espera cruzando el cementerio
Las sardinas, las moscas el kiosco de Yacine y un sol Mediterráneo
Canciones que no olvido
aullidos de onomásticas
puñales sin respuesta
la voz llegó de arriba
¡el ladrón descubierto!
quién dormirá a la madre
con somníferos de olvido
Bramaba por su hermana
como última seña
Dónde está la familia
hundida en cualquier bosque
de disparos de arena
en los volcanes
que muelen la pinocha
en las alturas
de cumbres que hacen nueva
las balas de sombra
y crecen con la edad
rompiendo una máxima
que fue susurrada
Duende de los zapatos
en mares de pulcritud
metido como nadie
entre las faldas
Me hablaba así la cortadura
de un pasaje del Quijote
en una habitación de hidalgo
perversa charla de quejidos
princesas en su atalaya de uniformes
que a tijera corta el sastre
escocés
Otros están aquí
con su música a cuestas
en la marmita azul
o en la hamaca del patio
durmiendo la ventisca y el siroco
que entra y sale de los brazos
del árbol perdido
y es música de otoño
como voces de antiguos poetas
Hoy es el día de la reconciliación
hay una estación en perspectiva
La Rosa de los vientos
la liebre asoma
su hocico entre la hierba
Asusta con su trémolo
fue día y noche de armonías
Y el contable amainó las tormentas
en aquella morada menguante
salió de su despacho
y bendijo la mesa
con denarios y cheques
Al fondo la armadura
la banqueta de hidalgo
¡Testamento el del mulo!
que abrió la puerta
para salir en tromba hacia el recreo
Rebasar el año, dijo
urdir estratagemas y cuentos
Bondades infinitas al santo
de una madre
Alargar la mano a la limosna
Llevarse bien con todos
Celebro que estén bien, fue a decir
Lo acallaron
porque nada se gana sin lucha
Dónde está mi familia, dijo
quizá la frente ancha me corrija
o el furioso doncel se encarne
en improperios
El alzapuísta llame por teléfono
La casa en llamas
se persone en la causa
Se anegue de recibos
de impagos
La señora del ático
quizá afine el oído
o el rumano haga su trabajo
subido al coche de la mafia
O el constructor efímero instale
el mobiliario
Es la vida doméstica
que ladra o rumia bajo el toldo
El edificio se arruga de terremotos
se abren brechas
y así las cosas
lo primero era el hambre
con su colmena de llantos de bebé
nacido en esquinas de parados
y jauría de ladrones de cobre
Le parecía todo proclive al daño
y al sarcasmo
La ropa tendida en los balcones
Somos la cal que nos envuelve

R.C. diciembre 2017
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